Estábamos como niños con zapatos nuevos con la palabra posfactual (hoy la hemos despojado de la t), esa alternativa a posverdad de origen alemán cuyo descubrimiento reseñábamos en un reciente apunte, cuando no tardamos en dar con una ocasión para darle uso: el adjunto titular del diario El País publicado el domingo.
Encontrarán la noticia en el siguiente enlace (comprobamos que ha sido modificado el titular; el nuevo puede verse en la nota al pie), pero les traemos la parte del texto que viene a cuento para que puedan comprobar, sin mayor esfuerzo, como las razones aducidas en la crónica del asunto nada tienen que ver con lo afirmado en el titular.
Pero, ¿no es emocionante hacer sentir a los 'animalistas' que pueblan el mundo (y hasta seguro comprarán algún periódico) que han conseguido una nueva victoria? Ya saben que la clave de la posfactualidad es cambiar hechos ciertos por emociones.
Pues ni con esas han conseguido aplacar a la facción más bestia de ese colectivo que acaba de liarse a mamporros con las gentes del modesto Circo Quirós instalado en el madrileño distrito de Carabanchel. Esta noticia tienen que leerla en Abc (enlace) porque, al menos hasta ahora, no la hemos encontrado en El País. Queda más claro, si cabe, el por qué de la posverdad circense con la que comenzábamos.
¿Cuanto tardarán algunos en meterse, por ejemplo, con que montar a caballo es una crueldad inaceptable puesto que no nos consta que a esos noble brutos les complazca que lo hagamos? De hecho, si leen la noticia anterior advertirán que los puñetazos de Carabanchel se produjeron en un espectáculo equino.
Y no se pierdan que uno de los últimos anuncios de los extremistas de la organización Peta, el protagonizado por Alicia Silverstone, hace campaña contra el uso de prendas de lana. Si fuera coherente esta más que probable hipocritona iba a pasarse en pelota una buena parte del resto de su vida. Y ya nos gustaría ver su armario, sobre todo el zapatero (cuyos proveedores, a imagen de los protagonistas del chascarrillo de los animales implicados e involucrados en los huevos fritos con chorizo, no salen vivos de esa aventura como hacen las ovejas tras cedernos su lana).
Feo asunto este del 'animalismo' cuando se hace tan torticero uso del concepto de maltrato animal. Sobre el cruel e innecesario creemos que, toros al margen, hay un considerable consenso que no es precisamente el que defienden los asaltacircos. Pero una minoría ruidosa está acobardadando a una mayoría silenciosa y acomplejada. Y lo más preocupante es precisamente ese talibanismo con que vemos ejercer, cada vez más, ese tipo de ideas en abierta contradicción con los principios de nuestra sociedad de (cada vez menos) libertades.
Lo que tendría su gracia es que un buen día algún psicólogo animal concluyera, midiendo endorfinas o como fuere, que los elefantes se lo pasan mejor mostrando sus habilidades en la pista de un circo que buscándose la vida en una inhóspita selva. No sería tan raro.
Quede claro, para terminar, que aquí apoyamos los circos con animales tanto como los pisos con perros, o sea, con algunas limitaciones que en otro tiempo habríamos calificado como de sentido común. Pero lo importante es parar los pies cuanto antes a quienes se creen poseedores de la verdad y tan solo esgrimen posverdades.
(1) Adjuntamos el nuevo titular. Este sí es veraz y coherente con el texto de la noticia. Reconozcámosles la sabiduría de haber rectificado y recordémosles que de más sabios es no tener que rectificar.
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