Esta semana sí que nos ha parecido interesante y oportuno el neologismo elegido por el
Centro Virtual Cervantes en la sección que publica los martes: wok. Documentado por primera vez en sus registros en el año 2000, es palabra de extendido uso hoy en día que, además, ha superado a nuestra paella en amplitud semántica. Si el término valenciano se aplica tanto al famoso plato a
base de arroz como a la peculiar sartén en que se prepara, por mas que
habitualmente utilicemos para esto último el derivado paellera, wok nos sirve para el recipiente, la preparación y hasta para los restaurantes especializados en ese tipo de cocina.
Lo que se está dejando en el camino a occidente esa técnica
culinaria china es la forma original del instrumento, porque entre la
abundancia de planas cocinas eléctricas y la inestabilidad de esos cacharros esféricos en ausencia de un
soporte adecuado, casi todos los que se ven por aquí se rematan en un fondo
plano que desvirtúa el diseño original. El análisis de los posibles efectos de esa mutación sobre lo cocinado se lo dejamos a los muchos blogs gastronómicos que habitan la red.
Tan solo “10 útiles y únicas palabras con la U” nos proponen esta semana en Verne. Incluyen alguna superrareza como ultriz, vengadora, que a pesar de su bella sonoridad se nos hace
irrecuperable salvo para la poesía. Pero no está de mas conocerla, toda vez que en el artículo nos recuerdan como urente (que
escuece, ardiente, abrasador) fue la palabra que le sirvió a Carlos Villalba para llevarse 852.000
euros en Pasapalabra.
El áspero ucase
nos ha hecho reflexionar sobre los vocablos de origen ruso que habitan nuestro idioma. En el Wikcionario hemos encontrado inventariados 33, aunque echamos en falta algunos como troika
o el acrónimo checa de tan siniestro
recuerdo. Ahí están también pogromo, gulag mas bolchevique o soviet con sus especiales connotaciones al margen de su significado original no recogidas en el Diccionario. No cabe duda de que hay un cierto sesgo siniestro en el
legado idiomático del ruso. Hasta el dual astronauta-cosmonauta
que hemos importado de inglés y ruso respectivamente nos retrotrae a esa
versión descafeinada de la guerra fría que fue la carrera espacial.
Enredando un poco sobre ese asunto hemos dado con un curioso
artículo titulado “Las tres palabras enespañol más populares en Rusia” que nos ha dejado un tanto desconcertados. Qué poca
reciprocidad y qué raritas exportaciones hemos hecho. ¿Será posible que haya mas rusos que conozcan
cucaracha que paella?
Volvemos a la lista
de la u porque usitado, hoy nos ha
dado por las cavilaciones, nos ha hecho reparar en esas palabras que tienen mucho
mas uso en forma derivada que en la original, máxime en casos como este en que también
hay una simetría semántica con el negativo inusitado.
No siempre es así, inaudito es mucho mas utilizado que audito, pero no lo utilizamos para referirnos a lo "nunca oído" sino
a lo “sorprendente por insólito, escandaloso o vituperable”. Seguiremos dándole
una vuelta a esta cuestión.
Verne también publicó esta semana un “Test de jerga de la industria cinematográfica” donde se han pasado bastante. Y es que junto al conocido término secuela o el algo
menos popular neologismo precuela añaden pseudocuela, intercuela, mediacuela
y paracuela. Estos están "cueladitos" por la neología infecunda. Si lo ponen en las preguntas para sacarse el carnet de actor, caso que las hubiere y lo siga habiendo, nos quedamos sin cómicos.
Un tercer artículo lingüístico del ya doblemente citado suplemento
de El País es el titulado “La vergüenza ajena, un término español para una emoción universal” que nos introduce en lo que el antropólogo Robert Levy denominó hipocognición, el hecho de que un idioma no tenga una palabra para describir una experiencia. Citan, a modo
de ejemplo, la palabra francesa dépaysement, la “desorientación que sentimos en
sitios extranjeros”. No digamos como debe ser la cosa en una balsa en medio del Mediterráneo. Nosotros vamos a aprovechar para recordar que seguimos promocionando el
sofineologismo vinedia como alternativa
autóctona al germanismo schadenfreude que tiene entrada propia en este blog. Sírvanse clicar.
