jueves, 27 de agosto de 2015

Discos que van dejando de serlo y otras formas que dan nombre


Hoy nos ha dado por repasar los objetos a los que damos nombre a partir de su forma. Una categoría de palabras en la que la obsolescencia es menos frecuente que en las que repasábamos en el pasado apunte “Materiales que dan nombre”.

Pero un destacado caso en el que está comenzando a producirse ese fenómeno son los dispositivos de almacenamiento de datos que llamamos discos duros. Y ello porque la evolución tecnológica ha conducido a que las modernas memorias denominadas SSD (Solid State Drive) carezcan de partes móviles y, en concreto, de los característicos platos apilados que utilizan para almacenar la información las versiones tradicionales de esos dispositivos conocidas como HDD (Hard Disk Drive). Eso mientras los discos analógicos de música han buscado en su material constituyente la forma de diferenciarse lingüísticamente de los digitales  para convetirse en vinilos.

El caso es que si los plomos ya no tienen plomo, los discos duros más modernos tampoco tienen discos. Pero plomos y discos los seguiremos llamando. A fin de cuentas también llamamos cuadro a cualquier pintura presentada sobre un bastidor aunque no tenga los cuatro lados (quattuor) de los que toma su nombre el cuadrado (quadrus). Y eso pasando por alto que la mayoría de los lienzos son rectangulares.

Proyectando sobre el espacio una forma circular como la de los mentados discos obtenemos el cuerpo llamado cilindro, que es la característica forma que adoptan la mayor parte de las cámaras de combustión de los motores de explosión (la excepción son los motores rotativos o Wankel). Tan característica que es la que utilizamos para denominarlas, convertidas en los cilindros por antonomasia. Cierto que otros hay, como aquel cilindrín al que cantaba La Trinca.

Utilizamos, además, el derivado cilindrada para referirnos al volumen de esas cámaras, un dato que es de los más relevantes entre las especificaciones de un concreto coche. Tanto que, con frecuencia, ha sido utilizado por algunas marcas para identificar los modelos. Una práctica aplicada en España durante muchos años por Seat. Recordemos que los cuatro primeros modelos fabricados por esa empresa fueron el 1400, el 1500, el 600 y el 850. El primer Seat que se desmarcó de esa nomenclatura, ya en 1968, fue el 124, aunque todavía se retomaría la clásica en algún modelo como el 1430. Y no tardó en tener versiones de mayor cilindrada que dieron lugar a denominaciones tan peculiares como “1430 especial 1600”.

La forma también da nombre a las antenas a las que nos referimos símplemente como parabólicas. Estas aprovechan la propiedad que tienen los paraboloides de revolución (la parábola es una curva plana) de reflejar hacia un punto llamado foco todos los rayos que inciden sobre su superficie en dirección paralela a su eje de simetría. El perfecto concentrador de ondas, por tanto.

Una curva plana que ha pasado al lenguaje coloquial desde la jerga de los ferroviarios es la catenaria. Con ella damos nombre a las líneas de las que toman la corriente eléctrica los ferrocarriles porque esa es la forma que adopta un cable suspendido que únicamente soporta su propio peso.

Pero no es el caso en los montajes modernos que sujetan a través de péndolas un segundo cable, diseño que permite que la línea de contacto con el pantógrafo sea sensiblemente paralela a las vías.

O sea, que las llamadas catenarias tampoco se despliegan realmente conforme a esa curva, porque la línea sustentadora adopta una configuración más próxima a una parábola. Esta es la forma que adquiere un cable que soporta un carga uniformemente repartida sobre su proyección horizontal (adviétase que el peso propio de un cable es uniforme por unidad de longitud de la curva, pero no de su proyección). En todo caso son curvas de aspecto muy similar, como puede comprobarse en el adjunto gráfico.

Un trapecio es un cuadrilátero que tiene paralelos solamente dos de sus lados. Denominación que deriva de la que daban los griegos a unas mesitas de cuatro patas (trapeza, derivado de tetra, cuatro, y una variante de podós, patas). Como las cuerdas de las que se suspende un palo para realizar ejercicios circenses muchas veces se separan en busca de sus anclajes dando al conjunto la forma de un trapecio, más que de un rectángulo, el nombre de ese cuadrilátero irregular fue el aplicado al artilugio que también ha dado nombre a los trapecistas

Un poco más de imaginación hay que tener para ver en el músculo de la espalda llamado trapecio las formas de ese polígono, pero cierto es que básicamente tiene cuatro lados, así que no vamos a cuestionar la decisión de los anatomistas, porque la forma aplanada de ese músculo también lo pone en relación con las citadas mesitas griegas.

El triángulo tiene diversos usos lingüísticos y, en particular, se aplica con frecuencia a las relaciones que involucran a tres personas. Pero si de objetos se trata, tan solo encontramos con ese nombre un sencillo instrumento musical, aunque muchas sean las construcciones mecánicas que adoptan esa configuración. Y es que tiene la notable propiedad de ser indeformable más allá de lo que se derive de la elongación de sus lados, sin necesidad de rigidizar sus esquinas como ocurre con el resto de los polígonos. Un ejemplo de su uso son los triángulos de las suspensiones, pero seguro que no serán esos los que muestre a un policía que le pida, sin más, detalles que le enseñe si lleva los triángulos.

No vamos a alargarnos hoy con las abundantes denominaciones aplicadas por afinidad formal con otros concretos objetos. Así es que antes hemos utilizado plato, cuyo étimo latino es platus (plano), para referirnos a los componentes básicos de los discos duros tradicionales, palabra que también se aplica a los antiguos tocadiscos. Esa relación de afinidades incluye los términos acuñados en un proceso inverso al hoy analizado. Es decir, las formas que reciben sus nombres a partir de objetos. Este es el caso de la curva llamada ovoide que fue denominada así por su similitud con el perfil de un huevo. Pero también dejamos pendiente hablar de geoides, cardiodes, nefroides y lúnulas. Nos queda mucha geometría.




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