Comenzamos hoy constatando que el Martes neológico del Centro Virtual Cervantes sigue convertido en una tribuna de reclamaciones al Diccionario. No les negamos la razón en sus pretensiones, pero es un enfoque que nos parece que mantiene esa sección bastante alejada de las inquietudes de los hablantes sometidos a una auténtica avalancha de nuevas palabras que a diario aterrizan en nuestra lengua. No sabemos que tal andarán de público, pero nos da que podían tener bastante más.
Esta semana ha tocado el ya viejo (datan su primer registro en 1975) neologismo semántico que supone utilizar técnico con el significado de entrenador. Será su homenaje al comienzo de la liga tras haber pasado olímpicamente de los Juegos de Río.
Y llamativo que incluyan como ejemplo su uso con otro sentido, puesto que la directora técnica (del Celtic) a la que hacen referencia ocupó el cargo que también es llamado director/a deportivo/a y es bien distinto al de entrenador. Ello pone de manifiesto lo ambiguo que puede resultar, en ocasiones, el uso del término analizado. Casi preferimos como alternativa el celtibérico míster, memoria histórica de la época en que para ser un entrenador de relumbrón había que ser extranjero.
Nos vamos con otro tipo de nuevas palabras. Y es que como no somos muy hamburgueseros, hasta ahora no habíamos reparado en el neologismo publicitario McNífico, pero parece que viene siendo utilizado por McDonald´s hace ya tiempo. Curioso que también funciona en portugués.
La comida nos lleva a Fundéu que comenzó la semana recordándonos la diferencia entre comible, lo que no desagrada al paladar, y comestible, lo que se puede ingerir sin correr riesgo de sufrir daño.
El martes nos recomendaron utilizar la voz australopiteco para aludir a las especies de homínidos cuyo nombre científico es Australopithecus, mientras que al día siguiente nos propusieron golbol como alternativa preferible al anglicismo goalball para aludir al único deporte paralímpico creado específicamente para personas con deficiencia visual.
El martes nos recomendaron utilizar la voz australopiteco para aludir a las especies de homínidos cuyo nombre científico es Australopithecus, mientras que al día siguiente nos propusieron golbol como alternativa preferible al anglicismo goalball para aludir al único deporte paralímpico creado específicamente para personas con deficiencia visual.
Ya sea hispanizada o no, nos parece una denominación simplona que describe igualmente otros deportes en los que la cosa también va de marcar gol con una bola. Como significativamente ocurre en el fútbol, balonmano y hockey, ya sea este sobre hierba o patines, pero no así sobre hielo en que se usa una pastilla o puck. Teniendo en cuenta que el juego creado en 1946 para apoyar la rehabilitación de minusválidos de la Segunda Guerra Mundial se basa en detectar por medio del oído la trayectoria de una sonora pelota dotada de cascabeles, se nos ocurre que bien podrían sus inventores haberle buscado un nombre más diferencial como podría ser sonobol.
El jueves la recomendación publicada fue prescindir de la letra t para escribir el muy actual adjetivo posvacacional y cerraron su semana laboral con un claro tufillo a fútbol, y ello por mucho que la Liga ya no sea BBVA que, sin embargo, sigue siendo el patrocinador de Fundéu. Y es que el apunte del viernes estuvo dedicado a dar por igualmente válidos los términos árbitro, réferi y referí, en atención, en el caso de los últimos, a su elevada implantación en América.
En el suplemento Verne tocaron 26 trepidantes y tremendas palabras con la T de las que vamos a comentar alguna como timocracia que es el gobierno en que el poder es ejercido por los ciudadanos que tienen cierto nivel de
renta. Cuan eufemística es, a veces, nuestra Academia con ese "cierto", por más que tengan que distinguirla de la plutocracia que es el poder ejercido por los verdaderamente ricos. En todo caso, era para Platón la menos mala de las formas de gobierno corruptas, o sea, preferible a oligarquía y tiranía.
La citada timocracia nos parece una clara candidata a ser utilizada, por intuitiva analogía, con otros significados. Como hizo para dar título a su libro un por algunas televisiones mimado defensor de los consumidores. El que lo es por monárquica sucesión al frente de la organización Facua y que también es, o al menos era, proveedor de servicios para organizaciones como UGT. Así funciona este país.
El caso es que diríase que hay un proceso de convergencia entre el significado académico y el intuitivo. O sea, el timo a los ciudadanos por parte de una timocracia sobrevenida (esto porque ese "considerable" nivel de renta no pocas veces tiene carácter ex-post).
La citada timocracia nos parece una clara candidata a ser utilizada, por intuitiva analogía, con otros significados. Como hizo para dar título a su libro un por algunas televisiones mimado defensor de los consumidores. El que lo es por monárquica sucesión al frente de la organización Facua y que también es, o al menos era, proveedor de servicios para organizaciones como UGT. Así funciona este país.
