Hace cosa de un mes llamábamos la atención ("Ojo al dato") sobre la espectacular
evolución de la deuda pública española y hoy hemos dado con el complemento a
lo allí dicho que nos habría gustado escribir (aunque sigue pareciéndonos más expresivo el gráfico de nuestro post). Lo hace en El Confidencial el Director General de Renta 4 Banco, Jesús Sánchez-Quiñones, en el muy
recomendable artículo “Elevada deudapública: mal de muchos, epidemia”.
Plantea el autor la trágicamente sensata idea de que, a fuerza de imitar a los demás, los dirigentes de las economías más débiles puedan estar llevando a sus naciones al
punto de no retorno que hará su deuda impagable. Un poco a la manera de un émulo del “pijoaparte” de
Marsé que se fuera de picos pardos con un pijo auténtico y, después de armarla,
viera como el se quedaba enchironado cuando su compañero de correrías quedaba
libre tras el depósito de la fianza y la intervención de un abogado de postín.
Pero, ¡si hicimos lo mismo!, se desesperaría.
Pues cuidadín, que cuando vienen mal dadas se pone de manifiesto que no todos somos
iguales. Y una avería así cruje un país para mucho tiempo.
Como crujida quedó Ucranía
tras su independencia de la Unión Soviética, una decisión que no hay que
olvidar que fue apoyada por más del 90% de los votantes en el referéndum celebrado
el 1 de diciembre de 1991. Claro que esos mismos votantes nueve meses antes habían apoyado, con una menos abultada mayoría del 70%, el mantenimiento de la URSS. En los años siguientes los inicialmente entusiasmados ciudadanos ucranianos asistieron a un espectacular desplome de la
riqueza nacional. Vean en este enlace el espeluznante gráfico de las caídas del
pib a lo largo de la década de los noventa en la que acumuló un descenso del 60% que se encadenó con un proceso hiperinflacionsta.
Quizá esta sea la auténtica lección que deban extraer de este lío nuestros independentistas de
la pela, los que se han subido al carro secesionista engatusados por proclamas
como que pagarán menos impuestos. Si van a cagarla, ya podía ser por una causa un poco más noble.
Del sumarísimo referéndum ucraniano hemos recibido
información bastante epidérmica y por aquí son pocos los que se han enterado de
las suculentas ofertas que han doblegado las voluntades de los habitantes de Crimea de la aplastante forma que se ha visto. Una reseña de las mismas puede verse en este artículo, también de El Confidencial. Así que a nosotros nos parece que ahí lo que ha habido más bien ha
sido una OPA.
Como por allí no se gastan las perras que no tienen en rectificar memorias históricas, ahí sigue el escudo de la antigua Unión Soviética en el gigantesco "Monumento a la Madre Patria" (la Madre Rusia, por mucho que se empeñen) de Kiev: 62 m. de altura de acero inoxidable y 102 con la base. Igual acertaron no tocando nada.
Aún nos queda una última recomendación, lean la entrada que dedica el blog de Santiago González a las tres dirigentes de Covite que se plantaron en una concentración de etarras jubiletas celebrada en Alsasua reclamándoles el esclarecimiento de los asesinatos que permanecen impunes. Pero lo más espeluznante casi es que este habitualmente bien informado periodista cuenta que el Ministro del Interior está dando largas para recibir a estas corajudas señoras. No solo debería hacerlo con urgencia, bien podría aprovechar para condecorarlas. No abundan gentes con tanta dignidad y valor.
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