Dicen las embarazadas que no hacen mas que ver otras embarazadas, aunque esta afirmación ha de colocarse en el contexto de la bajísima natalidad española. Algo que no es mas que una manifestación del sesgo cognitivo por el que prestamos especial atención a los asuntos que nos afectan particularmente.
Y si ayer documentábamos el abuso de las isla solitarias en el habitualmente brillante editorialismo gráfico practicado por la revista The New Yorker, resulta que ese mismo día hemos encontrado otra de esas islas, cierto que bastante escondida, en el videográfico doodle dedicado al Día Internacional de la Mujer por el mas famoso buscador (en latín quaesitor). Vean el anhelo, con la inevitable palmera, que manifiesta una de las participantes rusas:
No han estado particularmente creativas las chicas de Google, reputamos autoría femenina a
la vista del estricto elenco de mujeres escogido. ¿Será necesario dibujar un mundo sin
hombres para esta celebración? Suponemos que entre esto y lo de Podemos (enlace por si andan despistados) habrá un punto medio.
Y no nos digan que esas jugadoras de béisbol con el puente de la bahía de San Francisco (Bay Bridge, no el Golden Gate) como fondo no pueden ser mas tópicas. Por mucho que como dice Vargas Llosa vivamos la civilización
del espectáculo y el deporte del bate desempeñe por allí un papel equivalente
al que entre nosotros juega ese juego, que ya no es tal, llamado fútbol. Al menos la plástica es interesante.
Ya metidos en topicazos, cómo va a faltar una pareja de
lesbianas en una conmemoración pilotada desde SF. Así que luego no queda mas remedio que que contrapesarlo con una embarazada. Quizá por fertilización in vitro en ese mundo sin hombres que nos presentan. Y ello por mas que el todavía necesario
espermatozoo no haya podido ser sintetizado hasta el momento por ingeniería genética. Ya
llegaremos, como sabiamente vaticinó Don Hilarión.
Pero parece que da pánico colocar una referencia explícita al amor heterosexual, ¡cuanta frustración suelta!, para para acabar colando a la cocinerita de turno que, encima, han tenido que traer del llamado tercer mundo (por si no les bastara el sari, sepan que la construcción del fondo es el Qutab Minar de Nueva Delhi). A las chicas del béisbol ya se lo guisará una hispana.
Menos mal que luego lo arreglan un poco con el papel asignado a la Premio Nobel de la Paz paquistaní Malala Yousafzai colocada al frente de una escuela virtual un tanto forzadamente multicultural.
Pero tanto velo, a nosotros, lo que nos invita es a reflexionar sobre la situación de la mujer en el Islam. Con la religión hemos topado aguerridas celebrantes, ese sí que es un reto.
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