Vamos con la segunda entrega (enlace a la 1ª), esta ya dedicada a las tragedias ferroviarias que han costado vidas. Los sucesos que en el caso de los relacionados con Asturias tienen la peculiaridad de estar encabezados, en orden de gravedad, por los acaecidos fuera del territorio de la comunidad.
Pero como hoy es el 95º aniversario de un grave accidente tranviario ocurrido en Oviedo, y ferrocarriles sin plataforma exclusiva son los tranvías, vamos a dejar para otro día los sucesos más mortíferos para pasar a ocuparnos de lo ocurrido aquel 1º de mayo de 1922.
Resulta oportuno recordar previamente que el día anterior, el domingo 30 de abril, la compañía Tranvía Central de Asturias constituida en 1918 por José Tartiere había celebrado en la Plaza de la Escandalera la solemne inauguración del nuevo servicio con vehículos eléctricos. Atrás quedaba la tracción 'a sangre', o sea animal, que utilizaron los tranvías de la ciudad hasta 1915 en que el municipio se quedó sin servicio de transporte colectivo.
De aquel acto tan solo tenemos una muy mala imagen procedente de la portada del diario El Comercio, pero algo mejor es la que muestra dos de aquellos tranvías circulando por la calle Uría entre una entusiasta multitud. Una foto tomada precisamente frente al chalet del fundador de la compañía que estaba ubicado en la esquina con la calle Gil de Jaz (1).
Pero menos de 24 horas después de ese acto, hacia las seis y media de la tarde del lunes, el tranvía número 5 que, al parecer, viajaba sobrecargado, no pudo frenar para tomar la curva de la calle Uría y acabó estrellándose contra un árbol. Antes arrolló fatalmente al guardia municipal José García Villa que regulaba el tráfico en ese cruce y a otros dos peatones, la niña de doce años Mercedes Valdés y el vecino de Santa María del Naranco Manuel González Grado, que no fue identificado hasta el día siguiente. Por contra, tan solo pereció en el acto un ocupante del tranvía, el vecino de San Lázaro (San Lorenzo en las crónicas de la prensa madrileña) José Álvarez conocido como "El Ferreru".
Sin fotos directas de la tragedia, vamos a recordar al menos el escenario de la misma y donde se fraguó con ayuda de algunas fotos que no tenemos fechadas con precisión.
El giro de la calle Toreno hacia Uría que no consiguió dar el tranvía escaso de frenos |
Un tranvía descendiendo por la calle Toreno (imagen no posterior a 1925) |
Inicio de la pendiente en la plaza conocida popularmente como Gran Vía que en 1924 pasaría a llamarse General Ordóñez |
Es llamativo comprobar como en la prensa del martes 2 se mezclaba la noticia de la inauguración, que puede verse en la adjunta portada de El Comercio, con la de la tragedia. Esta se incluía en la tercera página a la que remitía una llamada en esa misma primera (recuadro rojo). Los anteriores enlaces dan acceso a imágenes de alta resolución de la muy útil hemeroteca digital de El Comercio.
El día 3 se proseguía dando más información sobre el siniestro (enlace) en la que se daba cuenta del fallecimiento en el hospital de una de las heridas llamada Consuelo Blanco (detalles). Sin rastro posterior en la prensa regional de más muertes, el saldo sería aparentemente de cinco. Pero hay que hacer notar que La Vanguardia daba cuenta en su edición del día 4 (enlace) del fallecimiento en el hospital de Ramona Blanco. Una información que nos hace albergar alguna sobre si no contendrá una confusión en el nombre de una víctima de la que no hemos encontrado rastro en otros diarios. Que pudiera ser, por tanto, el mismo fallecimiento que hemos apuntado como quinto.
Fueran 5 o 6 las víctimas mortales, la consternación fue total y al día siguiente la ciudad vivió una convocatoria de paro general como reseña la adjunta crónica del vespertino madrileño La Época.
Aun cuando parece que costó recuperar la confianza del público, el servicio prosiguió sin ulteriores incidentes graves hasta que en 1955 el Ayuntamiento optó por el autobús a la vista de los costes de ampliar el servicio y modernizar una red que todavía arrastraba los severos daños sufridos en la guerra.
Aun cuando parece que costó recuperar la confianza del público, el servicio prosiguió sin ulteriores incidentes graves hasta que en 1955 el Ayuntamiento optó por el autobús a la vista de los costes de ampliar el servicio y modernizar una red que todavía arrastraba los severos daños sufridos en la guerra.
(1) Una imagen completa de ese edificio que fue demolido en 1973 para construir Galerías Preciados.
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