En 1852 Honoré Daumier publicó en Le Charivari una colección de ilustraciones titulada "El público del Salón" que se centraba en recoger las reacciones de los espectadores a las obras expuestas. También incluía alguna referencia a cuestiones organizativas, pero lo que no encontraremos en las mismas son recreaciones de obras de arte.
La primera, cuyo título era 'Se posant en connaisseurs', apareció en el número publicado el 24 de abril. Traducimos el texto:
Haciéndose los expertos
- es bonito pero el color es un poco confuso
- no es el dibujo el que encuentro un poco así así
Una alusión al debate sobre la primacía del color o del dibujo que en CaricaturArte 12 veíamos plasmado por Bertall en un singular combate entre Delacroix e Ingres.
El pie de la segunda entrega de la serie dice 'el peligro de que los niños muy impresionables vean el cuadro del sr. Gallait y de leer en voz alta delante de ellos la reseña sobre la decapitación del Conde de Egmont'. Debajo mostramos una imagen del lienzo de Louis Gallait a que se hace referencia, que también incluye el cuerpo yacente del Conde de Horn, así como el aludido texto explicativo del catálogo.
La tercera lámina fue la titulada 'Devant les tableaux de Meissonier', una de tantas referencias de los humoristas al pequeño tamaño de las obras de ese artista. En este caso por medio de la representación del apelotonamiento que ocasionaba la necesaria aproximación de los espectadores.
Y es que el cuadro titulado 'Jeune homme travaillant' ('Joven trabajando', también conocido como 'El escribano') actualmente expuesto en el Museo del Louvre tan solo mide 23 x 16 cm. Similares dimensiones a las de 'Homme choisissant son épée' (Hombre escogiendo su espada), mientras que algo mas grande era el referenciado en el catálogo símplemente como 'Bravi' (nº 898). Una obra hoy mas conocida como 'Los asesinos a sueldo (Los Bravi)' que es propiedad de National Gallery of Victoria de Melbourne y mide 40,4 × 33,1 cm.
La ilustración publicada el 3 de mayo lo fue con un pie que dice: Los aficionados clásicos cada vez mas convencidos de que el arte está perdido en Francia. Obsérvese la displicente mirada del barbado artista incluido en la escena.
En la quinta lámina, aparecida el 7 de mayo, que llevaba por título "El jueves", un padre de familia le decía a los suyos 'volveremos mañana' tras ver el precio de 5 francos. Luego veremos el apretado ambiente de las jornadas gratuitas. La siguiente entrega, incluida en el número del día 10, era una de las repetidas sátiras de Daumier sobre los burgueses que pujaban por verse representados (1).
- Mira papá, estás ahí
- Ese busto está muy bien iluminado, hace muy buen efecto. Solo siento que el artista no haya pensado en ponerme un sombrero que habría añadido bastante al parecido.
No hemos conseguido localizar la séptima lámina de la serie, así que pasamos a la octava que fue publicada el 16 de mayo. 'Dime que no hay que tener una extraña idea de uno mismo para hacerse el retrato así' es lo que dice el texto (Dis donc, not' homme, faut-y avoir une drôle d'idée pour faire faire sa portraiture comme ça!). La incomprensión del desnudo por parte del público menos ilustrado que difícilmente veía en el arte algo mas que un medio para retratarse.
La novena (publicada el 14/5) es una representación de unos artistas que se disponen a examinar la obra de un rival, mientras que la décima (17/5) refleja las apreturas de uno de los días de acceso gratuito. Aunque pueda parecer que los 25 grados de temperatura que se indican en el texto no son para tanto, téngase en cuenta que en aquella época la escala de uso habitual en Francia era la Réaumur en la que equivalen a 31º C. Y, encima, soportados con la abrigada etiqueta de la época (2).
A falta de imágenes de la undécima entrega, pasamos a la ilustración publicada el 27 de mayo que representaba los líos que se producían en el guardarropa a la hora del cierre: Cuando dan las cuatro. Momento en el que empieza la lucha entre los visitantes que han depositado bastones y los que han hecho lo propio con sus paraguas.
En la publicada el día 29, Daumier volvía sobre la impresión que causaba el lienzo ya tratado en la segunda lámina de la serie. Traducimos el pie:
- ¡Déjame mirar un poco mas, papá! Me da pena el suplicio del pobre conde de Egmont.
- Harías mejor en apiadarte del suplicio de tu padre que tiene los brazos rotos de sostenerte en el aire.
[Laisse-moi regarder encore un peu, papa!.. Ça me fait bien de la peine le supplice de ce pauvre comte d'Egmont! - Tu ferais mieux d'avoir pitié du supplice de ton malheureux père qui a les bras cassés à force de te tenir en l'air!]
Y es notable que en esta ilustración con la que concluimos por hoy se reproduce un pequeño fragmento del cuadro aludido.
(1) Daumier volvería a explotar en años sucesivos ese mismo concepto humorístico.
La exposición de 1859:
- ¡Decir que voy ser expuesto próximamente y que va a verme todo París...eso sí que es halagador, esposa!
- Querido, estoy disgustada con una cosa...que aparezcas representado sin corbata, ¡menudo descuido! Si todavía estamos a tiempo pídele al escultor que te ponga al menos un cuello de camisa.
El público en la exposición [de 1864] (publicado el 18 de junio en Le Journal Amusant)
No hay duda de que soy yo, es mi moldeado...pero es lamentable que el artista se empeñara en no querer representar ni mis gafas ni los cuellos de la camisa.
(2) Una viñeta de la 'Revue du Salon de 1853' de Cham que repasaremos en próximas entregas incluye una escena en la que un vigilante llama la atención a un espectador por quitarse la chaqueta.
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