Comenzamos con un breve fragmento de una novela:
Regresó Laly con un
frasquito diminuto y un vaso de agua en la mano:
- A ver – dijo – , abre la boca.
Le puso a Víctor dos
comprimidos azules en la lengua:
- Bebe – añadió.
Víctor se ladeó
dificultosamente y bebió dos buches de agua. Laly depositó el vaso sobre el
cristal de la mesilla de bambú y ayudó a Víctor a acomodar la cabeza en la almohada.
Dani inspiró profundamente y Laly sonrió:
- ¿Tranquilo?
¿Qué están imaginando?, ¿quizá un menage a trois
con un vértice que flojea?
Para nada, simple descripción de la acción de acostar a un novelesco político
para que duerma la trompa que ha pillado. Pero nos ha llamado la atención sobre la
específica connotación que ha adquirido el color azul de una pastilla. En aquel entonces indudablemente un Valium, la droga médica mas popular de los setenta y ochenta (enlace para quienes quieran hacer memoria) que hoy muchos harían una inequívoca referencia a la Viagra. Uno de los pocos fármacos que ha sido portada de Time, concretamente del número del 4 de mayo de 1998.
El texto transcrito es un fragmento de “El disputado voto del señor Cayo”, una novela escrita en 1978 por Miguel Delibes. También es interesante mencionar un
detalle que ayudaría a realizar con bastante precisión la datación si no fuera bastante pista la temática basada en las primeras elecciones democráticas celebradas el año anterior. Se trata de la referencia incluida en el texto a
la entonces muy mediática “bomba de neutrones”. Un arma que se caracterizaba por combinar una gran letalidad
con un reducido poder destructivo de las cosas. Vean junto a estas líneas como destacaba Abc en abril
de ese año 78 la decisión del presidente Carter de renunciar a su desarrollo.
Finalizamos esta breve reseña literaria con una copia del artículo escrito en clave humorística que fue publicado por ese mismo diario en agosto de ese año bajo el título “Compre la bomba de neutrones por favor”. Creemos que es una buena ilustración de la popularidad alcanzada entonces por el hoy olvidado invento. Así que va a haber que ir
poniendo una nota al pie en las nuevas ediciones de esa excelente novela de
Delibes que tiene la virtud adicional de sacar los colores a los urbanitas sobre su brutal desconocimiento del vocabulario rural.
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