Pedro Álvarez de Miranda publicó esta lingüísticamente bastante densa
semana una tribuna titulada “Nosotras venimos dispuestos” (sic). En ella reflexiona sobre la absurda pretensión de algunos, aunque en este caso mas bien sea de algunas, de acabar con ese utilísimo invento idiomático que es el
llamado género “no marcado” o “por defecto”. Poco que añadir a lo que expone
con tanta brillantez y humor, salvo que la disparatada diputada que, con elegancia, no cita es Marian Beitialarrangoitia
de Bildu.
Nos vamos a Fundéu que comenzó la
semana con unas previsibles claves de redacción sobre los Juegos Paralímpicos cuyo nombre nos recuerdan que procede del
inglés paralympic. Un acrónimo formado a partir de para[plegic] y olympic. Añadimos nosotros que como los parapléjicos son una minoría entre los participantes en ese evento, bien viene que el prefijo griego para- ( παρα-) también signifique 'junto a' (los Juegos Olímpicos).
Entre los extranjerismos cuyo uso tratan de combatir esta semana se encuentra el
italianismo boccia que designa una petanca adaptada que nos dicen es mas apropiado llamar en español bochas. Por otra parte, las noticias sobre los
cambios de la normativa europea sobre el roaming propiciaron una entrada para apoyar el uso de itinerancia, mientras que la vuelta al cole les llevó a proponer alternativas al uso de rentrée.
En el Laboratorio del
lenguaje del Diario Médico hemos
encontrado una breve reflexión de José Ignacio de Arana sobre los valores
del deporte actual (enlace a "Oro, plata, bronce... y nada") en la que se cita la definición de Marañón de la práctica deportiva como
el “esfuerzo inútil”. Un detalle que no solo ilustra cómo hemos cambiado sino que los
sabios también se equivocan.
José Ramón Zárate
aporta una curiosa anotación titulada “Excel se lía y la lía con la simbología genética” que, si son usuarios de esa aplicación, les recordará lo
impertinente que se pone en ocasiones tan sabia herramienta. Cierto que casi
todo pude configurarse, pero casi nadie sabe ni se toma el tiempo de indagar sobre ello. Ya
tenemos el título para un futuro apunte: “La configuración por defecto”.
El tercer apunte médico de esta semana versa sobre la sinonimia de la vulva, una región anatómica que no son tan pocos quienes confunden con la vagina. El asunto
nos ha recordado que hace no mucho fuimos víctimas de nuestra costumbre de seguir el uso mexicano para denominar al dulce de leche de cabra (nota lingüística sobre esto). Tras ver
en la carta de un restaurante argentino de Madrid que tenían helado de ese dulce
sabor se nos desató el inconsciente y nos dio por pedirlo como helado de
cajeta. Y resultó que la estupefacta camarera era tan argentina como el restaurante. Aun recordamos su cara. Tenemos que presentarle a la decoradora gijonesa Mamen de la Concha.
Ya para terminar dos avistamientos de extranjerismos en prensa. Por un lado parece que vuelven las gargantillas, pero se detecta cierta tendencia entre
el pijerío a llamarlas “chokers” (literalmente "asfixiador"). Pero lo que de verdad nos ha espantado es lo de convertir en marines a
nuestra infantería de marina. Bien clarito lo deja el Dicicionario.
Marine: 1. m. y f. soldado de la
infantería de marina estadounidense o de la británica. Los nuestros son infantes de marina. A gastar mas tinta o saliva, según proceda.
¡Y ahí os queremos ver, amigos de Fundéu!
No hay comentarios:
Publicar un comentario