jueves, 18 de enero de 2018

La (fea) lucidez de Subirachs


El monumento a Francesc Macià situado en ese corazón de Barcelona que es la Plaza de Cataluña probablemente sea el más feo de la capital catalana. Se trata de una creación de Josep Maria Subirachs que fue inaugurada por Jordi Pujol el 25 de diciembre de 1991 coincidiendo con el 58º aniversario de la muerte del homenajeado. Justamente 8 años después de que, otro día de Navidad, el propio Pujol colocara la primera piedra de un proyecto diferente en un lugar distinto de esa plaza (enlace a La Vanguardia en cuya portada la "inoportuna" muerte de Joan Miró restó protagonismo al acto).

Y es que ese monumento tuvo una larga gestación desde que en 1977 el diario "Avui" organizara una suscripción popular para costear un homenaje al primer presidente de la Generalitat en la República (y primer proclamador de una república catalana). Como resultado de la misma, en abril de 1980 se entregaron 5,6 millones de pesetas a la Conselleria de Cultura que en 1983 convocó, junto con el Ayuntamiento de Barcelona, un concurso destinado a seleccionar una obra.

Un jurado presidido por Eduardo Chillida tras la muerte, el 15 de marzo, del primer titular de ese puesto, Josep Lluís Sert, fue encargado de seleccionar tres finalistas [1]. Pero la decisión sobre el ganador se dejó en manos de una votación popular entre los siguientes tres proyectos:

- "Flama" (llama) de los madrileños Joaquín Vaquero Turcios, Luis Bertal y Javier Casanueva.

- "Uno + Todos" de los búlgaros Blagoy Atanasov y Cyril Naidenov.

- "Passejant" (paseante) del equipo barcelonés integrado por Franc Fernández junto con Eduardo y Moisés Gallego.

Para más detalles les remitimos a La Vanguardia del 30 de septiembre que incluye una entrevista telefónica a Javier Casanueva. El periodista Félix Pujol la iniciaba con un desabrido ¿qué saben ustedes del president Macià?, para proseguir inquiriendo ¿qué es la catalanidad para usted?, y rematarla con un escéptico "a algunos puede parecer curioso que esta idea surja de Madrid"

El caso es que, a pesar de las animadversiones por razón de origen de los autores como la que rezuma la entrevista anterior, el ganador del proceso en el que incluso participó Jordi Pujol (aprovechando con ello para hacerse la pertinente foto), fue la cripta coronada por una señera formada con rayos láser del proyecto denominado  "Flama". Y, como ya hemos referido, ese fue el diseño del que se apresuró a colocar la primera piedra el president poco más de un mes después.

Pero aduciendo argumentos que discurrieron desde el riesgo potencial de los rayos láser para la navegación aérea a los retrasos impuestos por las obras de la estación de metro de la Plaza de Cataluña, el proyecto ganador fue arteramente enterrado. Ello para pasar a encargar en 1989 a Josep Maria Subirachs un nuevo diseño, aplicando para ello el conocido procedimiento del dedazo pujoliano (enlace a la noticia). Aunque desconocemos si aquí hubo 3%, ya se ve que hasta el proceso administrativo de este monumento es, en sí mismo, todo un homenaje al catalanismo contemporáneo.

El escultor de la "Fachada de la Pasión" de la Sagrada Familia concibió la obra como un conglomerado de símbolos en el que un pedestal de travertino representa la historia de Cataluña por medio de inscripciones con simbólicas fechas, nombres de personas y lugares. Encima de ese bloque, una escalera invertida cuyos tres primeros peldaños encajados en el pedestal representan los tres años de gobierno de Macià al frente de la Generalitat, ejerce de representación de la construcción nacional. Proceso que se plasma como un avance peldaño a peldaño con un inconcluso remate. Pero la genialidad de Subirachs a que hace referencia nuestro título fue colocar esa representación del procés al revés. En definitiva, impracticable. Tan lúcido como premonitorio.

 Josep Clarà modelando el busto de Macià en 1933 
Al frente de esa mole en la que el autor veía una "Victoria de Samotracia abstracta" se colocó una réplica de bronce del busto de Macià realizado en 1933 por el Josep Clarà, un escultor cuya obra "La Diosa" guarda la espalda de la pétrea metáfora (en realidad una réplica, porque el original colocado en la plaza 1929 fue trasladado en 1982 al vestíbulo del ayuntamiento para su mejor conservación). Y lo hace colocada en un estanque que fue incorporado en el proyecto urbanístico de los arquitectos Helio Piñón y Albert Viaplana.


Lo que reconforta a quienes el tocho nos parece un desatino es ver como hay pocas cosas a las que el ingenio infantil no sea capaz de sacar partido.








[1] El resto de miembros fueron los arquitectos Oriol Bohigas, Jordi Bonet, Rafael de la Hoz, Antoni de Moragas, Padraig Murray, Albert Pujal y Pierre Vagó, el historiador del arte George Collins y el crítico de arte Francesc Vicens.




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