Limitado provecho el que suelen sacar los medios de comunicación de las encuestas del CIS. Intención de voto y valoración de los líderes parece ser lo único que interesa y, encima, no suelen explicarse del todo bien. Tampoco es que el propio centro demoscópico ayude mucho.
Quizá les haya llamado la atención que en el último “barómetro” publicado el
político mejor valorado entre los que tienen vocación de liderazgo nacional sea Alberto Garzón (IU). Así que vamos a tratar de explicar por qué esa situación es compatible con que solo haya conseguido unos pocos escaños, y ello sin entrar
hoy en que cada uno le haya costado 460 mil votos frente al entorno de 60 mil que
necesitan PP y Psoe (para ese análisis pueden seguir el siguiente enlace)
El resumen de las valoraciones obtenidas en la citada encuesta es el que puede
verse en el gráfico que sigue. Precisar sobre los grupos de votantes que peor valoran (línea de puntos) que, como imaginarán, en el caso de Mariano son los votantes de Pablemos y viceversa. Más detalles enseguida.
Pero la gráfica que mejor muestra la, aparentemente, extraña correlación que pretendemos explicar es la que sigue:
Un primer factor a considerar en relación con Rajoy es la ausencia de desgaste de quienes llevan menos tiempo en política y no han pasado por responsabilidades de gobierno, algo que parece invitar a la generosidad incluso por parte de quienes no comparten ideario.
Pero también hay que tener en cuenta que cuando un político se abre camino lo normal es que empiece siendo conocido por quienes están próximos a sus posiciones y tarde algún tiempo en alcanzar un amplio grado de reconocimiento. Añadamos que la atención por parte de las televisiones, en buena parte somos lo que vemos en la pantalla, permite acortar significativamente esos plazos como ha ocurrido con Pablo Iglesias a quien de alguna manera “inventó” Lara a través de La Sexta.
Tampoco cuesta entender que sean los ideológicamente próximos quienes mejor te valoren. Y es de esa combinación de conocimiento por los más afines y su habitual favorable opinión de donde nace, en parte, la paradoja que comentamos. Veámoslo para los dos líderes mejor valorados en unas gráficas en las que podemos ver sus “notas” por grupos de encuestados complementadas con una línea que indica el porcentaje de votantes de cada partido que les otorga una valoración (escala derecha).
Ya se ve que una característica diferencial de Garzón es el reducido porcentaje de “votantes de derechas” que le ha puesto nota. Se ve mejor en otro gráfico en el que comparamos esa variable para los cinco líderes analizados. Ahí queda claro que es el menos conocido con gran diferencia.
Se beneficia el líder de IU, por tanto, de que un amplio sector
de quienes parecen proclives a darle peor nota no lo hacen. Cabe hacer, pues, una estimación a futuro ponderando la nota media que obtiene entre los votantes de
cada partido con el peso de esos colectivos. Esto nos
anticiparía de alguna manera lo que “debería pasar”, a igualdad de “desgaste”, cuando sea más
conocido.
Como resultado de esa elucubración nos sale que, aun obteniendo una
buena valoración, Alberto quedaría
ligeramente por detrás de Albert que es quien se pondría líder de esa peculiar clasificación potencial. Pero
elucubraciones son, y lo que parece claro que el chaval cae bastante bien salvo en el PP. Ya
veremos como evoluciona esa tendencia al “to er mundo e güeno” mientras no se demuestre
lo contrario, si bien parece condenado a ir perdiendo aprecio. Ya veremos cuanto y con qué velocidad.
Por si tuvieran curiosidad, añadimos las gráficas de los otros tres líderes con
aspiraciones de ámbito nacional. Emparejamos a los representantes del cuestionado
bipartidismo y cerramos con la “tentación para necrófilos” (ver apunte del domingo).
Adviertan que Sánchez cae algo mejor en el votante PP que Mariano en el del Psoe.
Adviertan que Sánchez cae algo mejor en el votante PP que Mariano en el del Psoe.
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