miércoles, 12 de diciembre de 2018

Leer encuestas, por ejemplo EDADES


EDADES es el acrónimo, más bien poco afortunado (por cuanto despista sobre su contenido), por el que son conocidas las Encuestas Domiciliarias sobre Alcohol y Drogas en España que, desde 1995, viene realizando bienalmente el Plan Nacional sobre Drogas.

Con motivo de la presentación de los datos de la última edición, casi todos los medios han destacado el repunte del número de fumadores. Este era el titular de anteayer en El País:



Pero es curioso compararlo con lo que ese mismo diario titulaba el pasado mes de junio, con motivo de la presentación de la Encuesta Nacional de Salud de 2017 realizada por el Ministerio de Sanidad (enlace a la noticia):



Pasamos a ver por medio del gráfico publicado en El País el sorprendente repunte del nº de personas que fuman a diario, detectado en el último estudio publicado:



El propio encabezado pone de manifiesto una sustancial diferencia metodológica, puesto que EDADES tan solo encuesta a personas de entre 15 y 64 años, mientras que el otro estudio analiza el conjunto de la población. En todo caso, es una diferencia que difícilmente explicaría la dispar tendencia.

Y es que más bien procede achacarla a un error muestral, que no es más que el fruto de las limitaciones que tiene estimar el comportamiento de una extensa población a partir del análisis de los datos de una pequeña fracción de la misma. Compuesta, en el caso que nos ocupa, por 21.249 entrevistados, lo que ofrece un nivel de confianza del 95% para un error de ± 0,7%. Esto quiere decir que hay una probabilidad del 95% de que el resultado "real" esté comprendido entre el 34,0 ± 0,7%, o sea, entre el 33,8% y el 34,2%. Ahora bien, ¿y si la encuesta realizada fuera una de esas cinco de cada cien en que se comete un error superior? Así es el incierto mundo de la probabilidad.

Nos traemos desde el diario asturiano La Nueva España una gráfica [1] más completa del análisis del tabaquismo. Y en esta se pone de manifiesto otra anomalía, que convierte a este diagrama en un magnífico ejemplo para ilustrar las limitaciones que presentan los análisis muestrales.



Obsérvese como en la edición de 2009 se produjo un brusco crecimiento del porcentaje de población que reconocía haber fumado alguna vez en la vida. Pero resulta que ni en el caso de que la totalidad de quienes abandonan ese rango de edades, ya fuera por edad, emigración o fallecimiento fueran no fumadores, y sí lo fueran todos los ingresados (cerca de medio millón de jóvenes anuales más un número algo menor de inmigrantes) sí lo fueran, se justificaría ese crecimiento bienal de más de dos millones (6,5% de 32,5 millones de personas con edad entre 15 y 64 = 2,1 millones).

Parece que, claramente, estamos ante otra jugarreta de la incertidumbre asociada a las estimaciones muestrales. Corroborada, además, por la igualmente difícil de explicar brusca caída posterior.

Hay unos pocos conceptos estadísticos que el sistema educativo debería asegurar que son bien comprendidos por los educandos. Si no se consigue, se les condena a no entender nada. Pero es notorio que cuando se elaboran nuevas leyes educativas, se debate demasiado poco sobre los contenidos. Y así nos va.


En todo caso, el Ministerio tiene la obligación de explicar los contradictorios mensajes que envían las citadas encuestas. Las que bien justificarían que se adelantese un año la próxima edición de EDADES, para ver si estamos ante una alerta por "falso positivo", como parece probable. ¡Hay que "gestionar" la información que se da, sra. Ministra de Sanidad!






[1] el Powerpoint del Ministerio tiene muy poco visibles algunos datos y, en particular, el que es objeto de nuestro análisis.





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