martes, 5 de junio de 2018

Tratando de entender la política española actual


Poca información que no tengan ya encontrarán en el artículo de hoy. Pero tan solo pretendemos participar a nuestros lectores un esquema que nos hemos hecho como parte de los ejercicios para tratar de convencernos de que no sufrimos una perturbación mental. Esperamos que también pueda resultarles de ayuda para ahorrar una perrinas en psicoterapias.

Sean tan amables de pasárselo a sus amigos extranjeros para ver que opinan. Lo hemos anonimizado en lo posible para evitar interpretaciones prejuiciosas.



Érase una vez un político que lideró un partido en unas elecciones en las que esa formación consiguió los peores resultados de su historia.

Los comicios tuvieron que repetirse y obtuvo un resultado todavía peor.

Dispuesto a forzar la celebración de unas terceras elecciones, un proceso que amenazaba con dejar a ese partido reducido a la marginalidad parlamentaria, fue destituido.

Sin embargo, los militantes optaron otra vez por el cuando fueron llamados a elegir un nuevo líder.

Desde su opositora posición rechazó vehementemente los presupuestos presentados por el gobierno de turno que calificó de “ideológicos y antisociales”.

A la semana siguiente consiguió aglutinar el voto de 23 partidos, entre ellos varios independentistas, para ganar una moción de censura con un programa cuya único punto concreto fue el compromiso de aplicar los denostados presupuestos.

En el debate también participó, en representación del mismo partido, un político destinado a tener un principal papel en el nuevo gobierno. El que puso en bandeja al presidente censurado uno de los mayores zascas parlamentarios que se recuerdan:

Señorías, tengo una [cita] más, enero de 2018: "Los independentistas catalanes no pueden ser en ningún caso aliados nuestros ni para una moción de censura". Fin de la cita, sr…

Al poco, el partido del gobierno derrocado anunció que se proponía enmendar “su presupuesto” en el trámite del Senado.

Tras una cierta demora por el llamado 'efecto Escolano', hoy se va sabiendo que el nuevo gobierno tiene un perfil menos político [lo que decimos los periodistas cuando los ministros carecen de saberes y competencias específicos (Santiago González)] de lo esperado.

Y mientras un iluminado en fuga anda predicando que cuantos no le aman son gentes posesas por el odio, que no falte el diálogo, confirmamos que tendremos ocasión de recordar anécdotas tan divertidas como aquel inefable episodio parlamentario que convirtió en protagonistas a dos simpáticos ratoncitos.

De esta, el apóstol de la transparencia igual gasta da libre acceso a la celosamente guardada tesis doctoral  'Innovaciones en la diplomacia económica española de 2000 a 2012'?

Para finalizar, cosas serias. Sírvanse leer el artículo Y Azaña cierra TV3 de César Antonio Molina.







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