viernes, 16 de noviembre de 2018

El poder de un escobén


Esta semana en la que el muy notable grado de electrificación del parque de vehículos de Noruega se convertía en ejemplo para el proceso de abandono de los motores de explosión planteado en España, ese nórdico país asistía atónito al lento hundimiento de la fragata KNM «Helge Ingstad» (F-313).

Una agonía ocurrida en la costa del fiordo de Hjeltefjord, donde fue embarrancada tras colisionar hacia las 4 a.m. del pasado día 8 con el petrolero de bandera maltesa Sola TS en las inmediaciones de la terminal de Sture.

Un dato significativo es que ese tecnificado y muy marítimo país nórdico recurriera al astillero español Navantia para construir las cinco fragatas de la clase Fridtjof Nansen con las que la pasada década configuró la espina dorsal de la actual flota de la Armada Real de Noruega. En el siguiente enlace a la Revista Naval puede verse un completo reportaje de la botadura realizada en Ferrol en noviembre de 2007.

Fuente: diario Verdens Gang
traducción automática de Google
Una destacada circunstancia del suceso, que unida a lo anteriormente dicho, invita a  reflexionar sobre el papanatismo con que muchas veces miramos casi todo lo que viene del norte, es la ineptitud mostrada por el mando del navío que, navegando a la considerable velocidad de 17 nudos en la proximidad de una terminal portuaria, parece que pretendió que un pesado buque-tanque de 113.000 toneladas de desplazamiento, con mucha menor maniobrabilidad que la nave militar de 5.300 t, fuera quien variara su rumbo para que esta pudiera mantener el suyo inalterado. Eso cuando la distancia de unos 900 m a la costa y la profundidad de las aguas no planteaba problemas para caer a estribor conforme dispone el Código Marítimo para prevenir los abordajes y, además, solicitaron tanto desde el petrolero como desde el centro de control de tráfico. El tardío y muy forzado intento final de virar a babor, cuando ya estaba muy próxima la proa del buque tanque, provocó un impacto que ocasionó enormes daños a al fragata, mientras que el petrolero apenas sufrió unos rasguños.

En la siguiente página web encontrarán un video con la derrota del mercante, según la información suministrada por su AIS (Sistema de Identificación Automática), mientras que el navío militar solo activó el suyo tras la colisión. El identificador Tenax corresponde al remolcador que prestaba apoyo al petrolero.



Con ser los causantes del hundimiento los  no visibles daños provocados por el impacto del bulbo de proa del petrolero con la obra viva (parte sumergida) de la fragata, lo más llamativo de las fotos disponibles es el desgarro provocado por una de las imponentes "conchas de escobén" del barco de transporte. Oportuno momento para aclarar que el poco conocido término escobén es el nombre que el lenguaje naval da a lo que el DLE define como 'cada uno de los agujeros a uno y otro lado de la roda de un buque, por donde pasan los cables o cadenas de amarra', aunque creemos que mejor sería decir que dan paso a las cadenas de ancla.


 

La primera foto del bloque anterior invitaba a esperar que se hubiera conseguido estabilizar la nave en su inicial estado semihundido y ligeramente escorado, pero tampoco tuvieron mucha fortuna los rescatadores. Como muestra la siguiente secuencia de imágenes, el navío prosiguió un lento e inexorable proceso de hundimiento hasta quedar casi totalmente bajo el agua. Todo un absurdo desastre en el que al menos cabe celebrar que no hubo daños personales.









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