Hace un par de semanas hacíamos referencia en la entrada "Mariposas (y un mariposón)" a las consecuencias de lo mal que
transmite nuestro sistema educativo los principios que rigen el azar.
Aprovechábamos la ocasión para criticar el editorial del diario El País que, como evidenciaba su título “Demasiada casualidad”, no dejaba lugar a tal azar
en las muertes ocurridas en las actuaciones de los mozos de escuadra que se
saldaron con fatales consecuencias. Añadamos que al día de hoy no parece que la
justicia haya encontrado indicios de que se actuara de forma ilícita.
Si aplicáramos el mismo razonamiento, hoy habría que estar especulando sobre la mano negra que necesariamente
tendría que estar detrás de la “inexplicable”
concentración de naufragios que ha sufrido recientemente el sector pesquero español.
El último episodio se reflejaba ayer en nuestra prensa local como sigue.
Recodemos que el hundimiento del "Santa Ana" ocurrido hace
poco mas de un mes (10/3) al que también hace referencia la crónica anterior se saldó con ocho muertes, mientras que el primer
día de este trágico abril la colisión del en la Ría de Vigo del “Mar de Marín” (localistamente olvidado en la anterior noticia) con un mercante
produjo otras cinco víctimas mortales.
Suponemos que a vds. les parecería tan disparatado como a nosotros un
editorial titulado “¿Sabotaje pesquero?”. Pero no es nuestro objetivo
recrearnos con la inconsistencia de algunos de los formadores de opinión mas influyentes
de este país (esto es un intento de juego de palabras que mientras sigamos sin pronunciar las mayúsculas debería funciona mejor de forma oral) sino reflexionar sobre lo
ajenos que siguen siendo los fenómenos estocásticos al común de los ciudadanos
e, incluso, a personas cuya formación excede sobradamente la de ese común. Cierto
que no es fácil encontrar artículos sobre estas cuestiones en términos asequibles si quiera para “la generación mejor preparada de la historia”.
Vamos a intentar
paliar la citada dificultad insertando un
enlace con el artículo “Tragedias y coincidencias” del muy recomendable blog “El sueño de Jardiel” de Manuel Conthe. Aunque las
tragedias a las que hace referencia el título son mucho mas deterministas, esas
son deliberadamente buscadas por malvadas mentes, en el texto encontrarán una interesante
referencia a la “expectativa de dispersión” que guía nuestro pensamiento. Un asunto
que se manifiesta en fenómenos tan cotidianos como los curiosos comportamientos que
predice la “Teoría de colas”, por mas que los ”clientes” a los que esta rama del saber dedica sus
afanes las menos de las veces son humanos.
Pero, a fin de cuentas, los dispares ritmos de avance de las
líneas de espera que nos toca formar, en taquillas pongamos por caso, se justifican
por la irregularidad con la que se distribuyen las incidencias que provocan las
demoras ( medios de pago rechazados, clientes que necesitan información
adicional, …).
Así que si gestionan algún negocio con puestos de atención
múltiple, no lo duden, utilicen una organización de cola única siempre que no tengan
restricciones de espacio que lo impidan. No hagan peña con los gestores
de nuestro banco que demuestran a diario que tampoco entienden este efecto del azar. Y es que, además, aquí
se suma la famosa percepción de que "la cola de al lado avanza mas rápido", un
fenómeno meramente psicológico relacionado con la selectividad de nuestro juicio
que asume con naturalidad lo que nos es favorable mientras que centra su atención
en aquello que no lo es. Una secuela de nuestros atávicos mecanismos defensivos.
Y miedo nos dan las consecuencias que puedan extraerse de la que
tiene pinta de ser una mala campaña de tráfico de Semana Santa. Esperemos que
la sra. Seguí tenga conocimientos de la leyes del azar. En otro caso nos vemos conduciendo el coche con casco.
No hay comentarios:
Publicar un comentario