Defendíamos en el apunte Islamoetiquetas y lemas machirulos la importancia del miedo como mecanismo defensivo. Resulta muy duro, pero sería interesante preguntar, por ejemplo, a los pacientes del hospital de parapléjicos de Toledo si les habría gustado tener un poco mas de miedo antes de hacer lo que llevó a muchos de ellos a lesionarse irreparablemente. Y ello sin olvidar que, desgraciadamente, no pocos de los allí tratados fueron meros sujetos pasivos de la irreflexión+déficit de miedo de otros.
Hay que reconocer que el miedo no es un valor prestigioso en nuestra testosterónica sociedad. Por eso quizá sea útil aproximarse a la verdad peguntando indirectamente sobre el mismo. Y como dicen los psicólogos que solemos sobrevalorar lo que tememos, por más que diste de ser la única causa de las exageraciones que enseguida van a ver, nos ha parecido muy interesante un estudio demoscópico publicado hace ya algunos meses en el diario británico The Guardian. Se trata de uno dedicado al análisis de la percepción sobre el peso de la población islámica que tienen los ciudadanos de muy diversos países.
Más allá de los errores que puedan derivarse del reducido tamaño muestral, el que queremos pensar pueda estar detrás del disparate que resulta en Estados Unidos, es llamativo como en todo el mundo occidental se sobrevalora sistemáticamente la cuantía de la población musulmana. El caso más llamativo de Europa nos parece el de Francia donde la percepción media cuadruplica la realidad para cifrar la estimación de musulmanes en casi un tercio de la población.
Pero el desfase sería, en términos relativos, aun mayor en España donde la percepción septuplicaría la realidad. Hablamos en condicional porque es un desfase que hay que poner en cuestión a la vista del dato real que da el artículo Islam by country de la Wikipedia en inglés que utiliza una estimación de 2016 (fuente) que es casi el doble de la reflejado en el adjunto gráfico. El valor que este utiliza como real coincide sensiblemente con la versión en español del artículo anterior que refleja datos de 2011 tomados de una fuente diferente (unas discrepancias que son un punto débil de la enciclopedia internetal). Considerable lío este de los datos reales de población islámica.
Ya nos gustaría que la prensa e instituciones españolas se ocupará con más ahínco de cuestiones como estas. Porque tener que acudir a medios extranjeros en busca de este tipo de estudios pone de manifiesto lo rutinario del grueso del análisis sociológico que se realiza en España. Una demoscopia exageradamente centrada en la evolución de las opiniones políticas, lo único que parece interesar a muchos de quienes rigen nuestros destinos. Lúcidamente (anfibol.) lo expresaba ayer mismo el humorista australiano David Rowe con unas caricaturas de significados políticos australianos convertidos en polillas.
En cualquier caso, si realmente exageramos lo que tememos, está claro que en esto hay bastante miedo/por.
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