Es curioso que las páginas del diario El País hayan acogido recientemente dos colaboraciones que nos
aproximan al concepto que hemos dado en denominar cretinismo excelente. Con el
definimos a quienes han alcanzado la citada excelencia en el alguna actividad, habitualmente
su profesión, a la par que muestran claros signos de tener poca valía como
personas, particularmente en términos morales. Y nos da que en tiempos en que prima lo epidérmico (“las imágenes han
reemplazado a las ideas” se dice en un artículo que en seguida les recomendamos) cada vez acceden a la categoría de famosos
mas personas cargadas de valores perfectamente despreciables.
El domingo era el casi siempre lúcido Mario Vargas Llosa quien desnudaba en su columna “Circo y periodismo” las miserias de Sean Penn convertido en representante de toda una categoría de
actores supuestamente “progres”. Además, y en eso discrepamos de Don
Mario, es hasta discutible la excelencia del mismo en la profesión. Basta repasar el repertorio
de papeles que ha sido capaz de recorrer en su carrera este diletante del periodismo empeñado en dar la brasa con sus fijaciones fálicas.
Algunos días antes era “El comidista” quien en su artículo “¿Vale la pena ver 'el xef'?” hacía evidente lo poco que hay de interés, al margen por supuesto de la
gastronomía, en la crestada cabeza de la gran vedette actual de la cocina española. Aquí sí que hay una contrastada excelencia profesional, pero montada sobre un ego
que pretende tener derecho a lo que le venga en gana. Algo que, afortunadamente, todavía puede
estrellarse contra un simple portero de un restaurante de Londres (enlace por si
no saben de que va). Menos mal que nos queda la vieja Britannia.
En otro orden de cosas bastante mas grave, nos viene a la cabeza
que el año pasado descubrimos que detrás del entrañable Bill Cosby hay un ser abyecto. La revista Ebony ilustró de maravilla el sentimiento de muchos remedando para ello otra cubierta suya de 1985 que también adjuntamos. Reparamos así el olvido que tuvimos en nuestra selección de mejores
portadas del año pasado.
Añadimos, ya para terminar, otra tapa sobre el asunto Cosby que ha recibido bastante mas atención mediática, la del semanario New York que muestra una fotográfica relación de víctimas (enlace a una versión en gran formato en la que son legibles los pies de foto).
Nos hemos quedado sin ganas de seguir desgranando la extensa lista de cretinos excelentes.
P.S.- Con posterioridad a la publicación del apunte hemos tenido conocimiento de una ilustración de John Cuneo que no llegó a convertirse en portada del semanario The New Yorker. Ahí se rajaron.
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