En el apunte Eduardo Arroyo y Asturias, publicado hace ya casi dos meses a modo de apresurada necrológica del artista madrileño, comentábamos como exploró repetidamente la imitativa técnica creativa que el gustaba llamar pastiche. Y lo hizo tanto en su obra plástica, como en las reflexiones que compiló en "Los bigotes de La Gioconda" (2009), un libro editado conjuntamente por el Museo de Bellas Artes de Bilbao y el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía.
Pasamos a ver el titulado ‘Van Gogh sur le billard d’Auvers-sur-Oise’ (2016-2017), que está inspirado en El Café de noche que el artista holandés pintó en Arlés en septiembre de 1888. En este caso incluso contamos con una foto tomada durante la ejecución del cuadro.
Otro homenaje a un artista comprometido, cuya denuncia de las atrocidades de la Primera Guerra Mundial le costó ver su obra retirada de los museos alemanes, es ‘Ferdinand Hodler et son modèle’ (2016). Un cuadro que incorpora múltiples referencias al pintor suizo y, particularmente, a dos de sus cuadros más famosos: 'El leñador' (Der Holzfäller, 1910) y 'El segador' (Der Mäher, 1910). El conjunto de la composición creada a partir de ellos sigue la foto anónima que captó al artista pintando el segundo en la azotea de su atelier de la rue du Rhône de Ginebra.
Una obra con la que el pintor francés decoró el muro izquierdo de la capilla de Sainte Agnes de la parisina iglesia de Saint-Sulpice.
Vamos a completar este apunte con una final referencia a la exposición 'Eduardo Arroyo. El Cordero Místico' celebrada en el Museo del Prado entre el 04/07/2012 y el 30/09/2012. Una reflexión del artista español sobre el sentido contemporáneo de la obra de los hermanos Hubert y Jan van Eyck que se conserva en la catedral de San Bavón de Gante (enlace a imágenes de muy alta resolución).
Una muestra compuesta por 21 dibujos fechados en 2008 y otras 33 piezas complementarias, que se dispuso en torno a 'La Fuente de la Gracia' (1430), una obra de la escuela de Jan van Eyck propiedad de la pinacoteca madrileña, también basada en el Políptico de Gante. Así se aprecia en la adjunta foto en que aparece Miguel Zugaza, el entonces director del Museo del Prado, Eduardo Arroyo y José Manuel Matilla, el jefe del Departamento de Dibujos y Estampas del museo que fue comisario de la exposición.
Arroyo convirtió a los protagonistas del Cordero Místico de Gante en personajes contemporáneos, y así es que la Virgen y San Juan leen a Joyce o Stendhal, mientras que Caín utiliza un revólver para matar a Abel; los donantes se convierten en Ciudadano Kane y Peggy Guggenheim, con los santos juanes colocados entre ellos transformados en Van Gogh y Oscar Wilde. Advierte el comentario de la pinacotea que estamos siguiendo, que el cambio más relevante es la sustitución del cordero, colocado por los Van Eyck como fuente de vida y salvación, por un tejido poblado de moscas, asociado a la muerte.
Una muestra compuesta por 21 dibujos fechados en 2008 y otras 33 piezas complementarias, que se dispuso en torno a 'La Fuente de la Gracia' (1430), una obra de la escuela de Jan van Eyck propiedad de la pinacoteca madrileña, también basada en el Políptico de Gante. Así se aprecia en la adjunta foto en que aparece Miguel Zugaza, el entonces director del Museo del Prado, Eduardo Arroyo y José Manuel Matilla, el jefe del Departamento de Dibujos y Estampas del museo que fue comisario de la exposición.
Arroyo convirtió a los protagonistas del Cordero Místico de Gante en personajes contemporáneos, y así es que la Virgen y San Juan leen a Joyce o Stendhal, mientras que Caín utiliza un revólver para matar a Abel; los donantes se convierten en Ciudadano Kane y Peggy Guggenheim, con los santos juanes colocados entre ellos transformados en Van Gogh y Oscar Wilde. Advierte el comentario de la pinacotea que estamos siguiendo, que el cambio más relevante es la sustitución del cordero, colocado por los Van Eyck como fuente de vida y salvación, por un tejido poblado de moscas, asociado a la muerte.
Añadimos una imagen de mayor calidad del piso superior y finalizamos con una vista del políptico cerrado emparejado con su pastiche, complementada con unas imágenes más detalladas de dos de los paneles.
[1] Cabe apuntar la cita de este cuadro introducida por Maurice Fromkes (1872 – 1931) en su retrato de Ramón Pérez de Ayala datado hacia 1925.
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