Del mismo modo que estamos convencidos de que no pocos de los
actuales “animalistas” son el producto de la erosión de algunos
subconscientes infantiles por la antropomórfica fauna creada por Disney, no descartamos que sea el
último anuncio de Ikea el que ha
perturbado algunas parentales mentes. Nos referimos al de la cenología que no tenemos empacho en reconocer que como neologismo comercial es chulo.
Pero hay quien no entiende ni los anuncios, y esta semana veíamos como la Ceapa (Confederación Española de Asociaciones de
Padres y Madres del Alumnado) anunciaba que iba a
pedir a los profesores que no pongan deberes para los fines de semana de
noviembre. Y en caso de que no les hagan caso, han planteado a las familias que se nieguen a que sus hijos hagan esos mandados. Ya se ve que
son gentes que enseñan a sus vástagos a practicar el diálogo desde bien chicos.
Opinamos sinceramente que las autoridades educativas deberían
recoger el guante poniendo una sola condición. Que esos progenitores autoricen un estudio de a qué dedican los niños el tiempo liberado. Y si sale que a jugar a la maquinita de
turno, mensajearse o ver televisión, YouTube incluído, acepten recibir durante el resto del curso un mensaje diario
de las autoridades educativas que diga: ¡veis como sois unos gilipollas! Y con
obligación de contestar “leído”.
Está claro que para ser padre o madre no se pide ni el graduado
escolar, o como se llame después de la última reforma educativa. Pero algunos
se creen que tener un hijo te convierte automáticamente en experto en
pedagogía. Y que la democracia es que todo el mundo decida sobre todo lo que le pete.
Como tanta memez no da para mas, vamos a dedicar un momento a comentar que nos ha llamado la atención que
gentes que se cobijan bajo una denominación tan políticamente correcta todavía
no hayan hecho hueco en su sigla a las madres. Porque buscamos por internet y no
encontramos que Ceapma esté ocupado.
Y eso que si de verdad fuéramos sinceros sería Ceama, porque ya sabemos como funcionan las reuniones escolares. Pero dejemos bien presente esa p para no asumir feos hechos consumados y sonrojar, de paso, a los siempre muy ocupados absentistas. Será que tienen deberes.
Y eso que si de verdad fuéramos sinceros sería Ceama, porque ya sabemos como funcionan las reuniones escolares. Pero dejemos bien presente esa p para no asumir feos hechos consumados y sonrojar, de paso, a los siempre muy ocupados absentistas. Será que tienen deberes.
Al hilo de estas cuestiones de género, hemos descubierto en un Trujamán que el libro “Lecciones de poesía para
niños inquietos” (Ed. Comares, 2000) de Luis García Montero ha sido reeditado por Visor Libros como “Lecciones de poesía para niños y niñas
inquietos” (2016). Se sigue así lo hecho por Joan Margarit cuando tituló la traducción al catalán “Lliçons De Poesia Per A Nens i Nenes”.
La siguiente etapa suponemos que será aplicar la gramática con
género por defecto aleatorio que, con buen humor, critica Pedro
Álvarez de Miranda en el artículo “Nosotras venimos dispuestos” reseñado en el pasado apunte Palabras de la 36ª.
Así que, por nuestra parte, vamos a esperar a comprarlo cuando salga “Lecciones de poesía para
niños y niñas inquietas” que todavía será mucho mas moderno. ¿O se titulará “Lecciones de poesía para niños y niñas inquietos e inquietas”?
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