El pasado fin de semana leíamos el artículo Así se mata en España en el que el diario El País reseñaba el "Informe sobre el homicidio en España 2010-2012". Un estudio realizado a lo largo de tres años por un equipo de medio centenar de investigadores a partir de 632 atestados policiales de 661 de los 1.150 homicidios (dolosos y asesinatos; se excluyen los calificado como imprudentes) cometidos en esos años en el espacio policial analizado (enseguida matizaremos esta expresión).
La falta de datos de Extremadura se atribuye a "problemas técnicos" (pág. 16), mientras que la ausencia de información de otras dos comunidades autónomas se justifica con un escueto "Aunque se invitó a las policías autonómicas de Cataluña y País Vasco, declinaron su participación" (pág 17). Así que ahí está la deslealtad de nuestro título. Por más que el objetivo sea tan apolítico como útil para todos (máxime cuando Gerona es la segunda provincia por tasa de homicidios, tras Almería), en un trabajo en el que es significativa la participación de la Universitat de Barcelona.
Sería interesante ir compilando las estadísticas nacionales que carecen de datos de esas dos comunidades, como muy notablemente ocurre con los catalanes en las de prisiones (una competencia que es la única comunidad en la que está transferida). Desde agosto de 2010, según señala el INE. Así de colaborativas son las gentes supuestamente tan dialogantes.
Pero no queremos desviarnos de los resultados del estudio que, conforme al signo de los tiempos, ha recibido mayoritarias lecturas en términos de género. Junto a estas líneas puede verse el gráfico publicado en El País, que muestra como las mujeres son el 39% de las víctimas y el 11% de los autores. O, si se quiere, los hombres son el 61% y 89% respectivamente.
Y lo que más nos ha sorprendido es la afirmación del criminólogo Jorge Santos, recogida en el artículo de El País, sobre el elevado porcentaje de homicidas extranjeros. Un 35%, que roza el 47% en el caso de los asesinatos relacionados con actividades criminales y, especialmente, los vinculados a bandas (59%) y crimen organizado (95%). Eso cuando el porcentaje de población extranjera era en 2012 del orden del 12% (ahora esta ligeramente por debajo del 10%[1]). Lo que dice Santos es: “Si desgranas la pirámide de población en España, hay un mayor porcentaje de extranjeros entre los jóvenes, que son los que más cometen homicidios. No tiene nada que ver con que los extranjeros sean más violentos”.
Es cierto que los jóvenes cometen más homicidios, si nos consideramos tales hasta rondar los cuarenta, porque en la distribución por edades resultante, casi el 35% de los homicidas se sitúa en un intervalo de edades de 13 años (18 a 30), mientras que el 26% del siguiente tramo (31 a 40) tan solo abarca 10 años, con lo que resulta una tasa por cohorte anual muy similar, que ya resulta sensiblemente menor en el tramo de 24 años posterior (41 a 64).
Y ahí seguimos con el empecinamiento en la selectiva difusión de estadísticas, que claramente oculta a la opinión pública el problema de la violencia doméstica. Una cuestión sobre la que lamentamos no se facilite información desglosada sobre la relación entre homicidas y víctimas. ¿Quien mata a quien en el hogar?, ¿como está la cuestión entre padres e hijos?
En todo caso, congratulémos por la baja tasa de homicidios que registra España, ¡cuán llamativo el curioso sesgo en dirección nordeste del mapa con que finalizamos!, a la par que, una vez leído este nuevo informe, nos reafirmamos en las conclusiones del apunte El sexo del delito.
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