martes, 30 de agosto de 2016

Reacciones irracionales ante el dolor


Hoy nos toca un apunte un tanto políticamente incorrecto, conforme a las modas al uso. Recomendamos abstenerse a los acérrimos seguidores de las tendencias éticas emparentadas con el llamado buenismo.

Es comprensible, que no justa, la bienintencionada adopción de posiciones de tolerancia frente a ciertas extemporáneas pretensiones de quienes pasan por momentos de dolor. Situaciones estas muy propicias para la ofuscación. Pero menos disculpable resulta que ello acabe desencadenando procesos de irreflexiva solidaridad en gentes que no están sujetas a esos condicionantes emocionales.

Y doloroso trance es el de la familia granadina que ha perdido una hija en el terremoto de Italia. Pero bastante sinsentido que se acabe focalizando la noticia (enlace a un ejemplo) en su contrariedad porque el Estado no se haga cargo de la repatriación del cadáver.

Sinsentido, en primer lugar, porque es la práctica establecida en la normativa en vigor. Eso es lo que llamamos estado de derecho. Aquel en el que la respuesta de los poderes públicos es objetiva y preestablecida, para no acabar sujeta al albur de momento, afectado y gestor.

Y muy feo detalle, en este concreto caso, que algunos medios, comenzando por plataforma Change.org, hayan distorsionado torticeramente lo que dice la norma. Véase lo que se lee en la motivación de la petición insertada en la citada web:



Sencillamente falso. Lo que dice en la página enlazada, que es del consulado de Chicago, es “La Embajada o Consulado no sufragarán los costes de traslado del cadáver. Únicamente en circunstancias muy excepcionales, el Ministerio de Asuntos Exteriores y de Cooperación concede ayudas a la familia para inhumación o incineración en el extranjero”.

No puede estar más claro. En lógica conformidad con el art. 5, punto 5 de la Orden Ministerial AEX 1059/2002 de bases reguladoras de las ayudas de protección y asistencia consular: “Son ayudas para inhumación o incineración las que se conceden por la autoridad competente para hacer frente a estos gastos, en los casos de fallecimiento de un español en el extranjero, cuando los mismos no puedan ser asumidos por sus familiares ni ninguna otra persona o entidad. En ningún caso se autorizarán ayudas para el traslado del cadáver a España o a un tercer país».


Y ojo al no puedan ser asumidos por sus familiares ni ninguna otra persona o entidad, que de esto nada explican los medios.

No es aceptable confundir a la gente pare que apoye una causa, por noble que esta se considere. ¿Cuántos de quienes han suscrito esa propuesta, seguros partidarios de la regeneración de la cosa pública, son conscientes de que están reclamando un acto de prevaricación por contrario a la norma establecida?

Adicionalmente, se recurre a demagógicos artificios como colocar una comparativa con los costes de limpieza, que ya serán de mantenimiento, de la embajada de BerlínPues a nosotros se nos ocurre otra comparación aun más gráfica: si cada uno de los más de 140.000 firmantes contabilizados en la web Change hubiera aportado 3 céntimos con su clic, decimos 0,03€, el asunto habría quedado resuelto.

Habrá quien replique que es una cuestión de fuero y no de tres céntimos de huevo. Pues entonces lo que habrá que hacer es cambiar la norma. Esa sería la petición coherente. Pero en ese caso ya toca pensar a donde nos lleva el cambio propuesto.

¿Es más importante repatriar un cadáver o un herido que requiere transporte medicalizado? Y ojo que de esto último hay unos cuantos casos anuales.

Ya puestos, ¿por qué solo repatriar y no repeninsularizar? ¿Habría que costear el traslado de quienes fallecen, o se accidentan, durante sus vacaciones en Canarias o en Mallorca? Es más, ¿por qué no de Murcia a nuestro Oviedo? ¿Qué diferencia marca, al margen de los costes, la existencia de una frontera o mar de por medio?

Ya ven que mucho que pensar. Y también que costear.

Pero es más fácil hacer un clic que preguntarse por qué el estado tiene que ahorrarle el gasto a las compañías de seguros que la propia familia reconoce van a hacerse cargo de parte de la factura.

O de reparar en que transportar unas cenizas tiene coste marginal cero porque pueden llevarse como equipaje de mano. Además, ya han visto que para esa incineración sí que hay ayudas. Y es que cuando se tienen convicciones más costosas que otras alternativas, la factura no tienen por qué pagarla ni ustedes ni nosotros, que eso es el Estado. Y cuidar de nuestros dineros es lo que esperamos de los gestores públicos.

Qué bueno es detenerse a pensar un poco antes de firmar, irreflexivamente, cualquier propuesta que le pongan a uno delante Por emotiva que sea.





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