Hace algo mas de un año dábamos cuenta de la carencia en
castellano de un término equivalente al germano schadenfreude,
la alegría por el mal ajeno. Como ya comentábamos entonces nuestro regodeo
tiene connotaciones distintas, ahí la cosa va mas de cachondearse que de alegrarse, entronca, en definitiva, con el lejanamente parónimo recochineo. Y
como el lenguaje condiciona el pensamiento y por ende la conducta estamos
viendo como el asesinato de la presidenta de la Diputación de León ha dado pie
a que unos cuantos miserables, casi siempre anónimos, exhiban su regodeo por ese lamentable suceso.
No hace tanto que habíamos asistido a otro episodio de lo mismo con motivo del accidente sufrido por la Delegada de Gobierno en Madrid Cristina Cifuentes. Una concatenación que invita a pensar que la mala leche, impulsada quien sabe por qué suerte de neuronal efecto Coriolis, podría tender a fluir hacia la izquierda (al menos en el hemisferio norte). Cierto que el que nos cabrea a diario es un gobierno de derechas, pero también es sabido que gentes como Wyomingdisparan (¡uf!) arremeten con furia tanto contra el gobierno como contra la oposición, a condición, eso sí, de que se cumpla un pequeño requisito, que las desempeñe el PP (vale, esta pulla es repetidora en este blog).
No hace tanto que habíamos asistido a otro episodio de lo mismo con motivo del accidente sufrido por la Delegada de Gobierno en Madrid Cristina Cifuentes. Una concatenación que invita a pensar que la mala leche, impulsada quien sabe por qué suerte de neuronal efecto Coriolis, podría tender a fluir hacia la izquierda (al menos en el hemisferio norte). Cierto que el que nos cabrea a diario es un gobierno de derechas, pero también es sabido que gentes como Wyoming
Mas disculpable,
aunque no mucho, es que se produzca un cierto schadenfreude, quizá no tan minoritario como la hipocresía dominante
quiere ver. Y es que en su descargo (el de los schadenfreudadores,
no el de la hipocresía dominante) cabe advertir que parece evidente que no se
trata de un sentimiento “ad hominem”
(no podemos sino lamentar la falta de corrección política de algunas de nuestras
raíces culturales), sino que está actuando como innoble válvula de escape
de la ira que se acumula contra la clase política en general. Una suerte del famoso ¡que se
jodan! o, como también hemos oído, ¡que cojan miedo!
No les cansamos abundando en el cúmulo de reflexiones que
hoy pueblan los medios sobre esta cuestión, aunque finalmente podrían resultar bastante desenfocadas a causa de lo impreciso de los detalles que se han dado a conocer. Así es que la
total desvinculación que se está haciendo de los hechos con ejercicio político de la asesinada
podría no ser correcta si se confirma la poco difundida filtración que apunta hacia la
existencia de un posible vínculo de la occisa con el esposo y padre de las
asesinas. En caso de confirmarse cabría elucubrar sobre las consecuencias de un ejercicio despótico del poder que se plasmaría
en que los adllegados de los que están conmigo para adentro y de los que dejan
de estarlo para afuera. Ojo, esto es un puro ejercicio especulativo sobre una información
absolutamente no contrastada, pero vemos en la actual explicación insuficiente
motivación para desencadenar tan brutal acto y no es detalle menor que quien
empuñara el arma fuera la madre.
Volvemos al regodeo para recordar que tan solo en tercera
acepción significa “complacerse
maliciosamente con un percance, apuro, etc., que le ocurre a otra persona”,
mientras que la primera y mas habitual es “deleitarse
o complacerse en lo que gusta o se goza, deteniéndose en ello”. Ya decíamos
que no es un equivalente al nada ambiguo término alemán que siempre se basa en un hecho maligno. Una vez que hemos topado con el uso mas común de regodeo, tenemos que participar
a nuestros visitantes foráneos que la noticia de impacto que se ha producido en el arranque de esta semana en nuestro pequeño Oviedo ( ir a la noticia "Un calentón en el cajero”) es el episodio de ardor sexual
que cursó en el vestíbulo de una oficina de La Caixa ante
un nutrido grupo de espectadores que no dudó en hacer uso del arsenal
tecnológico que habitualmente se lleva encima hoy en día. De ahí salió un pintoresco ejemplo de una
categoría de selfie llamada a tener bastante futuro: la autofoto con regodeo.
Les dejamos con la imagen que hemos decidido pixelar una miajita en evitación de que nos coloquen una indeseable portada de blog para adultos.
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