Pocas cosas mas peligrosas que un concepto hermoso y noble. La
educación, por ejemplo. Qué desalmado puede negar medios a tan noble fin. En
cualquier debate sobre el particular no tarda en aparecer alguna sentida
manifestación del tipo “todo lo que podamos destinar a educación es poco” que
cursará meliflua entre buenistas caras de asentimiento. Y con tan acrítico
armazón intelectual nos extraña que así le vaya al sistema educativo español.
Editorializaba ayer El País sobre la “Crisis en la Universidad” con un texto cuyo inicio prometía por cuanto tenía de
reconocimiento del problema: “Ninguna
universidad española está entre las 200 mejores del mundo según el ranking de
Shanghái que las clasifica por su
impacto investigador y los reconocimientos internacionales obtenidos”. Desgraciadamente
no tarda el editorialista en recurrir al moderno “bálsamo de
Fierabrás” convirtiendo el asunto en un problema de dinero. Y también lo es. Pero
difícilmente cabe concluir que hoy sea esa la principal causa de la postración
de la Universidad española. Por mas que en este país de nuevos exricos, el del
Ave para todos y tantas otras majaderías, tantos sigan pensando que la solución es poner mas dinero, mas bien dilapidar, tal y como están las
cosas. ¡Mas madera! gritaba Groucho Marx en “Los Hermanos Marx en el Oeste” ("Go West", 1940).
Insertamos la escena para que puedan rememorar cómo
quedó aquel tren (aunque está doblada con un ¡traed madera! que nos gusta menos). Al menos allí sirvió para dar un escarmiento a “los malos”.
Pero lo de nuestra educación superior es mucho mas que una
cuestión de dinero. Aun actuando con claridad de ideas, valentía y presteza,
que ya dudamos que concurra uno solo de esos requisitos, quedan muchos años de travesía del desierto. Porque fenómenos
como la enfermiza endogamia sustentada por la peor versión de la meritocracia
que ha regido la conformación de las plantillas docentes e investigadoras
necesitará mucho tiempo para permitir filtrar nueva savia (esperemos que también sabia) que ayude a dinamizar el
anquilosamiento propio de los contubernios en donde no cabe la crítica a quien
se le debe el puesto. No es mal ejemplo ver como en tan amigable componenda se publican sin rubor
artículos con mas firmantes que páginas. Sr. Ministro, ¿para cuando el premio anual al artículo con mas firmantes? Bien podría llevar el apropiado nombre de "El Mayor Zagarozo" (sic). Al menos divirtámonos un poco con esta vuelta de los reinos de taifas. Pero la realidad es contumaz: así les
fue, y así nos va.
No está claro si no será incluso peor el cancerígeno crecimiento
de una institución que hace muchos años parece al servicio de sí misma y no de
la sociedad. Hagan memoria sobre las noticias universitarias que han leído en
las últimas semanas. No se sorprendan si no recuerdan ninguna.
En la planificación universitaria se aplicó el mismo principio del Ave, facultades para todos (los
municipios que se precien). Entretanto, muchos, como el editorialista de El
País, agarrados al tópico de las clases masificadas. Haberlas haylas, pero no
muchas menos encontrará alarmantemente despobladas, claro que de esas no
interesa hablar. Pura manifestación del epidémico sesgo de confirmación. Se
publicita aquello que refrenda las ideas preconcebidas. Los prejuicios dictan el guión.
Tomemos un ejemplo un tanto extremo como pueden ser los estudios de Arquitectura. El disparatado sistema universitario español
gradúa cada año mas de tres mil profesionales de esta especialidad cuando el mercado
no está en disposición de dar trabajo a prácticamente ninguno de ellos. Y nunca volverá a poder absorber anualmente ni la cuarta parte de esa cifra. ¿Qué sentido tiene este dispendio? Esa España convertida
en la gran formadora de los arquitectos
del mundo con una enorme dedicación de recursos públicos. Cojan la maleta, sres. Pero ni siquiera tal delirio está al alcance de los campeones de la Alianza de Civilizaciones.
Medios, necesitamos mas medios para tan generoso empeño. ¡Mas madera! A continuación puede verse la evolución del número de centros en que se
oficia el disparate. Ya se ve que aunque no haya demanda del producto aquí no se cierra ninguna fábrica, mas bien todo lo contrario.
A título de ejemplo, Cataluña ofrece estudios de
arquitectura en cuatro universidades públicas (mas dos privadas). ¡Eso es un pueblo agraviado y estrangulado
financieramente! ¿Alguien dijo gestionar? Y no es difícil que la individua que aparece en este vídeo forme parte del próximo gobierno catalán. Este es el nivel.
Mas de lo mismo es lo
que queremos decir con lo de una universidad al servicio de sí misma, la que no
hace sino crear mas cátedras, plazas de titulares, asociados,… ¿Para qué? ¡A quien le importa!
Y todavía hay quien piensa que la solución es seguir engordando ese monstruo. Mas nos valdría concentrar los mejores
profesionales, dotarles de buenos medios, necesariamente menos onerosos que lo
requeridos por el canceroso modelo universitario actual, y exigirles
resultados.
P.S.- El gráfico nos lo hemos tenido que fabricar nosotros porque al "sistema" no le interesa mucho que estas cosas se vean con claridad.
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