Un nuevo éxito del diario asturiano La Nueva España, la mayor parte de televisiones se han hecho eco de su información sobre dos españolitos que se han ido a Ucrania a saciar sus ganas de hacer sangre. Algunas lo hacen sin citar la fuente, donde las dan las toman. Bastante dice de lo que hay en esas cabecinas el tatuaje del genocida Stalin que luce unos de estos protocriminales. Y a estas alturas quizá ya sobre el proto.
No pretendemos que este disparate no sea noticia, pero nos molesta profundamente el tono veladamente laudatorio y en todo caso acrítico de una crónica que escupe, además, sobre el particular significado que tiene la palabra brigadista en España. Aquellos vinieron a defender una legalidad subvertida, justo lo contrario de lo que hacen estos quintacolumnistas rusos en Ucrania, por mucho que el acceso al poder de los actuales dirigentes de ese país fuera escasamente democrático.
Por lo menos El País tiene la sensibilidad de titular la noticia ”Dos españoles se alistan en la milicia prorrusa mas peligrosa” evitando así profanar el término brigadista.
No es fácil fijar el tono con el que debe narrarse una noticia como esta, pero no estaría de mas ahorrarse la reproducción de declaraciones tan vergonzosas como la negación de que los prorrusos derribaran el avión malasio. Y esto dicho cuando las enormes trabas puestas por esos criminales para encubrir su fechoría aun mantienen sin enterrar a parte de las víctimas. Claro que como no había ningún asturiano en el pasaje eso no tiene ninguna posibilidad de seguir siendo noticia en nuestro diario local (para ser justos, ni en los demás).
En momentos así no cabe sino confirmar que la denostada clase política que tenemos no es sino un mero reflejo de la sociedad que los elige, periodistas incluidos. Y ya que hablamos de ellos, ¿habría solicitado el Psoe el reembolso de los gastos de repatriación desde Liberia si el enfermo de ébola hubiera sido un periodista?
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