sábado, 11 de octubre de 2025

Lenguaje de la semana 41/2025

 

El Martes Neológico del Centro Virtual Cervantes se ha ocupado esta semana de simpaun neologismo formado por abreviación del sintagma sin pagar, por ello hay quien lo escribe con n en lugar de con la m que recomienda FundéuYago Soler Arróniz lo ha encontrado documentado por primera vez en el año 2008 y apunta en su artículo que en Chile y Perú se expresa el mismo concepto con hacer perro muerto, mientras que en inglés se utiliza dine and dash (‘comer y huir’) y en francés grivèlerie. Añadiremos, por nuestra parte, que en Colombia se aplica a esas pufistas fugas la expresión hacer conejo que genéricamente significa engañar.

Acaparar el trabajo y el papel higiénico se titula La punta de la lengua de Álex Grijelmo que, como de costumbre, encontrarán íntegra como anexo. Y no podemos sino coincidir en que hay usos del verbo acaparar que le dan perversas connotaciones.

Entre lo publicado en Fundéu vamos a destacar el inventario de extranjerismos innecesarios en el mundo televisivo, aunque se nos hace bastante improbable que cuajen no pocas de las bienintencionadas alternativas planteadas.

En La Voz de GaliciaFrancisco Ríos se ocupa hoy en Cebada al rabo de un ahora poco utilizado refrán que fue bastante popular. Y Lola Pons publica en El País El lenguaje nuestro de cada día dánosle hoy, un artículo que trata el cada vez más infrecuente leísmo de cosa.

El barómetro mensual de El País y la Cadena Ser ha encuestado con detalle sobre Gaza y nos ha dado luz sobre la valoración como genocidio que la cruentísima intervención israelí tiene entre la población española. Adjuntamos la gráfica que segmenta las respuestas por intención de voto. Ahota toca esperar el dictamen del Tribunal Penal Internacional.


Nota: Conviene tener en cuenta que la comparación del voto recordado con el resultado de las elecciones de 2023 pone de manifiesto que la muestra de esta encuesta tiene un notable sesgo hacia la izquierda que tiende a sobrevalorse a partir de la lectura directa de la comparación que se incluye en el informe por la notable diferencia de la abstención recordada con la real. Si se ajusta el voto recordado a la abstención de 2023, resulta una sobrerrepresentación de la izquierda cercana a los 4 puntos (no los 4,7 que resultan de la comparación directa de los datos de Psoe + Sumar). Notable sesgo, en todo caso.


Pasamos al lenguaje del humor con El Roto, que se apuntaba el miércoles a la parodia fraseológica con "la dictadura del proprietariado" que rotuló sobre un magrittiano bombín. Sigue la neológica tribu liderada por el Gran Jefe Halcón Demacrado cuyo nombre acuñó JM Nieto por paronimia con los arapahoes y un calamburesco juego de Padylla con los sobres que el informe de la UCO ha llevado al primer plano de la actualidad.

Las lágrimas de cococodrilo volvían el lunes al humor de Peter Brookes para apuntar algunas impostadas aflicciones por el asesinato de dos judíos en una sinagoga de Mánchester. En el apunte La iconografía humorística del cocodrilo (en la muerte de un significado ejemplar) encontrán otras viñetas que hacen uso de esa metáfora.

Peridis apoyó el propio lunes su visión sobre las dudas que se ciernen en relación con el fin de la legislatura en una cita bastante libre del versículo 24:36 del Evangelio de San Mateo que literalmente dice Pero del día y la hora nadie sabe, ni aun los ángeles de los cielos, sino solo mi Padre (enlace al capítulo completo). 

Bernardo Erlich aporta desde el diario bonaerense Clarín la única mención humorística que hemos visto del Premio Nobel de Literatura, el escritor el húngaro László Krasznahorkai (1954).

Ya al margen de la secciones de humor, no ha faltado un retrato del premiado de Sciammarella en El País.

En el ámbito cervantino contamos, en primer lugar, con una quijotesca viñeta de Idígoras en Sur, aunque no podemos dejar de apuntar que el dibujo es un reciclado del publicado el pasado 3 de enero en El Mundo formando dúo con su hermano Pachi. Completamos la colección gráfica de hoy con la pieza que Puebla dedicó a Cervantes el martes, jornada en la que se cumplía el 454º aniversario de la batalla de Lepanto librada el 7 de octubre de 1571.

