martes, 23 de enero de 2018

Cerdos y rameras


Es curioso que la famosa etiqueta #MeToo utilizada para denunciar agresiones sexuales acabara convertida en Francia, que no en todo los territorios francófonos (porque en Canadá es #MoiAussi), en #balancetonporc. Un tuitero identificador, que cabe traducir como 'denuncia a tu cerdo', ideado por la periodista gala Sandra Muller que lo puso en circulación el pasado 14 de octubre. Lo hizo para denunciar su caso, un tuit que, por cierto, le ha costado una demanda por difamación interpuesta por su particular cerdo (más info, en francés).

Y como el que no corre vuela, el modista belga Walter Van Beirendonck colocó en su desfile del pasado día 17 en una de las semanas de la moda que anualmente se celebran en París, uno porcinos diseños de los que les mostramos un par de ejemplos. Ojo al diferencial detalle.

 

La verdad es que el impacto mediático habría sido claramente mayor si hubiera combinado el desfile con una denuncia de acoso por parte de algunos de los modelos. Un poco al estilo del lo que hacen los guionistas de 'Gran Hermano' cuando les baja la audiencia sin que este país monte en cólera contra tan arteras prácticas.

Pero tenemos que confesar que el ejemplar de raza porcina que más nos ha llamado la atención estos días pasados ha sido la "supercocha" de Portomarín. Una portentosa cerda, nacida en noviembre de 2013, que acaba de parir veintidós lechones para rebasar la barrera de los dos centenares de descendientes. Ello, según informa La Voz de Galiciacon alguna camada que ha llegado a los 30.

Una vez metidos en noticias del mundo rural, también cabe dejar constancia del gusto que la ha cogido el diario La Nueva España a las anfibologías con la palabra ramera. Y eso que esta vez lo han postergado al subtítulo (enlace a la noticia), quizá porque tan solo el pasado mes de septiembre ya se habían marcado el equívoco titular 'Las rameras reinan con su calidad en El Fresno (Grado)'.


Unas comillas, por favor, que esa palabra no tiene en castellano la acepción de 'ternera que se subasta en el día de la fiesta (para contribuir a los gastos de las ceremonias)' que consigna en primer lugar el Diccionario General de la Lengua Asturiana de Xosé Lluis García Arias cuya versión internetal está disponible en la web de ese diario. Cabe añadir que esa denominación procede del adorno con ramos, no necesariamente de laurel, con que se engalanaba (conjugamos en pretérito porque no vemos que se siga haciendo) ese ganado para tales subastas.

El significado de laurel, que también tiene ramera, queda relegado al segundo lugar en el citado repertorio léxico del asturiano, cuando es la única acepción recogida en el normativo  Diccionariu de la Llingua Asturiana (DALLA). Y en ninguno de los dos se incluye el único significado que recoge el Drae. Como nos caiga encima la malhadada cooficialidad, nos da que no vamos a ser capaz de aclararnos.

En todo caso, esperamos que la información que les hemos dado les sirva para deducir la botánica explicación que tienen los sorprendentes nombres de las aldeas del concejo de Castrillón llamadas La Ramera de Arriba (56 hab.) y La Ramera de Abajo (16 hab.) Unas poblacones muy próximas al aeropuerto de Asturias que aparecen, sin la pertinente explicación, en numerosos repertorios de topónimos chocantes (como este). Debajo documentamos, con ayuda de Streetview, que en la localidad de Lodares hay una señal que símplemente indica la dirección a 'La Ramera'.


Si hacen un poquito de zoom en Google maps, descubrirán que un promotor anuncia la construcción de Villa Leticia,  aunque al menos la escribe con c, en pleno Rameras de Abajo.

 

Qué cosas las del subconsciente que, volvemos a las anfibologías, este final asunto nos ha recordado la obra de teatro de Ana Diosdado titulada 'Usted también podrá disfrutar de ella'.





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