viernes, 18 de abril de 2014

Si antes lo decíamos

Hace un par de semanas hacíamos referencia en la entrada "Mariposas (y un mariposón)" a las consecuencias de lo mal que transmite nuestro sistema educativo los principios que rigen el azar. Aprovechábamos la ocasión para criticar el editorial del diario El País que, como evidenciaba su título “Demasiada casualidad”, no dejaba lugar a tal azar en las muertes ocurridas en las actuaciones de los mozos de escuadra que se saldaron con fatales consecuencias. Añadamos que al día de hoy no parece que la justicia haya encontrado indicios de que se actuara de forma ilícita.

Si aplicáramos el mismo razonamiento, hoy habría que estar especulando sobre la mano negra que necesariamente tendría que estar detrás  de la “inexplicable” concentración de naufragios que ha sufrido recientemente el sector pesquero español. El último episodio se reflejaba ayer en nuestra prensa local como sigue.


Recodemos que el hundimiento del "Santa Ana" ocurrido hace poco mas de un mes (10/3) al que también hace referencia la crónica anterior se saldó con ocho muertes, mientras que el primer día de este trágico abril la colisión del en la Ría de Vigo del “Mar de Marín” (localistamente olvidado en la anterior noticia) con un mercante produjo otras cinco víctimas mortales. 

Suponemos que a vds. les parecería tan disparatado como a nosotros un editorial titulado “¿Sabotaje pesquero?”. Pero no es nuestro objetivo recrearnos con la inconsistencia de algunos de los formadores de opinión mas influyentes de este país (esto es un intento de juego de palabras que mientras sigamos sin pronunciar las mayúsculas debería funciona mejor de forma oral) sino reflexionar sobre lo ajenos que siguen siendo los fenómenos estocásticos al común de los ciudadanos e, incluso, a personas cuya formación excede sobradamente la de ese común. Cierto que no es fácil encontrar artículos sobre estas cuestiones en términos asequibles si quiera para “la generación mejor preparada de la historia”

Vamos a intentar paliar la citada dificultad  insertando un enlace con el artículo “Tragedias y coincidencias” del muy recomendable blog “El sueño de Jardiel” de Manuel Conthe. Aunque las tragedias a las que hace referencia el título son mucho mas deterministas, esas son deliberadamente buscadas por malvadas mentes, en el texto encontrarán una interesante referencia a la “expectativa de dispersión” que guía nuestro pensamiento. Un asunto que se manifiesta en fenómenos tan cotidianos como los curiosos comportamientos que predice la “Teoría de colas”, por mas que los ”clientes” a los que esta rama del saber dedica sus afanes las menos de las veces son humanos.

Pero, a fin de cuentas, los dispares ritmos de avance de las líneas de espera que nos toca formar, en taquillas pongamos por caso, se justifican por la irregularidad con la que se distribuyen las incidencias que provocan las demoras ( medios de pago rechazados, clientes que necesitan información adicional, …). 

Así que si gestionan algún negocio con puestos de atención múltiple, no lo duden, utilicen una organización de cola única siempre que no tengan restricciones de espacio que lo impidan. No hagan peña con los gestores de nuestro banco que demuestran a diario que tampoco entienden este efecto del azar. Y es que, además, aquí se suma la famosa percepción de que "la cola de al lado avanza mas rápido", un fenómeno meramente psicológico relacionado con la selectividad de nuestro juicio que asume con naturalidad lo que nos es favorable mientras que centra su atención en aquello que no lo es. Una secuela de nuestros atávicos mecanismos defensivos. 

Y miedo nos dan las consecuencias que puedan extraerse de la que tiene pinta de ser una mala campaña de tráfico de Semana Santa. Esperemos que la sra. Seguí tenga conocimientos de la leyes del azar. En otro caso nos vemos conduciendo el coche con casco.

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