Edición vespertina. Como el CLIPDA de hoy, de puro exhaustivo, nos ha salido un poco ladrillo, vamos a publicar un segundo apunte que, bajo una apariencia ligera, pretende una reflexión de algún mayor calado.
Y es que nos parece deplorable el papanatismo made in usa que practican las redes sociales mas populares en relación con los desnudos. Cierto que puede llegar a ser difícil gestionar "la raya", pero lo de censurar pechos es un fácilmente evitable exceso. Y alertar previamente a las pieles mas finas de que pueden topar con alguno es cosa bien fácil de resolver.
A lo que vamos es que, desde el punto de vista estético, esto
no es muy distinto de esto
Contrasta aquel clamor contra la fallida intervención practicada sobre el "Ecce Homo" de Elías García Martínez en la iglesia del Santuario de Misericordia del municipio de Borja (Zaragoza), la que fuera tildada de "ecce mono", con la sumisa aceptación de tan aberrante manipulación de las imágenes, incluso por los propios interesados. Adviértase que la foto censurada que utilizamos como ejemplo procede del propio Instagram de Ana "la Lore" Polvorosa.
Y es que en esto anda entremetido el mas puro marketing personal, el estar "ahí" sea como sea. Es mas, en el caso del reportaje del que forma parte la foto anterior nos ha llamado la atención la discrepancia entre las crónicas de los motivos del destape. En unos sitios nos dicen que ella, y otras once, lo hacen contra el machismo, mientras que en la revista S moda, que es la que encargó las fotos a Javier Biosca, apelan a una reivindicación de su identidad. Cierto que son argumentos compatibles, pero hay que aclararse un poquillo mas.
Y si leen el texto de acompañamiento observarán que en el caso de Polvorosa da la casualidad de que está a punto de estrenar en Netflix y que los editores de la revista tampoco quieren olvidar contarnos (de pago) que lleva una falda de Mango. Así que dejémonos de falsas excusas porque, en tiempos en que narcisismo y vanidad andan en máximos, la razón primigenia de esos posados es presumir de cuerpo y que, de paso, se acuerde quien corresponda de llamarte para trabajar.
Parece claro que el despelote público se ha convertido en Occidente en el gran rito de paso femenino. En unos casos a la edad adulta y, en otros, a la 'madurez', cualquiera que sea lo que esto signifique para cada una.
Lo que hay que rogar encarecidamente es que, ya puestas, lo ejecuten evitando algunos espeluznantes pixelados. Y si la app de turno no traga, habrá que utilizar imágenes que no lo necesiten. Como la que en el citado reportaje nos regaló Almudena Cid (que tomamos de la reseña del digital El Español).
Parece claro que el despelote público se ha convertido en Occidente en el gran rito de paso femenino. En unos casos a la edad adulta y, en otros, a la 'madurez', cualquiera que sea lo que esto signifique para cada una.
Lo que hay que rogar encarecidamente es que, ya puestas, lo ejecuten evitando algunos espeluznantes pixelados. Y si la app de turno no traga, habrá que utilizar imágenes que no lo necesiten. Como la que en el citado reportaje nos regaló Almudena Cid (que tomamos de la reseña del digital El Español).
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