sábado, 10 de noviembre de 2018

Cosas de la lengua (45/2018)


Álex Grijelmo trató el pasado fin de semana en Purgas, caudillos y evocaciones las mudables connotaciones que tienen las palabras. Un artículo que apoya en recientes ejemplos, como el “caudillo” con que una diputada del PP hizo referencia a Franco en la Asamblea de Madrid (provocando su propia risa, cabe añadir). Pero se detiene más en el uso de “purga” realizado por el PP para referirse a los cambios en RTVE, un uso que al periodista le parece manipulador. Diríamos que se le está poniendo la piel muy fina. Casi tanto como a esa Susana Díaz tan aspavientosa con la referencia a su presunto gracejo realizada en una comisión de investigación del Senado. Ya puestos, ¿nada que decir sobre el miserable que largó la presidenta del ente televisivo al diputado que le preguntó, con muy correctas formas, por los contratos de su hijo con la tele pública?   

Fundéu recordó el lunes la correcta escritura del apodo del narcotraficante Joaquín Guzmán Loera: el Chapo, con el artículo en minúscula y sin necesidad de comillas ni cursiva. Con su habitual asepsia lingüística, no se entretuvieron en explicar que ese apelativo obedece a su corta estatura. La que, al parecer, es de 1,64 y no el 1,68 que proclama la Wikipedia (con la versión en asturianu aportando el ridículo dato de 167,6 centímetru, un desvarío que comparte con las ediciones en eusquera y catalán; curioso mundo el de las familias de wikipedistas).


Prosiguieron los urgentes dando su visto bueno a los términos descarbonizar y descarbonización para referirse al proceso de reducción de emisiones de carbono, sobre todo en forma de dióxido de carbono.

El miércoles censuraron el uso de la inexistente palabra impasividad, con la que hay quien pretende expresar la falta de acción o indiferencia. Su teórico contrario pasividad es la cualidad de pasivo (‘falto de acción o actuación’), mientras que impasibilidad es la de impasible (‘incapaz de padecer o sentir’, ‘indiferente, imperturbable’).

El siguiente apunte estuvo dedicado a recomendar el uso del término exdividendo, sin espacio ni guion entre el prefijo ex- y el sustantivo dividendo, como alternativa al anglicismo ex-dividend.

Los urgentes concluyeron su semana laboral con un recordatorio de que la expresión Primera Guerra Mundial se escribe con las tres iniciales en mayúscula. Y es que mañana se celebra el centenario de la finalización de ese mortífero conflicto. 

Con la elección de la palabra del año cada vez más cerca, nos ha entrado la duda de sobre si crispación, que tanto gusta en algunos foros, no acabará por desplazar a nuestra favorita populismo. El caso es que el diccionario Collins ya ha elegido la suya que es ‘Single-use’, lo que nosotros llamamos desechable, quizá porque, a veces, usamos más de una vez lo así calificado. Apañados que somos, por más que tengamos que reconocer no haber visto nunca puertas tan repintadas, capa sobre capa, como las de algunos bed&breakfast británicos.


gammons & gammons
Lo que no entendemos es porqué en El Confidencial se empeñan en que la eligida ha sido "gammon". Una palabra que los ingleses utilizan para denominar al filete de cerdo que es habitual consumir en los pubs, pero que ha adquirido un nuevo significado para hacer referencia al "partidario del brexit, eurófobo, de mediana edad, blanco, cuya coloración facial similar a la carne sugiere que está a punto de sufrir un ictus" (¡hay que cuidar esas traducciones sres. confidenciales!).

El Martes Neológico optó esta semana por la expresión sesión golfa, que Sabela Fernández Silva reconoce poco usada y en retroceso frente a otras alternativas como sesión de madrugada. No deja de sorprendernos la peculiar selección de temas de esa sección del Cervantes Virtual.

Nos ha dado la impresión de que la autora, que escribe desde Chile, emplea español peninsular como sinónimo de la variedad hablada en España de la lengua que comparten como oficial, ya sea de iure o de facto, una veintena de países. Pues advierta que con ello deja fuera a más de un millón de hablantes baleares y al doble de canarios.

Fernando A. Navarro comienza el artículo Comadrona y comadrejapublicado en el Laboratorio del Lenguaje del Diario Médico, recordando algunos de los muchos descendientes directos que nos ha dejado el latín mater, para detenerse en las dos palabras que utiliza como título. Oportuno recordatorio de que la denominación de la enfermera especializada en partos admite el atípico masculino ‘comadrón’ en los infrecuentes casos en que se trate de un varón, como curiosa la comparativa de los amables nombres que el referido mustélido recibe en otros idiomas europeos.

El mismo autor envió el miércoles, desde el artículo Pronóstico: ¿sustantivo o adjetivo?, un recado a la Rae sobre el error de etiquetado que advierte en esa voz.

‘Diario de un cuerpo’ (2012) es el tercer artículo encadenado por Navarro. Una brevísima reseña del libro en que Daniel Pennac analiza el comportamiento de su propio cuerpo desde 1936, cuando tenía 12 años, hasta el año 2010 en que el autor cumplió 87. Una novela que tiene protagonistas como las heces, las legañas, los mocos, los pólipos, las flatulencias, las erecciones, los acúfenos y diversas enfermedades. Hay gente pa too, dijo un torero de un filósofo.

El País publicó a media semana una entrevista a Darío Villanueva, el director de la RAE, para analizar la mala ortografía detectada en las últimas oposiciones a profesor. La que, al parecer, fue determinante para que 200.000 candidatos no consiguieran cubrir las 20.698 plazas ofertadas (quedó vacante un 9,6%). Más nos ha sorprendido descubrir en una de las preguntas formuladas que el castigo de las faltas no es habitual en estas oposiciones, en que suele quedar a criterio de los tribunales. Mal asunto cuando, como bien dice el entrevistado si un profesor escribe con faltas de ortografía, desautoriza su competencia como tal.

Finalizamos con un anfibológico titular del diario orensano La Región (enlace a la noticia). Diríase fortuito, pero corren tiempos en que pocas cosas son lo que parecen.







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