Comenzamos por recomendar el Trujamán Se parecen, se parecen..., pero no son lo mismo (25): gown y coat perteneciente a la interesante serie cuyo autor es Fernando A. Navarro. Proseguimos con trujamanescas cuestiones para mostrar la singular solución dada por Liniers al problema traductorio que planteaba su tira del pasado lunes de la serie Macanudo. Location, location, location (que da título a un reality británico) es una repetición utilizada en inglés para enfatizar la importancia de la ubicación en el negocio inmobiliario y, como tal frase hecha, no tiene equivalente en español. Apañada solución, la que encontró.
El Rinconete de esta semana es La lección del maestro: Tres enigmas para la Organización, de Eduardo Mendoza. Un artículo en el que Elena Santos trata la última novela del galardonado con el Premio Princesa de Asturias 2025.
A falta de Martes Neológico, vamos a tratar el mexicanismo masiosare que da título a la viñeta de Alarcón sobre los incidentes ocurridos en una manifestación de protesta contra la gentrificación de la Colonia Roma de la capital del hermano país. Un término que se emplea para designar a las personas que se consideran “traidoras” a los valores culturales nativos que es una pomporruta (o mondegreen) de un verso del Himno Nacional Mexicano que dice Mas si osare un extraño enemigo / Profanar con su planta tu suelo, / Piensa ¡Oh Patria querida! que el cielo / Un soldado en cada hijo te dio.
Proseguimos con la interesante observación lingüística de JM Nieto en su viñeta del pasado domingo y el quiasmo que planteaba Idígoras ese mismo día que presentamos seguido de su viñeta del martes y del dibujo de Padylla que asimismo utilizan esa eficaz figura retórica.
Completamos la ludolingüística colección de hoy con el algo forzado ejercicio de retroacronimia de JJ Aós y la homofónica humorada de Miki y Duarte. Mañana, más.
Anexo
Las notas de Selectividad (perdonen que huya de la sigla, pero agradezcan que no haya escrito “la Reválida”) han bajado este año al haberse endurecido el criterio sobre errores ortográficos.
Esos fallos dañan la vista del lector atento; y delatan a su vez un problema mayor: la ausencia de lecturas. Porque la ortografía no es la enfermedad, sino el termómetro. Las faltas no suelen verse en textos de ideas brillantes y redactados con buen estilo. No. Va todo junto.
Tales errores y sus consecuencias se curan leyendo (y escribiendo luego con esmero). Quien no haya adquirido esa costumbre carecerá de capacidad de abstracción, y la pobreza léxica le dificultará hilar argumentos convincentes para defender sus ideas.
La mayoría de los desatinos se relacionan con las tildes. Sin embargo, las normas académicas que sintetizaré desenfadadamente aquí debajo reducirían muchísimo las faltas de todo alumno renqueante:
A). Norma general:
1. Las palabras que acaban en vocal o en ene o en ese precedidas de vocal tienen el acento de intensidad en la penúltima sílaba (son llanas): “escalera”, “hacen”, “vamos”.
2. Las demás lo tienen en la última (son agudas): “control”, “amor”, “capaz”, “reloj”.
3. Las que incumplan cualquiera de esos dos puntos (entre ellas las esdrújulas) serán castigadas con la tilde, por rebeldes: “árbol”, “amará”, “espátula”, “fórceps”.
4. Los monosílabos no se acentúan (“le”, “da”, “fe”), salvo si les afecta el punto 5, que viene ahora:
5. Las tildes en algunos vocablos con letras coincidentes pero funciones distintas suelen depender de su cadencia en la oración (se pronuncian unidas a la palabra siguiente o separadas de ella): “No sabe cuándo viene” / Lo sabrá cuando venga (cuándo viene / cuandovenga). “Él vino” / “el vino” (él vino / elvino) “Para mí cocina” / “para mi cocina” (mí cocina / micocina).
B). Palabras con un grupo de dos vocales:
1. Las secuencias de una vocal débil (i, u) y otra fuerte (a, e, o) y las de dos débiles (iu, ui) forman una sola sílaba (“jaula”, “descuida”, “limpio”).
2. Pagan la multa del acento las débiles que se saltan la norma anterior (“grúa”, “alicaído”, “impíos”).
3. Para que la vocal débil gane a la fuerte, precisa la lanza de la tilde: “María”, “aúlla”, “lío”. Sin ella, logrará un honroso empate (“Mario”, “aulló”) o una discreta derrota (“guion”, “lio”), porque las fuertes hacen valer su poderío y no necesitan más armamento.
4. Solo se tilda la vocal fuerte cuando el acento de la palabra recae sobre ella: “Cláusula” (pero “clausura”), “adiós” (pero “varios”).
5. Como las combinaciones de vocales débiles iu y ui se consideran ortográficamente una sola sílaba (“jesuita”, “geniudo”, “constituido”, “hui”), también llevan tilde solamente si les cae el acento de su palabra por culpa de la norma general, y en esos casos va siempre en la segunda letra: (“casuística”, “jesuítico”).
C). Palabras con tres vocales juntas:
1. Por una razón o por otra, se acentúan casi todas (“hacíais”, “enviáis”...). Se libran algunas inusuales (“hioides”), compuestas (“bioinformático”), no patrimoniales (“vieira”) o monosílabos ortográficos como “miau” o “liais”.
El alumno incapaz de entender algo tan sencillo como todo esto, que cabe en una columna de periódico, tendrá difícil afrontar esfuerzos superiores. Necesitará entonces un médico que mire su termómetro y le recete unas buenas páginas para leer cada noche antes de dormir.
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