Tanto Puebla como Miki y Duarte se ocuparon el viernes del "No a la Otan"de Yolanda Díaz, mientras que Asier y Javier pusieron el foco en su negativa a apoyar ese rearme cuya denominación, como ya comentamos ayer, no gusta al hipocritón Sánchez.
Y tampoco faltaron algunas protagonizadas por Trump. Dibujos de Sansón, JJ Aós y Napi.
En el apunte de ayer ya dimos cuenta de la conversión por Padylla de Pedro Sánchez en un "Tío San" que conmina a no llamar rearme al rearme. Y tanto Miki y Duarte como Antón se apoyaron en Gila para dar sus visiones de la confrontación con sumar por el aumento del gasto militar y del lenguaje eufemístico que el presidente del gobierno propone utilizar. JM Esteban completa este bloque con una ironía sobre la contabilidad creativa de gastos militares que se está cocinando.


La crónica internacional del humor español de hoy sigue estando dominanda por Trump que se lleva su paraguas nuclear (otras viñetas sobre eso) en la tira de Pablo García y aparece representado por Ricardo como el panal de rica miel de la fábula Las moscas de Samaniego. Sigue la mordaz tira de JL Martín sobre la contradicción que vive la izquierda anti-Otan.
Anexo
Los siete pecados capitales de… José María Nieto: «El humor es el antídoto contra la desesperanza»
El humorista gráfico reformula los pecados capitales «como si fuese progre»: «Todas las debilidades morales están relacionadas»
José María Nieto es un genio del humor gráfico. El vallisoletano nos regala sus viñetas y su ingenio diariamente en las páginas de este diario y qué mejor excusa que el Día Internacional del Cómic (nosotros y Luis Alberto de Cuenca preferimos decir «tebeo gordo») para hablar con él.
-Nieto, querido, te perdono un pecado.
-¿Uno del que no quiera hablar?
-O del que precises absolución.
-Es que yo creo que los pecados capitales están muy vistos. ¿Por qué no reformulamos tú y yo la lista con los nuevos pecados, como si fuésemos progres?
-No me puede gustar más la idea. ¿Con cuál la encabezamos?
-El primero, yo creo, debería ser la desconsideración. Descuidar a los ancianos, no soportar a los niños, no prestar atención a las personas que nos importan… Me parece un pecado terrible.
-Y muy de nuestro tiempo.
-El segundo sería la mezquindad. No reconocer las cosas buenas en los demás, alegrarnos del mal ajeno, la cobardía de esconder nuestras debilidades y que no nos permite arriesgarnos, los vayapordelantismos…
-Cómo detesto los vayapordelantismos.
-Son mezquinos y nos empequeñecen.
-Y, casi siempre, detrás de un vayapordelantismo viene una turra.
-La turra sería el tercero de los nuevos pecados.
-Imperdonable.
-Además, es un pecado bienintencionado. Realmente el turras quiere redimir a la gente y, entonces, le da el coñazo muchísimo.
-Turra es una palabra preciosa y muy gráfica.
-Y muy de nuestro tiempo, también.
-¿Cuál podría sustituir a la lujuria?
-Pues yo lo llamaría «vigorexia», por ejemplo, y sería el miedo a envejecer, esos gimnasios y quirófanos llenos de gente queriendo gustar a toda costa. Me parece una debilidad moral terrible.
-Es curioso porque, además, no se hace por uno mismo, sino por el otro: se aspira a ser lo que se cree que otro va a desear.
-Eso, precisamente, es lo que nos lleva al quinto: la vanidad.
-La vanidad es terrorífica.
-Lo es. Esa desesperación por conseguir la aprobación ajena, el aplauso, el reconocimiento público.
-¿Podría ser el pecado mellizo del anterior, de la vigorexia? Aquel buscaría el reconocimiento ajeno del físico y este de lo intelectual.
-Sí, sí. De alguna manera, todas las debilidades morales, todas las flaquezas y todos los pecados, están relacionados.
-Pero la vanidad tiene la facultad de llegar a ser, en ocasiones, autodestructiva. ¿No crees?
-¿Que si lo creo? Tú y yo, Rebeca, hemos visto arder en llamas un palacio lleno de columnistas más allá de Orión.
-Ay, sí. Pero ahora necesitamos un sexto pecado.
-El servilismo. La sumisión dócil sin cuestionamientos, el ansia por agradar mediante el sometimiento. ¿Crees que existiría el populismo sin gente servil alrededor del líder, encantada de convertirse en esclavo?
-Difícilmente. Es como si el pecado de unos fuese el abono del pecado de otros
-Los peores pecados beben de la inseguridad y de la cobardía.
-Y nos falta uno.
-El último y más grave de todos sería la desesperanza. El pensar que esto no tiene arreglo, que va a acabar mal, que no hay nada que hacer…
-¿Y no hay antídoto?
-Sería el humor. Y esto nos daría para hablar muchísimo, pero yo creo que es mejor dejar al lector con ganas de más.
-¿Pero eso no sería un pecado terrible? ¿El octavo?
-No, porque hay esperanza. Se la dejó Pandora en la caja, envuelta en sonrisas.
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