Ignorancia homicida (1)

Espeluznante, como casi todas las crónicas no oficialistas que llegan de Venezuela, la de Florantonia Singer publicada anteayer en El País: La asfixiante vida de los venezolanos tras un año de hiperinflación. Demoledor ese sentenciosos inicio "Los números, en Venezuela, ya no dicen casi nada", que refleja el interés del trágico madurato en esconder la penosísima realidad.

Pero nos quedan los analistas extranjeros, y así es que el FMI prevé que Venezuela cerrará 2018 con una inflación en el entorno de los 2.500.000% (sobre las medidas alternativas de esa magnitud en el país americano véase Venezuela café con leche index). Un cifra difícil de entender, incluso con la ayuda de imágenes como las concebidas por Carlos García Rawlins con motivo de la creación del llamado 'bolívar soberano', la nueva moneda nacional que el pasado mes de agosto quitó cinco ceros a su antecesora.

Antes de ese cosmético cambio un pollo de dos kilos y medio costaba 14.600.000 bolívares y un rollo de papel higiénico equivalía a 2.600.000, unos 40 céntimos de dólar.

La desgracia venezolana, pilotada por la generosísimamente pagada consultoría de relevantes dirigentes de Podemos, nos ha traído a la memoria un tuit de Eduardo Garzón, el hermano del líder de Izquierda Unida y exasesor económico de Ahora Madrid. Una pieza que pone de manifiesto el fracaso que ha tenido en su persona el sistema universitario español. Y es que todo un licenciado en Economía y en Administración y Dirección de Empresas por la Universidad de Málaga, se permitió publicar en 2016 lo que sigue:

Pues en Venezuela la gente se está muriendo por culpa de estupideces como esa. Y quienes las apoyan se aplican ahora a dinamitar el generoso espíritu de la Transición plasmado en la Constitución que hoy celebramos.






(1) es tentador calificarla de asesina, pero la propia naturaleza de la ignorancia contradice la concurrencia de dolo. Además, estamos en perfil de baja crispación.