El Martes Neológico ha tratado esta semana ciberactivismo, una voz derivada del prefijo ciber- que ya ha suscitado en esa sección del Cervantes artículos sobre ciberdelincuente, ciberacoso y ciberseguridad [nos parece entre llamativo y penoso que el texto original no inserte los hiperenlaces], además de un Rinconete sobre el ciberespacio. Algunas otras palabras conexas mencionadas por Claudia Lizbeth Martínez Moreno son clictivismo (término recogido en el Oxford English Dictionary, en lugar de cyberactivism, que denota un uso despectivo al referirse a acciones poco sustantivas) y el hacktivismo que sugiere la trangresión de la ley. Recopilamos a continuación los catorce lemas prefijados con ciber- (no es el caso de la voz cibera) que actualmente están recogidos en el DLE:
ciberacosador, ra; ciberacosociberarte; ciberartista
cibercafé
cibercultura
ciberdelincuencia; ciberdelincuente; ciberdelito
ciberespacial; ciberespacio
cibernauta
cibernético, ca [1]
ciberpunk
Completamos nuestra aportación al asunto con la primera aparición de ciberactivismo que hemos encontrado en la hemeroteca de Abc, que se produjo en el número del 31/3/2005. Ya tiene su recorrido esta palabra.
Proseguimos con el Trujamán Alicia en el país de las traducciones que Pablo Ingberg dedica a las conexiones entre forma y fondo que tan difícil hacen el vertido a otra lengua de los escritos más sonoros y, particularmente, de la poesía.
En cuanto al Rinconete de esta semana, Una conversación. El cuarto de atrás, de Carmen Martín Gaite es un texto de Elena Santos sobre la bastante unánimemente considerada como una de las novelas más logradas de la escritora salmantina que este año está de centenario
Pasamos al diario El País. Álex Grijelmo apunta en la Enseñanza del intento de suprimir el voseo el improbable éxito de las modificaciones lingüísticas planteadas como imposición de una minoría, que precisamente es el caso de las que propugnan quienes defienden que el genérico es un masculino que no incluye al femenino, o el uso del morfema e en esa función.
En La Voz de Galicia, Francisco Ríos publica hoy A vueltas con los prefijos. Un artículo que aclara algunas cuestiones tratadas en el de la semana pasada.
El Roto encabeza la sección humorística de hoy con una observación de la coincidencia de la sigla de la inteligencia artificial con la onomatopeya más usual del rebuzno. La acompañamos con la tira que Oroz dedicó el 18/10/24 a esa connotativa coincidencia.Sigue un retruécano sanitario de J. Morgan y un equívoco de Miki y Duarte que hemos incorporado a nuestra colección de Tejerazos humorísticos.


García Morán aporta hoy a la neología humorística de carácter farmacológico el "bulofreno", la "dismulina" y la "nohaynadacilina", a la par que añade una nueva prieba diagnóstica: la "corruptografía".
Antón inspiró su viñeta de jueves en sinceratorio lapsus (reiterado en la corrección, por cierto) que llevó a la vicepresidenta segunda a casi todos los noticiarios, mientras que García Morán también metió en danza a Sarkozy en su dibujo del popular Cuando las barbas de tu vecino veas pelar, pon las tuyas a remojar. Lo acompañamos con otras dos aplicaciones de esa paremia que tenemos registradas, la de Padylla del 19/6/22 y la de Tomás Serrano del 15/6/21. Un dibujo que tiene la un tanto críptica singularidad de estar escenificado en la barbería que regenta Chaplin en 'El gran dictador' (1940).
Proseguimos con la versión de David Parkins del "Que coman pasteles" (enunciado original: Qu'ils mangent de la brioche), la famosa respuesta atribuida a María Antonieta a las quejas de los campesinos de que no tenían pan para comer. Recuérdese que eat crow significa retractarse y en este caso bien procede traducir que se coman su palabras.
El dúo Antón publicaba el lunes un literario Duelo a garrotazos, aunque no tenemos la sensación de que el Nobel haya sido polémico, mientras que Napi añadía al día siguiente la quinta viñeta que hemos coleccionado sobre el Premio Planeta. Sin embargo, no ha escogido el caso más oportuno para plantear el trabajo de negros en la redacción del texto, porque ese tipo de colaboración resulta mucho más presumible en algún otro premiado precedente.
