Nos envía una interesante reseña legal un irregular lector al que amonestamos
por esa inconstancia a la par que le agradecemos sinceramente su contribución sobre la
farragosísima entrada en vigor de la Ley de Régimen Jurídico del Sector Público.
Vean, y lean hasta el final si tienen arrestos, este brutal ejemplo de pésima técnica legislativa:
Con ser toda esa disposición final decimoctava un auténtico
despropósito, no podemos dejar de llamar la atención sobre ese galimatías de entradas
en vigor por párrafos. ¿Tan crítico será diferenciar en esto unos de otros? (y
ello sin perjuicio de lo dispuesto en…)
Ya nos decía un amigo abogado que para ser juez, póngase en este
caso redactor de leyes, hacen falta dos cosas, saber derecho y tener sentido
común, pero solo examinan de lo primero. Cierto que nosotros solíamos contestarle que para lo segundo, mas allá de la carrera, ni eso.
Pues mucho nos tememos que el cuerpo
de Letrados del Estado se ha poblado de gentes que seguro que saben mucho pero
han perdido completamente el norte. Parece claro que, en particular, han olvidado que las leyes
están al servicio de los administrados. Y es que estas no pueden convertirse en
ejercicios de preciosismo a cargo de empollones jurídicos que olvidan su inexcusable deber de producir textos comprensibles por quienes no forman parte de esa especializada élite.
¿Cómo es posible que en el trámite parlamentario nadie haya
puesto de manifiesto que no es de recibo aprobar textos así?
Está claro que en buena parte porque ni se molestan en leer, aunque sea en diagonal, lo que aprueban. ¿Qué dedo sacó el portavoz?
Está claro que en buena parte porque ni se molestan en leer, aunque sea en diagonal, lo que aprueban. ¿Qué dedo sacó el portavoz?
Ahora ya pueden ir a refrescarse (o quizá acalorarse) al apunte de ayer.
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