Hoy nos inspira la vistosa portada creada por Javier Muñoz para el último número de La Luna de Metrópoli, el suplemento de ocio y cultura del diario El Mundo cuyo dirección de arte desempeña con brillantez Rodrigo Sánchez. Una ilustración dedicada al estreno de la película 'La llamada de lo salvaje' (The Call of the Wild) basada en la novela del mismo título. Una obra que muchos consideran la obra maestra de juventud de Jack London. Relato de aventuras publicado en 1903, cuya primera edición en español se hizo en 1939 con el título 'La llamada de la selva'.
La fusión del la imagen de Buck, el perro mitad san bernardo mitad scotch collie que es secuestrado para convertirlo en tiro de trineo, y Thornton, un lobo solitario interpretado por Harrison Ford, nos ha invitado a coleccionar en el apunte de hoy otras creatividades de esa misma tipología. Unas composiciones cuyos orígenes cabe entroncar con el bifronte dios romano Jano, aunque la original disposición en oposición es mucho menos utilizada por los creativos. Adjuntamos dos ejemplos bien antiguos: Puck (Frank Nankivell, noviembre 1910) y Harper´s Bazar (Erté, marzo 1936) [1].
Volvemos con las combinaciones de humanos y animales por medio de dos felinas versiones. Una de la hace largo tiempo desaparecida edición brasileña de MAD y otra del cómic italiano Dylan Dog. Debajo, hombres lobos frente a vampiros en Werewolves and Vampires Magazine (1962) y en 'Superman and Batman vs. Vampires and Werewolves' (2009). Completa el bloque hombre o bestia con iconografía Disney en National Geographic de noviembre de 1991 y la evolución de lobo a perro en la edición brasileña de Scientific American de agosto de 2015.
Como el cliché es extenso, vamos a fraccionar el recorrido, así que concluimos esta primera parte con otra dualidad humano-animal que llevó a su portada en la brasileña Superinteressante en marzo de 1998. Muy oportuna en aquellos tiempos en que causaba sensación la clonada oveja Dolly (y mañana hará 23 años del anuncio de ese logro).
[1] Obsérvese que esa cabecera era entonces Bazar y no Bazaar, una grafía que adoptó en noviembre de 1929 (más detalles).
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