miércoles, 15 de junio de 2016

Zoónimos de marca (III): animales españoles


En el segundo apunte de esta serie hacían acto de presencia algunas conocidas marcas hispanas, así que hemos decidido continuar hoy con otras también nacidas en nuestro país.

Guipuzcoano de origen, como el can con el que finalizábamos ese anterior apunte, es el jabón Lagarto. Una historia que arranca en 1914 cuando la empresa de las familias Lizariturry y Rezola dedicada a la fabricación de bujías y velas contacta con el inventor Peter Krebitz cuyas patentes permitieron poner en pie una fábrica de jabón que estaba entre las más modernas de Europa. Los operarios, temerosos de toda esa tecnología, parece que apelaban al tradicional conjuro “¡lagarto, lagarto!” para aplacar sus miedos y los empresarios tuvieron la humorada de adoptarlo como nombre del producto. Sin embargo, hay que lamentar que el reptil haya desaparecido en el último rediseño de la imagen de marca realizado en 2014.


la desaparición del lagarto del envase de los productos de esa marca
una de las antiguas pastillas de jabón:
imagen tomada de la web del donostiarra  Museo de San Telmo

Seguimos con la limpieza. Productos Búfalo fue fundada en Barcelona en 1930 por Jaime Llobera Cerdá. Nació con la creación de un limpiacalzado orientado al cuidado de calzado blanco que estaba de moda en aquella época. Algunas fuentes apuntan que al principio se comercializó con el nombre de Búfalo blanco. En 1989 la empresa fue adquirida como vehículo para entrar en el mercado español por el grupo alemán Werner & Mertz. Este es el fabricante de marcas como Erdal y Frosch (rana en alemán) que utiliza como símbolo una rana coronada inspirada en el famoso cuento del príncipe que había sido convertido en uno de esos batracios.



Muy animalístico sector este de los limpiadores de calzado porque otra de las grandes marcas mundiales es Kiwi. Esta fue creada por un escocés emigrado a Australia que escogió ese nombre en honor a su esposa neozelandesa, puesto que ese país tiene como símbolo esa curiosa ave no voladora que también ha dejado un poco reconocible rastro en la marca automovilística McLaren. Eso ya lo hemos contado aquí.

Volvemos a España porque a lo tonto nos hemos ido hasta las antípodas. El prestigio de la marca Camel dio pie a toda una saga tabaquera de nomenclatura animal entre las que fue Bisonte la que alcanzó una mayor popularidad en España. Esos cigarrillos comenzaron utilizando como imagen un ejemplar de la especie que poblaba las praderas norteamericanas, había que evocar los prestigiosos tabacos de ese país. Pero más adelante fue rediseñado con la incorporación de uno de los característicos ejemplares de Altamira. Cosas de la autarquía. Pero tabacalera también utilizó otras marcas zoonímicas hoy mucho menos recordadas como fueron Jirafa y el mentolado Reno.

 
 

Hay numerosas marcas que tan solo tienen relevancia local, como es el caso en Cantabria de los cafés Dromedario. Estos aportan precisión zoológica a la habitual confusión terminológica entre esos animales de una joroba y los camellos que propiamente tienen dos. Un efecto de la influencia del inglés, un idioma que a pesar de contar con la palabra dromedary, utiliza camel para designar ambas especies añadiendo a veces el apellido bactriano al de dos jorobas. Pero tampoco hay que olvidar que Benito Perez Galdós en su novela “Gloria” ya da cuenta de que los santanderinos daban el nombre de “El Camello” a una ensenada próxima a la península de La Magdalena  inspirados por las formas de una roca presente en la misma que tiene una sólo una joroba.


Hablando de marcas con relevancia local un blog asturiano no puede pasar por alto la lejía "Camello”. Esta fue la marca que finalmente prevaleció sobre “El gato” y “La bandera” también fabricadas inicialmente por la empresa actualmente llamada Asturquimia que es heredera de la actividad de fabricación de lejía iniciada en el año 1928 por el comerciante Carlos Préstamo Meana. Sobre la patente similitud de la imagen de marca utilizada con la del famoso tabaco ya hemos hablado en uno de los primeros apuntes de este blog (enlace) y hoy vamos a completar la cuestión mostrándoles algunos otros de los aspectos que ha tenido ese, unas veces dromedario, otras camello, y siempre netamente astur.







Ni en la web de la empresa, que es de donde procede la imagen anterior, conservan una etiqueta de "El gato" en buen estado, así que tendrán que hacerse una idea de la misma a partir de un ejemplar decapitado y una imagen bastante deficiente de una pieza íntegra.



La zoonimia tuvo bastante éxito en el sector de la lejía, una de las más conocidas sigue siendo la centenaria Conejo con la que vamos a cerrar este apunte, pero no sin antes recordar otras marcas asturianas desaparecidas que encajan en la tipología que analizamos: El Gorrión de Gijón, Cisne fabricada en Sevares (Infiesto), Garza de Caborana  y El Cocodrilo de Ujo.


La lejía Conejo comercializada por Salvador Casamitjana hizo su aparición en Barcelona en el año 1889 luciendo en su etiqueta una aseada familia de esos prolíficos animales. Adquirida en 1985 por la multinacional Henkel hace ya años que es un solitario conejo quien ocupa la etiqueta. La mostramos,ya para terminar, comparada con una edición conmemorativa de una de las antiguas botellas.




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