Proseguimos el repaso de las 'apropiaciones' de la Ola Kanagawa con el uso que ha hecho de la misma la publicidad. Comenzamos con la versión no muy literal de un cartel de Perrier obra de François Villemot fechado en 1981. Lo acompañamos con una surfera botella de Orangina de esa misma década.
La localidad californiana de Santa Cruz, autodenominada ciudad del surf, ha basado buena parte de su promoción en su atractivo para la práctica de ese deporte. Y no han faltado algunos carteles con olas que les resultarán familiares.
Del año 2000 es la pieza creada con números y letras para un anuncio de Canon. "Imágenes e información a través de las redes: súbase a la onda del poder digital" era el mensaje.
Panasonic, por su parte, basó en 2015 una campaña de sus electrodomésticos en recreaciones del famoso icono realizadas con lechuga (frigoríficos), sábanas (lavadoras) y pelo (secadores), mientras que con granos de café y una espuma representativa de la leche reprodujo la composición la agencia lituana Not Perfect Y&R. Ello para ilustrar el lema "Más café, menos leche" con que se promocionaba un establecimiento de Vilnius.
Mosaicos basados en teselas de muy diversa naturaleza ya se habían visto anteriormente en anuncios de las cervezas japonesas Kirin y Asahi. Dura competencia en la que no dudaron en plagiar la creatividad de la primera, bien que con una ejecución, en nuestra opinión, más lograda. Las acompañamos con el collage humano realizado en 2008 por el fotógrafo Thomas Lavezzari para la publicidad de Arena (agencia Lowe Pirella Fronzoni) que ya hemos anticipado en la primera entrega.
Creada ya con líquido encontramos la ola de la salsa de soja Kikkoman, “Arte culinario desde Japón” (agencia Scholz & Friends, Suecia; 2008), que evoca por medio del arte el origen del producto. Lo mismo que hizo la publicidad del agua mineral Fuji para presumir de alma japonesa (agencia Commons, Tokyo; 2009). Mismo concepto que inspira una viñeta de Ed McLachlan de 1981 ya enlazada en la primera parte de esta serie o el anuncio de los palos de golf de la marca tailandesa Honma que enfatiza así que están fabricados en Japón (agencia King Kong, Bangkok, 2016; ficha).
La asociación de nuestro ondulatorio icono de hoy con los deshechos también es una creatividad muy habitual que ya vimos en la portada de MAD. Muy discreto añadido resulta en la pieza publicitaria realizada en 2007 por Y&R para la Surfrider Foundation y mucho más evidente en la pieza que no tenemos fechada que incluimos bajo estas líneas. También hay un mensaje mediombiental, pero de otro tipo, en el anuncio de la agencia Contrapunto BBDO para el WWF que instaba a ahorrar energía con el lema "si no lo utilizas, apágalo" (enlace a las otras dos piezas de aquella campaña).
Casi podría pasar por pieza de tal clase de arte la adjunta señal de riesgo de tsunamis que puede verse en Japón. La que nos invita a señalar que las olas de los maremotos, por su muy larga longitud de onda, no forman una rompiente al llegar a la orilla. Por ello, la habitual asociación de la representada por Hokusai con esos destructores fenómenos no es, estrictamente hablando, correcta.
De todos las 'creaciones de calle' que conocemos, la que más nos gusta, aunque sea un concepto ya visto en una viñeta de Martin Honeysett, es la de 2015 titulada “Todo el mundo es un artista” del santanderino Pejac. Y muy oportuna su idea de colocarla en un rincón de la ciudad de Kawasaki que precisamente está ubicada en la prefectura de Kanagawa.
Otra curiosa escenificación del cuadro es la realizada en 2016 por el artista de Nantes conocido como Pez (Pierre-Yves Riveau) dentro de la serie titulada 'Musas y Hombres' (ver mas piezas).
En Madrid puede verse en la calle de Barceló una reproducción bastante convencional de 'la ola' en un tríptico sobre persianas que 'protege' un restaurante asiático. Como también es bastante literal la pieza pintada en una medianera de Camberwell (Londres) que mostramos debajo. A su lado una versión en rojo ubicada en Bristol (¿autor MM13?) que posteriormente fue poblada por unos sobrepuestos habitantes.
El mosaico que decora en el londinese barrio de Chiswick las conocidas como The Treatment Rooms, la casa de la artista Carrie Richards (aka The Baroness) y su colega Mr. Spunky, trasciende las técnicas usuales del arte urbano. Se trata de una representación de los llamados "Tres de Angola" ( Herman Wallace, Albert Woodfox y Robert King) que en los años setenta fueron confinados en solitario en prisión de Angola (Luisiana). Ya se ve como aquí la ola tiene un papel secundario.
En forma de pieza escultórica pudo verse en Dresde la ola de la instalación realizada en 2006 por Tobias Stengel (2006), mientras que en Japón se practica en los campos de arroz de Aomori una deliciosa variante de arte efímero que también a rendido tributo a Hokusai.
El icono que tratamos parece tener especial atractivo para la aplicación de técnicas poco convencionales, como la que practica Scott Wade al plasmar sus creaciones sobre cristales de coche empolvados lo que le ha granjeado el sobrenombre de 'The Dirty Car Artist'. Debajo la ejecución y resultado del trabajo de Phil Hansen con un concentrado de Coca Cola seguido de una de las típicas composiciones hechas con desechos por el francés Bernard Pras. Y como esta fue portada de un número de la revista New Scientist que incluía contenidos sobe el problema de los desperdicios de plástico nos sirve de pasarela hacia el repaso de las portadas de revista inspiradas en la ola. Pero eso ya será otro día.
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