Ha estado acertado Franco de Vita al contar con la jondura pop de la voz de India Martínez para interpretar a dúo
la canción “Cuando Tus Ojos Me Miran”.
Cierto que sobrecargada de consonancias en –ía pero también nos regalan el tan solo
una miajita empalagoso ”justo al borde de
tu boca / donde los sueños trasnochan”. Merece la pena escucharla:
La curiosidad sobre el origen del nombre que utiliza esta cordobesa
criada en Almería nos ha llevado a realizar
alguna averiguación sobre su curiosa trayectoria onomástica. Inscrita en el
Registro Civil como Jessica Jennifer,
muy de mediados de los ochenta ¡y por duplicado!, comenzó su carrera artística
a los 12 años como “La Niña del Puerto”, nombre
con el que concursó en el teresarrabaliano
“Veo, veo”. Con el mismo se hacía referencia a su residencia entonces en
Roquetas de Mar. No fue un giro
pequeño, pero su representante no tardó en cavilar que con tan castiza referencia no se iba muy lejos en
el siglo XXI, así que discurrió a partir de los rasgos físicos de la cantaora lo
de India Martínez. Y parece que no
le va mal con esta tercera propuesta tan políticamente incorrecta.
Dándole una vuelta a esto de los nombres artísticos, hemos
reparado en el curioso caso del que da en llamarse Miguel Bosé Dominguín, aunque ninguno de esos apellidos sea el real
de sus progenitores. Su padre fue el
torero Luis Miguel González Lucas,
más conocido como Luis Miguel "Dominguín", un sobrenombre que heredó de su padre, el también matador Domingo González Mateos, primero de la
estirpe que fue conocido por ese diminutivo. La madre del cantante es la milanesa Lucía
Borloni que ya antes de proclamarse Miss
Italia en 1947 había adoptado el nombre artístico de Lucía Bosé, un apellido cuyo origen ignoramos. También desconocemos que pone en su carné de identidad, pero el niño nacido en Panamá fue inscrito como Luis
Miguel González Bosé. No tenemos noticia del rigor que aplicaban en aquel
entonces los registros del país centroamericano. El caso es que lo de González no le duró mucho y no contento
con invertirse los apellidos como hacen quienes son habitualmente conocidos por
el segundo, bien a la vista queda como hizo desaparecer el que según el INE es el apellido mas frecuente de nuestro país
después de García. Y todavía nos queda la curiosidad de saber cómo
se llamarán sus hijos, al parecer concebidos por el en España ilegal
procedimiento de emplear una madre de alquiler, luego niños con dos madres y a
la vez ninguna. Hoy las ciencias
adelantan que es una barbaridad cantaba D.
Hilarión ya en siglo XIX. Y crean terror en el registro civil añadimos nosotros.
Este asunto de los nombres artísticos está lleno de
curiosidades, ahí tienen a Camilo Sesto, sexto vástago del matrimonio Blanes-Cortés, la casi indispensable
trasmutación de Miguel Conejo Torres,
que lo hizo en Leiva por un apodo
futbolístico que había tomado prestado del jugador del Atlético de Madrid conocido como Leivinha, el acortamiento de Alejandro Sánchez a Sanz
o el paso de José Soto Soto a José Mercé por el nombre de la
escolanía de la Basílica de la Merced de
Jerez en la que cantó de niño. Otros como “El Puma” o Ana Belén se
quedaron con el nombre de los personajes que les catapultaron a la fama
mientras que artistas como Marisol o
Mary Francis (su nombre de pila es María Francisca) acabaron luchando por
volver a ser conocidas por sus hipocorísticos originales de Pepa Flores y Paca Gabaldón .
Ya saliendo de España es notable el ejemplo de Nicolas Cage, una de los pocas ocasiones en que
el cambio obedece al deseo de evitar el uso de un apellido famoso, en su caso
el muy cinematográfico Nicolas Kim
Coppola que le identificaba como pariente, en concreto sobrino, del
director de Francis Ford Coppola.
El muy regulado sindicato de actores norteamericano no permite utilizar un nombre ya registrado y así es como Michael J. Fox tuvo que insertar una jota, aunque desconocemos porque renunció a la inicial de su segundo nombre Andrew.
Por cierto que su fundación dedicada a la investigación de la enfermedad de Parkinson que el propio actor padece tiene un interesante logotipo ideográfico, la versión moderna del concepto que la heráldica llama armas parlantes. Un asunto que merece que le dediquemos un apunte otro día.
Otro ejemplo de obligación impuesta de cambiar de nombre es la que sufrió el actor londinense conocido como Stewart Granger. Cuando llegó al cine americano no pudo utilizar su auténtico nombre James Stewart porque coincidía con el de otro ya popular actor. Así que el británico optó por trasmutar su apellido en nombre y lo acompañó con el identificador familiar que tenía de soltera su abuela. Estos últimos ejemplos los hemos tomado del artículo pseudonym de la versión inglesa de la Wikipedia que, sin embargo, es confusa en la referencia que hace al caso de Dick Van Dyke.
