La abundancia de guiños lingüísticos que hemos encontrado en el humor de prensa de esta semana, nos ha invitado a segregar de nuestro habitual apunte del sábado, como ya hemos hecho en alguna anterior ocasión, el repaso de esa parcela del editorialismo gráfico. Buena parte de la culpa de esa lúdica inflación ha sido de la vía eslovena propugnada por Quim Torra, con las bien conocidas declaraciones que ha inspirado variados giros verbales.
Sin embargo, el primer neologismo humorístico con el que hemos dado, la odiosincracia de la viñeta publicada por Malagón el pasado domingo en El País, por más que se acomode bastante bien en el ideario de quien tanto tiende a ver a "los otros" como bestias, iba dirigido a la fuerza política cuyo éxito electoral ha provocado un notable vuelco en la actitud del Psoe frente al independentismo. Lo criticable es que, con lo que ha costado recuperar la normalización política del uso de la bandera, vaya Malagón y se ponga a sabotear ese logro. ¡Bastaba con el bigotito, hombre!
JM Nieto creó para Abc la adjunta galería de "eslomenos", con categorías de honrado, constructivo, valiente y juicioso, mientras que Postigo aplicó a la palabra eslovenada unas de sus características descomposiciones. Al día siguiente, el humorista de El Periódico de Aragón fabricó el neologismo indiosincrasia, a cuenta de la polémica catalonoaragonesa sobre las pinturas de Sijena. Por cierto, ¿se la imaginan con los papeles intercambiados?
Y aún traemos un tercer artificio del mismo humorista, en el que presume que las historias de amor dentro del partido Tory solo sean sexo.
Ayer jueves, Esteban ideó las "insatisfacionalidades históricas", mientras que Gogue, el compañero de Dávila en el humorismo del diario Faro de Vigo, acuñó el apolítico "menú disgustasión" para referirse a ciertas comidas excedidas de precio. ¡Con lo apañada que es la propuesta de algún estrellado restaurante de esa norteña comunidad!
Finalizamos con una reflexión de Juan Carlos Ortega, publicada el lunes en El Periódico de Catalunya, que invita a recapacitar sobre el arrojadizo uso cruzado que tanto se viene haciendo de la palabra fascista. Pero, cuidado con las artificiosas equidistancias, conviene no olvidar quien ha adoptado el característicamente fascista recurso al falseamiento propagandista y se apoya en amedrentadoras milicias.
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