Verba volant, repetita iuvant es el título del Trujamán que Gonzalo S. Lovelle convierte en un ejercicio de paremiología comparada. Lo complementamos con un enlace sobre el aforismo Verba volant, scrīpta mānent que hay quien sostiene que, frente a su sentido actual, fue acuñado en alabanza del discurso oral.
Toponimia divertida, para publicistas de hoy tituló Álex Grijelmo La punta de la lengua que, como de costumbre, encontrarán íntegra como Anexo. Desconocemos que existan denominaciones específicas para los equivalentes toponímicos a los aptónimos y los inaptónimos, pero es materia que da para entretenerse un buen rato.
En el Anexo 2 encontrarán En esta guerra no basta un “detente, bala” que hoy publica Lola Pons, también en El País. Una oportuna contraposición de dos homonímicas detentes.
El lingüístico asunto de la semana sin duda han sido las verbosas piruetas de Pedro Sánchez a cuenta del gasto en Defensa. Miki y Duarte recurrían el lunes a Coco, el pedagógico personaje crerado por Jim Henson, para poner de manifiesto las sutiles distinciones que comenzaban a escucharse.
Ayer era César Oroz quien optaba por practicar la retroacronimia con la sigla MENA para significar el trato que Sánchez da a los ciudadanos.
Antón se apoya hoy en Gila para ridiculizar el lenguaje eufemístico utilizado por el presidente, todo un ejemplo de orwelliana neolengua, que le ha llevado a rechazar el término rearme y a sustituirlo por Salto tecnológico de transformación digital ... para atender la necesidad de mejorar la seguridad y las capacidades de defensa europeas (vídeo). Menuda pirueta.
Santy Gutiérrez hace hoy su propia aportación a la emergente neolengua, Padylla muestra a un conminatorio "Tío San" y el dúo formado por Javier Cuervo y Pablo García anticipa desde La Nueva España el lanzamiento del Manual de supervivencia.
Tampoco ha faltado, en relación con la propuesta de salida de la Otan apoyada por Sumar, una adaptación de Miki y Duarte del famoso lema del Psoe del año 1982 que la semana pasada ya encontramos en una viñeta de Fontdevila. Hoy es Napi quien abunda en la idea con una formulación desde la óptica de Sumar.Cambiamos de asunto con la victimista viñeta lingüística de Pinto & Chinto apoyada en la celebración del año Castelao. Cierto es que el gallego viene perdiendo hablantes, especialmente entre los jóvenes, pero eso no quiere decir que goce de mala salud, sino que el español la tiene muy buena. ¡Ay, esas redes!

Con mucho retraso subió The Guardian a su edición digital la viñeta de Tom Gauld del pasado sábado, así que su Edgar Allan Poe encabeza con retraso el muy breve apartado literario de hoy que complementa Malagón con una de las muy inusuales aparaciones de Humpty Dumpty en el humor gráfico español.
PS - Vergara propone el domingo 23 algunas eufemísticas alternativas a rearme y JM Esteban pone el foco de su ironía en esa forma de hipocresía.
Anexo 1
Qué poco se explota el valor económico de los nombres de algunos pueblos, aldeas y pedanías. Los congresos y exposiciones suponen un gran foco de visitantes, y por ello cientos de municipios se han afanado en la construcción de rumbosos recintos que puedan acoger tales actos. Sin embargo, muchos desaprovechan la divertida fuerza evocadora de sus topónimos, que serviría para atraer a importantes colectividades empresariales, gremiales, sociales o científicas. Es raro que las agencias de publicidad de hoy en día, con sus facilones juegos de palabras habituales, no le hayan sacado rendimiento a eso.
Por ejemplo, circulaba yo hace poco en coche por Calvarrasa y me preguntaba por qué no se ha celebrado allí, con gran concurrencia, un congreso de peluqueros, ahora que se rapa tanta gente. Claro que ese pueblo salmantino habría de competir con Capileira (Granada) y Barbosa (Portugal). A ver cuál de ellos se decide antes.
