Se nos ha ocurrido parafrasear un conocido refrán a la vista de la comparativa de imágenes que puede verse mas abajo. Y es que hoy traemos otra muestra mas de esas censuras que tasan al
milímetro las superficies expuestas. En este caso es la edición mexicana de Penthouse la que recurrió al regruesado del útil de domado utilizado por la vedette cubana Liz Vega aun cuando el fotógrafo se había esforzado en captarlo tan adecuadamente
posicionado. Pero no debía ser suficiente.
También es notorio como, ya puestos a darle al photoshop, aprovecharon para arreglarle a esta domadora en prácticas un visible plano que presenta su silicona izquierda. Quien sabe si alguna brusca frenada. Con todo, vemos una cierta desidia en la falta del correlativo retoque de las fotos del reportaje interior.
La precisa interposición ya sea de una fusta o de todo un látigo
es un recurso bastante socorrido para cumplir con los preceptos de tapado corporal que se aplican en muy diverso grado
según países y épocas. Seguimos con dos ejemplos tomados de la norteamericana Hustler (julio del 98 y verano 2002).
Pero donde este artificio tiene un carácter casi epidémico es en las publicaciones de género sadomasoquista. A fin de cuentas ahí las fustas son un elemento fijo del atrezzo. Así que nos limitaremos a traer dos ejemplos de la revista Taboo perteneciente a la misma editorial que Hustler. Si quieren buscar mas pueden encontrar la colección de portadas de esta especializada cabecera en el siguiente enlace.
Otras revistas que practican un erotismo algo mas templado también han recurrido a las fustas, pero ahí si que ya no es suficiente y hay que cuidarse de que la correspondiente modelo coloque bien las manos. Cierran el apunte Iwa Moto en la cubierta del número de agosto de 2013 del Playboy filipino y Millie Mackintosh en la del FHM turco de diciembre de ese mismo año.
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