Lo que son contenidos literarios, esta semana tan solo contamos con el Puigdemont que hoy interpreta el cuento El pastor mentiroso en la viñeta de Santy Gutiérrez y la pieza de Monsieur Kak sobre las pensiones francesas inspirada en la fábula de La cigarra y la hormiga. Concluimos con la ya habitual dosis de Cachitos.
Cachitos
- En una sociedad envejecida donde los pensionistas componen una mayoría nada silenciosa, empeñarse en distribuir equitativamente las cargas entre generaciones es una forma de suicidio político. Manuel Arias Maldonado en Suicidio fiscal en la democracia de masas
- Nos cuesta aprender que lo malo no se cura con lo peor, y que la revancha no restaura el equilibrio sino que justifica la escalada. Perpetúa el daño. Jorge Bustos en Justicia sin ira para Sandra
- Otro [anuncio] no es posible con este Gobierno, que no está diseñado para construir pisos sino para anunciar que los construye. Jorge Bustos en Si no hay pisos, habrá cuevas
- Es probable que el adverbio se haya convertido en el último refugio de la emoción impostada. Un modo de parecer intensos sin arriesgar nada. Alfonso J. Ussía en Moderadamente idiota
Anexo
Por eso los lingüistas suelen mostrarse escépticos ante las propuestas que conciernen al género en español, ese accidente gramatical que no siempre se relaciona con el sexo: una mesa tiene género, femenino, pero no sexo; una jirafa puede ser un macho, un mosquito puede ser una hembra. Propuestas como las que defienden que el genérico es un masculino que no incluye al femenino, o el uso del morfema e en esa función (“les abogades”) afectan a bases sistémicas del idioma, y estas apenas evolucionan; y cuando lo hacen, el proceso dura decenios o siglos.
La presión ejercida desde determinadas cúpulas sociales para que los hablantes adopten nuevas fórmulas tiene complicado su éxito. Una muestra de la dificultad de imponer cambios gramaticales al habla de un pueblo la ofrece el intento que se produjo en el siglo XX en Argentina de acabar con el característico voseo rioplatense.
En 1934, el número II del Boletín de la Academia Argentina de Letras recogía una nota donde se anunciaba el inicio de una colaboración con las máximas autoridades educativas para suprimir el voseo en las aulas, decisión “tendente a mejorar el idioma en las escuelas primarias”. Y añadía “la más categórica recomendación a los señores maestros y profesores de castellano” para que procurasen impedir, no sólo en los trabajos y ejercicios de clase, sino también en las conversaciones entre los alumnos en el recreo, el “uso vulgar de vos y de los verbos en la segunda persona del singular de cualquier tiempo y modo (voseo y mala conjugación)”.
Como era de esperar, los alumnos seguían las órdenes en clase, pero mantenían el voseo con su familia y sus amigos. Por eso en 1960 se renovó aquella instrucción que ya habían padecido oleadas enteras de argentinos: “Conviene aconsejar que se destierren de la enseñanza y del trato con los alumnos el voseo y las formas verbales incorrectas con que, entre nosotros, se suele construir el pronombre vos”. La falsaria norma alcanzó incluso a películas argentinas que adoptaban el tuteo artificioso. Como ha escrito Santiago Kalinowski, director del Departamento de Investigaciones Lingüísticas y Filológicas de la Academia Argentina de Letras, de cuyo relato hemos tomado los anteriores datos, “lo que demuestra la intervención contra el voseo es, precisamente, que ningún grupo minoritario, por más poderoso que sea, tiene la capacidad de cambiar una lengua, sin importar con cuánto derecho se sienta para hacerlo” (Revista del Colegio de Traductores Públicos de la Universidad de Buenos Aires. Abril-junio de 2019).
Aquellas desatinadas autoridades pretendían adoptar el modelo del estilo literario más extendido en castellano, desdeñando la variedad rioplatense, tan auténtica del español como cualquier otra. Por fortuna, esas posturas se superaron años después, si bien quedó en algunas mentes desinformadas, aún hoy, la idea de que tal propósito había partido de la Real Academia Española.
Y de aquel episodio se deriva una enseñanza clara: ni siquiera todo el sistema educativo volcado en cambiar una estructura básica gramatical de los hablantes consiguió ningún efecto. Las lenguas evolucionan, sí, pero no siempre como uno quiere.














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