En el apunte de ayer nos quedamos sin hacer referencia a una de las
obras más emblemáticas de Damien Hirst,
la pretenciosamente titulada, como es habitual en este creador, “The Physical Impossibility of Death in theMind of Someone Living” (1991, “La imposibilidad física de la muerte en la
mente de alguien vivo”).
La cosa tampoco tiene especial enjundia,
aunque el autor respondió a quien se lo puso de manifiesto con un seco “a usted
no se le ocurrió”. Se trata de capturar un tiburón tigre de algo más de cuatro
metros , un actividad que el artista subcontrató, y meterlo en formol, otra
actividad que también subcontrató. Y quizá no a los mejores profesionales porque
en 2006 tuvo que remplazarlo ante el manifiesto deterioro que mostraba el escualo
original por el que un millonarísimo gestor de fondos de inversión americano había
pagado al avispado Charles Saatchi
una cantidad que se cifra entre 8 y 12 millones dólares (esta última,
probablemente excesiva, es la que da
título al libro de Don Thompson“The $12 Million Stuffed Shark: The Curious Economics of Contemporary Art”). No faltó el galerista de turno que enseguida saltó defendiendo que en el arte conceptual
esas pequeñeces de las sustituciones no tienen importancia. Así que bien podríamos
consolarnos catalogando como arte conceptual todo lo que se llevan por delante
esos bestias del Estado Islámico.
Pero ha sido el artista David Černý quien
nos parece que realmente estuvo agudo en
relación con esa “línea de producto” de Hirst. Porque ni que decir tiene que hay más
tiburones en conserva por ahí, alguno, como no, seccionado en las habituales
dos mitades como es el caso del titulado ”Death explained“ (2007) que hace pareja con un ejemplar sin aserrar llamado “Death Denied”. El conjunto recibió como título, agárrense, "Coming to Terms With and
Trying to Understand the Complexity of the Feelings and Ever-Changing Fears and
Doubts that Every Human Being Experiences when Faced Every Moment with the
Unfathomable Uncertainties of Death”, más o menos "poniéndose de
acuerdo y tratando de comprender la complejidad de los sentimientos y los
siempre cambiantes miedos y dudas que todo ser humano experimenta cuando se
enfrenta cada momento con las insondables incertidumbres de la muerte”. Respiren, que ahí va
la imagen de la muerte explicada con su autor (intelectual).
Intentábamos decir antes de quedarnos sin aliento que el artista checo DavidČerný, un controvertido creador de cuya obra está
bastante bien surtida la ciudad de Paga,
ideó bajo el sencillo nombre de “El tiburón”
(2006) una reelaboración del concepto protagonizada por una figura humana con
el inconfundible aspecto de Sadam Hussein.
Esto sí que nos parece interesante en plan provocación
artística. El caso es que dicen que se trata de una crítica hacia la política
exterior americana. Se nos hace un poco como aquello de "pues ahora no como y que se joda el capitán". Lo nuestro con el arte conceptual es pura
incomprensión mutua. Para terminar, mostar como Peter Brookes se ha servido de la obra que hoy comentamos en una viñeta publicada en abril de 2012 y otra de septiembre de 2008. El que asoma por la boca del tiburón en la primera es el entonces líder del Partido Liberal Nick Clegg y el que flota como pájaro en la segunda es Gordon Brown. Debajo otra obra de Hirst recreada por Brookes que en lugar de una ternera seccionó a Nigella Lawson y Charles Saatchi y cierra la serie una reelaboración de otra conocida pieza del artista británico.
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