Los profesionales de la oftalmología o de la óptica se sentirían muy atraídos si fueran convocados a una convención nacional en Buenavista (Salamanca). Ningún lugar podría resultar más adecuado para una exposición-homenaje a Paco de Lucía que la cántabra Entrambasaguas, ahora que la familia del guitarrista ha recuperado la propiedad de su más famosa composición. Y para un gran encuentro de fabricantes de audífonos qué mejor localidad que Colmenar de Oreja, en Madrid.
A su vez, unas jornadas demoscópicas sobre los indecisos encontrarían su emplazamiento ideal en algún punto situado entre las localidades madrileñas de Pinto y Valdemoro. Y el pueblo vallisoletano llamado Wamba haría bien en promover seminarios de los fabricantes de zapatillas deportivas. Por otro lado, no puede haber espacio más idóneo para un congreso de sexología o de inseminaciones que el lugar salmantino denominado Pajuelas, muy pertinente para la siembra de lo que fuere menester.
No entiendo cómo Pelayos de la Presa (Madrid) no ha sido visto por los asesores de comunicación de Instituciones Penitenciarias como predestinado para albergar una cárcel de mujeres. Igual que el paraje abulense de El Castañar parece el espacio más a propósito donde reunirse y analizar los batacazos relacionados con la Bolsa o con otros accidentes. Y ya están perdiendo tiempo las autoridades de La Muela (Zaragoza) y los publicistas que las asesoren para organizar allí una asamblea de odontólogos. Eso es más obvio aún que la idea de instalar una fábrica de lencería en la ciudad lusa de Braga. A su vez, para una conferencia de sismología no habrá mejor sitio que el pueblo toledano llamado Tembleque.
Se hace raro que ninguna organización sindical haya celebrado todavía un congreso en el monasterio de Las Huelgas (Burgos). Y yo mismo, si tuviera que promover un centro especializado en estudiar el perfil político de Donald Trump, pensaría de inmediato en el parque segoviano de La Boca del Asno, no sé por qué.
Seguro que Elon Musk, siempre tan avispado —más que nada por lo molesto—, sí está pensando en lanzar un ingenio espacial desde el pueblo abulense de Orbita.
Publicitarios: valoren el poder comunicativo del topónimo que da pistas sobre el sitio que nombra. Políticos: no desperdicien las alusiones favorables, ¡pero tampoco desdeñen las negativas! Por esto mismo hace muchos años que me pregunto a quién se le ocurriría construir el aeropuerto de Valladolid en un lugar llamado Villanubla.
Anexo 2
Un hermano domaba caballos con gran destreza, el otro era hábil en la lucha cuerpo a cuerpo; cuando su hermana fue secuestrada, ambos la rescataron y se vengaron raptando a su vez a la madre del secuestrador. En un mundo sin las normas que ahora nos rigen, en ese mundo inventado de la mitología, estos hermanos mellizos eran imbatibles: la ventaja la obtenían de su propia fuerza y de su camaradería. Se llamaban Cástor y Pólux, los llamaban los Dioscuros y los tenemos representados en monedas y esculturas.
Cuánto nos gusta a los indoeuropeos la historia de la fuerza gemelar. Es cierto que hay ejemplos en culturas de todo el mundo, pero desde la India hasta la península Ibérica y desde la costa atlántica europea hacia el interior abundan especialmente los modelos de gemelos y mellizos divinos: son Rómulo y Remo en Roma, en Sicilia los Palicos, Nara y Naraian entre los hindúes... los ejemplos son decenas. A veces se presentan como hermanos de padres diferentes (uno humano, otro divino); otras son gemelos, siempre con personalidades complementarias. Estas deidades resisten hoy, con otros nombres, en leyendas, baladas y en las concepciones populares de la religión y las ficciones.
