martes, 20 de agosto de 2019

Baldrich nos traslada al Santander de principios del siglo pasado


Excelente idea, nos ha parecido, la de ilustrar el artículo Historia del veraneo: cuando España soñaba con tener vacaciones y atraer a los turistas, publicado el pasado viernes por Héctor Llanos en el suplemento Verne del diario El País, con media docena de carteles promocionales del Patronato Nacional del Turismo. Concretamente, de la serie creada en 1929 con la colaboración de algunos de los grandes ilustradores de la época.

Pero se nos hace incomprensible la escasa calidad de las imágenes utilizadas, cuando corren tiempos en que tanto se malgasta el generoso ancho de banda de que disponen la mayor parte de los usuarios.

Y una vez que esta vetusta redacción se encuentra incursa en su habitual etapa estival santanderina, nos ha parecido un deber ofrecer una versión mejorada de ese espléndido cartel. Una ilustración creada por Baldrich,
el único hijo del general Martínez Anido (que firmaba con el apellido materno), para promocionar la capital cántabra. Una ciudad cuya belleza conjuga una muy desigual contribución de la naturaleza y del hombre.
 
La familia real inició el 4 de agosto de 1913 su primer veraneo santanderino, una vez completadas las obras del Palacio de La Magdalena que se habían iniciado en 1909. Una construcción  proyectada pore los arquitectos Javier González Riancho y Gonzalo Bringas, enclavada en el lugar anteriormente ocupado por fortín de San Salvador de Hano. Una construcción defensiva que todavía estaba en pie en las primeras fotos que acompañamos. A ver si son capaces de encontrar la roca con forma de camello que da nombre a la ensenada que se muestra en la primera de ellas (damos la solución al final).


El palacio en el que la familia real seguría veraneando durante los siguentes 17 años, hasta verse forzados a emprender el camino del exilio en abril de 1931, luce en el cartel de Baldrich un aspecto muy diferente al actual, en que está casi completamente oculto por el arbolado. Pero la península carecía entonces de esa vegetal cobertura, como bien atestiguan las fotos de la época. La adjunta está tomada cuando todavía no había concluido la construcción, mientras que en la siguiente ya puede verse finalizado el edificio. Completa la secuencia una imagen de 1923 que pone de manifiesto el premioso crecimiento de los árboles que, sin embargo, ya tenían en 1928 una significativa presencia que fue obviada por Baldrich.

 
En la foto anterior se aprecia mejor que en el cartel el restaurante Restaurante Miramar, que estaba situado en la Punta del Lobo. Esta es la que separa la playa de La Concha de la ensenada de El Camello (frente a donde actualmente desemboca la calle Ramón y Cajal). Añadimos dos imágenes del mismo, ya más detalladas, fechadas en 1920. En la segunda puede verse como el ferrocarril de El Sardinero, un servicio que desde 1910 prestaban tranvías eléctricos, pasaba por una trinchera que se salvaba con una pasaraela.


Pasamos a mostrar algunas imágenes de la capilla de San Roque, que fue consagrada en julio de 1872 bajo una advocación elegida en memoria de la epidemia de cólera que había afectado a la ciudad en 1865. Un templo financiado por una suscripción popular que ascendió a 50.000 reales y fue construido conforme al proyecto del arquitecto municipal Atilano Rodríguez Collado.

Esta iglesia fue clausurada a principios de 1934 y demolida dos años más tarde, durante el mandato del alcalde de Unión Republicaca Ernesto del Castillo Bordenabe, tan aficionado a los derribos, que pasó a ser conocido como el Piqueta.



La adjunta imagen tomada tras la nevada de 1884 pone de manifiesto las menores dimensiones de la construcción inicial. De hecho, en la foto posterior, fechada hacia 1905, y tomada durante las obras de ampliación, es bien visible que aún no se ha colocado la techumbre de la prolongación de la nave.



Y por fin llegamos a una panorámica de similar alcance a la del cartel que nos guía. Una foto en la que destaca, en primer término, el pabellón real 'La Caracola' construido para facilitar los baños de los ilustres huéspedes.

 
Sin embargo, cabe señalar que el pabellón santanderino no se deplazaba hasta el mar, como hacía, con ayuda de unos raíles, el que tuvieron a su disposición los monarcas en la playa donostiarra de La Concha ente 1894 y 1911 (enlace a una imagen más detallada).

La adjunta imagen del primer veraneo real santanderino, que está tomada del número del 22 de agosto de 1913 de La Ilustración española y americana, pone de manifiesto que esa playera construcción no estuvo disponible en esa inicial temporada.

Pero al año siguente, la revista Mundo gráfico ya presentaba en una doble página central del número del 22 de julio la caseta Real construida en la primera playa del Sardinero.
 
 
Otra imagen tomada del bloc de tarjetas postales "Recuerdo de Santander" (fototipia Castañeira, Álvarez y Levenfeld de Madrid para Gumersindo del Río, Santander), que tan apreciable servicio nos está prestando (1), nos sirve para comprobar que la rampa que el año anterior era arenosa, había sido pavimentada para facilitar el acceso de vehículos. Debajo, otra pieza de esa misma colección permite apreciar, por comparación con la anterior doble página de Mundo Gráfico, como unas casetas rodantes auxiliares desplazaban a los augustos bañistas desde el pabellón hasta la orilla. Una imagen que también pone de manifiesto que esa zona de la playa quedaba acotada para los reales vistantes.

Para ilustrar el interior de una típica caseta de baños, nos servimos de un anuncio del Petróleo (para el cabello) Gal publicado en la propia Mundo Gáfico del 28 de julio de 1915. Ya se ve que los publicistas estaban bien atentos a las corrientes de moda.
 

Una imagen aéra, ya posterior (obsérvese que el hotel Sardinero, construido en 1890, luce la reforma de estilo francés acometida en 1916 según el proyecto de Eloy Martínez del Valle), proporciona una mejor visión del contraste entre la casi vacía zona acotada y la multitud apiñada en el tramo de libre acceso de la primera playa. Complementamos esa vista con una doble panorámica del Sardinero publicada en el número de Mundo gráfico del 23 de agosto de 1916.
 

Una vez declarada la República, hay informaciones de que el pabellón tuvo uso como bar. La imagen que sigue, fechada hacia 1932, permite adivinar un añadido hacia Piquío.


Pero no hay mucha documentación sobre el uso posterior, aunque sí una espectacular foto de su destrucción por el temporal del 28 de diciembre de 1951 (2), con la que concluimos el recorrido.






(1) Aunque algunas fotos pudieran ser de años anteriores, cabe fechar ese bloc en 1916, puesto que la vista con los Jardines de Piquío al fondo coincide con la primera de las fotos de la doble página de Mundo gráfico.


(2) Un temporal que también destruyó la caseta del vigía de los prácticos situada en la Peña de Camello.






Solución al ejercicio planteado:


Radical cambio el que ha tenido esa ensenada con el avance sobre la misma que ha tenido la línea de costa y la formación de un arenal:





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