Cachitos

- Cada generación necesita su Mayo del 68, su Sartre y un poquito de épica, porque cada generación necesita descubrir por sí misma la ley de la gravedad, la de la termodinámica y qué setas son venenosas. José F. Peláez en Vuestro Vietnam 

- Tanto para Hamás como para los 'progres' europeos la vida de los palestinos importa muy poco. Lo importante es la «resistencia». Para los moralistas de pacotilla de Europa, eso implica que los palestinos pongan sus vidas mientras ellos ponen las marchas, las flotillas y el grito de 'genocidio', para luego volver al café con leche bien caliente en casa. Alberto Spektorowski en Hamás: suicidio ideológico o muerte violenta

Las guerras ya son de por sí situaciones extremas, en las que es muy fácil perder la humanidad. Así pues, la obligación de quienes asistimos a ella desde fuera no es incentivar eso con nuestro 'hooliganismo' futbolero. Nuestra obligación es mantener la perspectiva. Dukenan en Gaza y los incentivos perversos

- Cuanto más crece Vox, más fácil es cerrar filas entre los socialistas. Sánchez, como antes Rajoy, se beneficia de la paradoja del votante indignado. David Mejía en Secretos de la longevidad del sanchismo

Lo paradójico —y melancólico— es que quienes pedían el fin del baño de sangre parecen entristecerse justo cuando su deseo empieza a cumplirse. Lo que pierden no es solo una lucha: es una identidad. Santiago Gerchunoff en La tristeza del alto el fuego.

Así pues, cuando el izquierdismo carpetovetónico de carril fijo y orejeras se disponía a abalanzarse sobre el guiso [el plan de paz de Trump] como un producto nefando destinado a seguir aplastando al pueblo palestino, resulta que, como a Moisés, se abren inopinadamente las aguas del mar Rojo: primero los países árabes, después la Unión Europea y la ONU y a continuación el mismísimo Hamás admiten que por ese camino se puede transitar. Ignacio Varela en Los espejismos de la izquierda y un embargo de armas de juguete




Anexo

Acaparar el trabajo y el papel higiénico
Álex Grijelmo (El País, 1/10/25)

Hay que prestar atención al uso exagerado y peyorativo de este verbo, que a veces ofrece un efecto perverso

El verbo “acaparar” forma parte de aquellos que dan una sorpresa cuando verificamos su significado. Por lo que sea, muchos hemos pensado algún día que estábamos ante un verbo que se ejecuta siempre en términos absolutos; es decir, que implica adquirir o retener todos los elementos de un conjunto de cosas.

Sin embargo, el Diccionario académico no establece para “acaparar” la condición de que hayan de quedar agotados los objetos antes accesibles para otros, sino que basta con haber obtenido una gran cantidad de ellos.

Dice la definición: “Acaparar. 1. Adquirir o retener cosas propias del comercio en cantidad superior a la normal, previniendo su escasez o encarecimiento”. “2. Apropiarse u obtener en todo o en gran parte un género de cosas”. A su vez, el Diccionario del Español Actual, que dirigió Manuel Seco, tampoco establece la condición de que el acaparamiento se produzca al conseguir todos los elementos disponibles, sino que basta “la mayor parte”.

Por tanto, un titular como “Cuenca acapara el Gordo de la Lotería” puede significar que todas las series del número afortunado habían sido adquiridas en esa ciudad o en su provincia, pero también que se habían comprado allí la mayoría de los décimos (por tanto, no todos) .

¿Cuál de los dos sentidos aplicamos cuando nos topamos con ese ambiguo verbo? Eso depende generalmente del contexto, como muchas otras veces. Si decimos “durante la pandemia, mi primo se dedicó a acaparar papel higiénico”, se entiende que se llevó del supermercado una gran cantidad de unidades, no la totalidad. Pero un titular como “Los españoles acaparan el podio en MotoGP” implicaría que los tres primeros puestos quedaron ocupados por nuestros pilotos. No se escribiría ese verbo si solamente se hubieran alcanzado dos de los tres lugares.

Por tanto, en algunas situaciones “acaparar” funciona de forma semejante a “copar” (“Conseguir en una elección todos los puestos”) o “monopolizar” (“Acaparar algo o a alguien de una manera exclusiva”). Pero en otras no, pues en ellas se acerca más a “acopiar” (“Juntar, reunir en cantidad algo”). Por tanto, interpretamos este verbo en cada caso con una cierta mirada subjetiva y dependiendo de la situación.

De otra parte, el uso que ha experimentado “acaparar” durante decenios le endilga un cierto matiz peyorativo cuando la acción se percibe como perjudicial. No nos gusta que los demás acaparen: detestamos quedarnos sin yogures de fresa tras observar que un cliente acaba de arrasar con los que poco antes se hallaban a nuestra vista, nos molesta que el turismo acapare los pisos en alquiler, o que un cuñado incompetente quiera acaparar la atención en la cena navideña.

Los periodistas deberíamos poner mucho cuidado ante este verbo, sobre todo porque a veces se nos cuela con un efecto perverso. Por ejemplo, en este titular de Abc el 18 de enero de 2025: “Los extranjeros acapararon el 41% del empleo creado en 2024”. O este párrafo escrito en EL PAÍS el 20 de abril de 2024: “Aunque [la población foránea] representa solo el 12,7% de la población total española, ha acaparado el 17,8% de la ocupación”.

Creo que ni el 41% ni el 17,8% justifican ahí el énfasis preocupante que implica el uso de “acaparar” (incluso si no fuera esa la voluntad del autor): los españoles están quedando excluidos de los nuevos empleos. Tal desatención semántica puede desatar la ira, precisamente, de algunos de quienes en su día hicieron acopio de papel higiénico sin importarles que no les quedara a los demás.


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