Siendo indulgentes en la extrapolación, en la lengua, como en el arquetipo mitológico, hay algunos casos de gemelos que, idénticos en apariencia, esconden personalidades opuestas y polares. Son los homónimos. Que calle sea el imperativo de callar pero al mismo tiempo el nombre de la vía pública donde se rompe el silencio es una de esas contradicciones. A veces son homonimias casuales, fruto de la evolución de dos palabras que, por azares de la fonética, han dado el mismo resultado; otras veces son hijas de una misma madre etimológica que, en dos tiempos o lugares, ha generado significados distintos.
No esperen que haga el paralelismo fácil con la política internacional de hoy a través de la alianza de Estados Unidos y Rusia, o de Musk y Trump como cosmogonía gemelar. Los Dioscuros son europeos. Además, lo mío es la lengua y al diccionario quiero acudir. Si una pareja de homónimos tuviera que simbolizar el pasado siglo XX en Europa, esta sería, en mi opinión, la de la palabra detente en sus dos resultados: el femenino y el masculino. Recorrido ya un cuarto de siglo del XXI, tenemos distancia suficiente para explicar el significado (anecdótico uno, trascendente otro) de esa pareja. La cara masculina fue un detente, lo que en versión larga se llamó un “detente, bala”, la frase imperativa que bautizó en español a las insignias domésticas que se cosían a los uniformes de los combatientes. La práctica se daba desde el siglo XIX, primero en Francia y luego en España, donde la introdujeron los carlistas. Zurcido al bolsillo del pecho y hecho de fieltro, el detente, a veces con una chapita dentro, aspiraba a funcionar como escudo antibalas. Era inefectivo, claro está (algún ejemplar se conserva taladrado por un proyectil), pero se convertía en un gazmoño escapulario bélico que evolucionó hasta invocar de manera explícita la apelación divina al adornarse con representaciones del corazón de Jesús. La soldadesca convertida en carne de cañón, el miedo a la muerte y la desesperada llamada a la protección celestial se concentran en ese parchecillo, en circulación en tantas contiendas bélicas.
Si miramos la variante femenina de esta homonimia, vamos del fuego de las balas al deshielo: la detente. Este uso también vino de Francia, del sustantivo francés détente, que significa aflojamiento. Con el nombre detente se designó la distensión que se empezó a buscar entre los dos bloques de la Guerra Fría a partir de los años setenta, cuando Estados Unidos y la Unión Soviética pactaron la desescalada de la inversión en armas nucleares y el límite a los misiles intercontinentales. Esa rendija de aire en el telón de acero se desplegó por pura conveniencia y no por pacifismo: en Estados Unidos querían aminorar el gasto en armas y tender puentes comerciales; los soviéticos, por su parte, buscaban ahorrar dinero, fortalecerse en una etapa de enemistad con China y ser mejor vistos por otros países europeos. El concepto de detente fue muy repetido en el lenguaje de la diplomacia en los años setenta y, aunque hoy nos parece una palabra pasada de moda, sigue usándose en la política internacional para designar la situación de dos naciones que, en posición hostil, buscan intencionadamente suavizar relaciones.
Esta homonimia, tan representativa de la Europa del siglo XX, debe hoy quedarse atrás. El momento actual exige que nuestros gobiernos desplieguen habilidad en la diplomacia multilateral y capacidad tecnocrática para detener los efectos de las erráticas decisiones de Estados Unidos sobre nuestro modelo social. Y deben unirse para defender a Ucrania con algo más que un “detente, bala”, o sentará un precedente peligroso de dejación ante la ambición geopolítica ajena. El mito de los valerosos Dioscuros no es un arquetipo de matonismo ni de virtud contemplativa, sino de pragmatismo y coalición, nos enseña cuánto se gana aliándose con los que tienen una historia de antecedentes compartidos. Nuestros mitos, que es lo mismo que decir una parte de nuestra mentalidad, son supranacionales, como la identidad europea cuya estabilidad fronteriza está hoy en juego.
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