España, siempre tan innovadora, vive en las carnes
de Endesa un tan novedoso como curioso proceso por el que la que fuera una de nuestras mas
señeras multinacionales, no menten ahora lo de “Marca España”, ha vuelto a su antigua
condición de operador eléctrico de ámbito nacional. Tras vender a su matriz
italiana Enel sus activos americanos, nos maliciamos que a un precio no
especialmente agresivo, cuando lean estas líneas ya se habrá completado la
destrucción de valor de la compañía mediante el reparto de un gigantesco
dividendo que en un 92% irá a parar a las arcas de la propia Enel (ver una reseña de la noticia de ayer). Tan gigantesco que a pesar de los ingresos obtenidos por las ventas de negocio realizadas la empresa española ha necesitado
recurrir a un enorme endeudamiento de 5.500 millones de euros para afrontarlo.
La mejor explicación que conocemos de cómo se ha llegado
hasta aquí es la realizada por Roberto Centeno
en un artículo publicado en El Confidencial el pasado mes de enero,
por mas que discrepamos en parte de su carga contra la oligarquía catalana. Menudo extraordinariamente
lucrativo papelón ha hecho aquí la madrileña representada por los Entrecanales.
Y cuan distinta creemos que habría sido la historia si el propietario de la
eléctrica hubiera llegado a ser Gas Natural (cierto que se pasaron con el chollo
que inicialmente plantearon, pero ¿acaso un buen gestor no debe aspirar a
comprar barato?). El caso es que hemos llegado a donde estamos sin que se haya
escuchado crítica alguna desde ningún sector político ni económico. Hasta donde nosotros sabemos ni Podemos se ha ocupado
de la cuestión.
Otro impune delito de lesa patria.
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