La actualidad manda, así que tendrá que esperar la prometida segunda parte de las manipulaciones de la soportada de Penthouse Comix. Pero no nos apartamos mucho del asunto al dar cuenta de como hoy se hacen eco diversos medios de comunicación de la queja de la actriz Inma Cuesta (ver su Instagram) por el “tratamiento” que le han aplicado en la portada del suplemento dominical de El Periódico.
Atípica reacción, máxime porque no estamos ante una enorme manipulación como otras que se han visto. Un ligero estrechamiento de cadera y una clara tonificación de un brazo que nos indica que a la actriz no debe gustarle mucho el gimnasio. Quede claro que a nosotros tampoco. Por cierto Inma, no te han alargado el cuello, es fácil de comprobar, quizá te despista el efecto óptico que provoca el borrado del pelo.
Quizá de lo que menos se ha hablado es de lo que ella llama "el alisado de mi piel". Y es que esa es la gran manipulación practicada sistemáticamente por los editores. La que, por ejemplo, hace desconocer a muchos que Lindsay Lohan tiene tantas pecas como la interrogada por el confesor en un conocido chiste. Otra clara muestra de esa práctica puede verse al comparar las fotos de la modelo Charlie Riina que ya hemos publicado en un pasado apunte.
Pero una vez sabido que el Periódico recibió la conformidad de la representante de la actriz, no podemos evitar pensar que no deja de haber un cierto afán de crear ruido mediático a cuenta de la oportunidad que presta la noble causa de la autenticidad. El favor de los directores de reparto exige estar ahí y en este caso bien puede decirse que el medio, un Instagram que alimentar, bien puede ser la causa del mensaje.
Ya puestos a buscar los límites a esa autenticidad veremos si los productores de su próxima película queda autorizados a prescindir del equipo de maquillaje.
El caso es que hasta nosotros que tenemos dedicados unos cuantos apuntes a señalar los abusos del photoshop (ya ven que lo escribimos con minúsculas porque está pidiendo entrar en el Diccionario), tenemos que admitir que es difícil que aprendamos a vivir sin el, como sin las redes. Fíjense en qué ha quedado nuestro finde en sin-sin.
Además, esa herramienta de retoque digital permite en algunas ocasiones recuperar del cajón algunas fotos que en otro caso habría que considerar fallidas. Nos viene a la cabeza una de la modelo argentina afincada en Italia Belén Rodriguez que luce espléndida en una sesión playera. Sin embargo, el agua le juega una mala pasada cargando su atuendo con un feo “paquete” que, además, se alivia convirtiéndo la imagen en propia de algún reportaje sobre parafilias. Vamos, que parece que se está haciendo pis (aclaración dedicada a los críticos de nuestros ataques de barroquismo).
Vean lo que les queremos decir comparando la imagen original con la utilizada en un calendario italiano del año 2007. En nuestra opinión un retoque plenamente justificado, aunque no entendemos muy bien qué tanto les molestaban los suprimidos tatuajes: esa ala de la mariposa que parece huir del mons venere, igual encontró a Berlusconi por ahí (esto tiene algunas segundas), y el pseudoanillo del dedo.
Pero la cuestión aún tiene mas calado, porque el retoque fotográfico puede llegar a convertirse en un auténtico acto de caridad. Y es que no estamos seguros de que la sociedad española esté preparada para ver desmoronarse ante sus ojos algunos de los mas famosos iconos patrios. Sinceramente, nosotros habríamos preferido ver manipulada la imagen con la que cerramos. No tenemos corazón para soportar esto.
Pero la cuestión aún tiene mas calado, porque el retoque fotográfico puede llegar a convertirse en un auténtico acto de caridad. Y es que no estamos seguros de que la sociedad española esté preparada para ver desmoronarse ante sus ojos algunos de los mas famosos iconos patrios. Sinceramente, nosotros habríamos preferido ver manipulada la imagen con la que cerramos. No tenemos corazón para soportar esto.
P.S.- Hemos encontrado en la prensa del lunes (enlace a El Comercio) un magnífico ejemplo de que el maquillaje hace mucho que va por delante del photoshop en la transformación de la realidad.
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