El caso es que diríase que hay un proceso de convergencia entre el significado académico y el intuitivo. O sea, el timo a los ciudadanos por parte de una timocracia sobrevenida (esto porque ese "considerable" nivel de renta no pocas veces tiene carácter ex-post).
También vamos a traer a este comentario ese simpático talcualillo aplicable a lo que
sale poco de la medianía y que aplicado a un enfermo significa que va experimentando alguna
mejoría. Pues el enfermo España todavía no llega ni a talcualillo.
Topolino es uno de esos casos en que se hecha en falta un poco más de explicación sobre su origen, pero lo cierto es que nos hemos puesto a ello y la cosa se ha liado lo suficiente como para merecer un apunte específico. A ver si para el martes.
Topolino es uno de esos casos en que se hecha en falta un poco más de explicación sobre su origen, pero lo cierto es que nos hemos puesto a ello y la cosa se ha liado lo suficiente como para merecer un apunte específico. A ver si para el martes.
Verne también publicó esta semana otro inventario lingüístico de distinto signo titulado 19 autoantónimos: palabras que significan una cosa y la contraria.
Reconocemos que nuestro favorito por el curioso cambio semántico que lo ha llevado hasta esa categoría es lívido, uno de los que, junto con dar clase, tiene mayor capacidad de producir expresiones ambiguas.
En otros casos hay una marcada asimetría de uso como ocurre con huésped, hoy en día casi siempre el alojado, o con casero que en la ciudad siempre es propietario, mientras que en el campo las más de las veces es inquilino. Cuando se trata de verbos transitivos, como sancionar, es el complemento directo el que habitualmente se basta para impedir la ambigüedad.
Una subcategoría específica es la constituida por los vocablos de ese tipo generados mediante el uso de la ironía, como los en el artículo reseñados animal, monstruo, perla, friolera o, en América, batacazo. Una lista que puede engordar mucho a poco que no se exija un reconocimiento académico. Valgan como ejemplos de esto joya o hasta cabrón.
Sin embargo, entre los autoantónimos no irónicos echamos en falta nictálope que es un término que nos llamaba la atención sobre esta tipología de palabras cuando en el apunte "Palabras de la 28ª con algunas ilustraciones de nefelibatas" comentábamos el artículo de la serie Abrapalabra “15 notables palabras con la N”.
Y como nos informan desde control que hemos rebasado el recomendable límite de las mil palabras, concluimos con un enlace a los Consejos de redacción: la diferencia entre escribir y comunicar del Laboratorio del lenguaje del Diario Médico. Una entrada en la que Xosé Castro Roig nos habla, entre otras cosas, del «síndrome del teclado», la muy diferente forma en que funciona nuestra mente cuando redactamos manuscritos y cuando utilizamos medios que ofrecen una fácil posibilidad de rectificar. Nosotros lo padecemos.
Reconocemos que nuestro favorito por el curioso cambio semántico que lo ha llevado hasta esa categoría es lívido, uno de los que, junto con dar clase, tiene mayor capacidad de producir expresiones ambiguas.
En otros casos hay una marcada asimetría de uso como ocurre con huésped, hoy en día casi siempre el alojado, o con casero que en la ciudad siempre es propietario, mientras que en el campo las más de las veces es inquilino. Cuando se trata de verbos transitivos, como sancionar, es el complemento directo el que habitualmente se basta para impedir la ambigüedad.
Una subcategoría específica es la constituida por los vocablos de ese tipo generados mediante el uso de la ironía, como los en el artículo reseñados animal, monstruo, perla, friolera o, en América, batacazo. Una lista que puede engordar mucho a poco que no se exija un reconocimiento académico. Valgan como ejemplos de esto joya o hasta cabrón.
Sin embargo, entre los autoantónimos no irónicos echamos en falta nictálope que es un término que nos llamaba la atención sobre esta tipología de palabras cuando en el apunte "Palabras de la 28ª con algunas ilustraciones de nefelibatas" comentábamos el artículo de la serie Abrapalabra “15 notables palabras con la N”.
Y como nos informan desde control que hemos rebasado el recomendable límite de las mil palabras, concluimos con un enlace a los Consejos de redacción: la diferencia entre escribir y comunicar del Laboratorio del lenguaje del Diario Médico. Una entrada en la que Xosé Castro Roig nos habla, entre otras cosas, del «síndrome del teclado», la muy diferente forma en que funciona nuestra mente cuando redactamos manuscritos y cuando utilizamos medios que ofrecen una fácil posibilidad de rectificar. Nosotros lo padecemos.
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