Este actor aparece en los títulos de Mary Poppins (1964) con su propio nombre así como con el anagrama
del mismo Navckid Keyd porque en esa
película, además del protagonista papel de Bert,
también interpreta el de Mr. Dawes Sr.,
el anciano director del banco donde trabaja el sr. Banks. Dos papeles, dos nombres, aunque no es un juego usual y, en ocasiones, claramente impracticable. Hasta 27 personajes distintos encarnó el británico Rolf Leslie en la película “Sixty years of a Queen” (1913). El segundo de ese particular ranking con sus doce papeles en “El Aullido del diablo” (1987) es español Paul Naschy que nos viene al pelo en esta entrada por que el verdadero nombre de este madrileño era Jacinto Molina.
En Estado Unidos los hispanos también solían anglicanizar sus nombres y así es como Ramón Estévez cambió el suyo por el de Martin Sheen. Pero la creciente aceptación de la multiculturalidad tiene como curiosa consecuencia que sus hijos sean conocidos con los inconexos nombres de Charlie Sheen y Emilio Estévez.
Un curioso pseudónimo cinematográfico es Alan Smithee. Se usaba mas que usa, y ya no oficialmente como hasta el 2000, en los créditos de las películas americanas para designar al director cuando el que ha realmente ha realizado esa función considera que la productora ha introducido modificaciones en el montaje con las que no está de acuerdo. Es interesante reseñar que se trata de un trabajado anagrama de "The Alias Men" ("Los hombres con alias"). La primera película en que se utilizó fue "La ciudad sin ley" (1969), inicialmente dirigida por Robert Totten quien abandonó el rodaje por diferencias con el protagonista del film Richard Widmark. Fue sustituido por Don Siegel que tampoco sintonizó con el actor principal por lo que finalmente ninguno de los dos directores quiso figurar en los títulos de crédito.
El muy regulado sindicato de actores norteamericano no permite utilizar un nombre ya registrado y así es como Michael J. Fox tuvo que insertar una jota, aunque desconocemos porque renunció a la inicial de su segundo nombre Andrew.
Por cierto que su fundación dedicada a la investigación de la enfermedad de Parkinson que el propio actor padece tiene un interesante logotipo ideográfico, la versión moderna del concepto que la heráldica llama armas parlantes. Un asunto que merece que le dediquemos un apunte otro día.
Otro ejemplo de obligación impuesta de cambiar de nombre es la que sufrió el actor londinense conocido como Stewart Granger. Cuando llegó al cine americano no pudo utilizar su auténtico nombre James Stewart porque coincidía con el de otro ya popular actor. Así que el británico optó por trasmutar su apellido en nombre y lo acompañó con el identificador familiar que tenía de soltera su abuela. Estos últimos ejemplos los hemos tomado del artículo pseudonym de la versión inglesa de la Wikipedia que, sin embargo, es confusa en la referencia que hace al caso de Dick Van Dyke.
Dick Van Dyke como Mr. Dawes Sr. |
En Estado Unidos los hispanos también solían anglicanizar sus nombres y así es como Ramón Estévez cambió el suyo por el de Martin Sheen. Pero la creciente aceptación de la multiculturalidad tiene como curiosa consecuencia que sus hijos sean conocidos con los inconexos nombres de Charlie Sheen y Emilio Estévez.
Cartel con la variante Allen Smithee para designar al director que no asume el resultado |
Un curioso pseudónimo cinematográfico es Alan Smithee. Se usaba mas que usa, y ya no oficialmente como hasta el 2000, en los créditos de las películas americanas para designar al director cuando el que ha realmente ha realizado esa función considera que la productora ha introducido modificaciones en el montaje con las que no está de acuerdo. Es interesante reseñar que se trata de un trabajado anagrama de
Ya en el mundo de la música, qué decir del compromiso de los
componentes del grupo Ramones que
adoptaron todos ellos el mismo apellido Ramone
cuando no tenían ningún parentesco entre sí. Curiosamente lo tomaron del
pseudónimo Paul Ramone que utilizaba
Paul McCartney para hacer sus reservas de viajes sin ser reconocido.
A nosotros siempre nos llamó la atención que Bob Dylan vendiera autenticidad
ocultando su muy judío nombre de Robert
Allen Zimmerman en el que sustituyó el apellido por el nombre del poeta Dylan
Thomas, pero esta no es una práctica inusual entre los miembros de esa perseguida comunidad. Ralph Lauren nació como Ralph Lifschitz,
Winona Ryder como Winona Laura
Horowitz y Natalie Portman como Natalie
Hershlag.
Símbolo utilizado por Prince |
Ahora bien, quien llevó el asunto al límite fue el cantante Prince que adoptó como nombre un
símbolo que no tenía denominación. No tardó en darse cuenta de que el invento
era poco práctico, en la música se vive de vender cosas que alguien tiene que
pedir, así que pronto retomó el uso de su nombre de pila.
El asunto da para
mucho mas de lo que resulta aconsejable
extender un post, así que nosotros vamos a dejarlo aquí dejando a los mas
interesados que continúen con sus propias indagaciones.
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