domingo, 17 de septiembre de 2017
La ‘payola’ y la ‘ignorola’
El viernes se publicó en El Mundo un interesante artículo titulado La radio inventó la 'Rueda': "Cedíamos nuestros derechos para sonar en los 40 Principales" en el que se ponen en relación dos perversas prácticas relacionadas con los derechos de autor que, sin embargo, presentan sensibles diferencias.
La 'Rueda' que ahora se investiga en la SGAE, es la apropiación fraudulenta de derechos de autor por medio de de versiones que reinterpretan conocidas piezas musicales. Una práctica que para ser rentable requiere la, obviamente, retribuida/sobornada colaboración de los programadores de fondos sonoros, sobre todo de televisión.
Pero la bien conocida, aunque silenciada, práctica que ahora se ha puesto sobre la mesa es, de alguna manera, mas artera. Porque fuerza la conformidad de los autores con una inmoral propuesta: las radios deciden lo que 'va a gustarle' a su audiencia en función de que se les cedan parte de los derechos (a perpetuidad).
Un perfeccionamiento que convierte en legal, por voluntaria y correctamente formalizada, la burda 'mordida' a los DJs que en Estados Unidos llamaron payola. Una denominación creada a partir de pay (pagar), por analogía con los en su día populares fonógrafos de la marca Victrola que dieron lugar a otras denominaciones comerciales como Gramola, Radiola o Motorola. Y hasta a nombres de bien conocidas salas como la madrileña Rockola.
Como realizamos la lectura de ese artículo pocas horas después de haber asistido perplejos a un noticiario de la televisión pública, queremos poner esas feas prácticas en relación con otra no menos deplorable que hemos dado en llamar la 'ignorola'.
Y es que en las Noticias 2 de la Primera cadena de TVE, alias 'La 1', del pasado jueves, vimos con estupor como en la sección dedicada a los deportes no se hacía la más mínima referencia a que en ese momento España estaba jugando frente a Eslovenia la semifinal del Europeo de baloncesto que acabaría perdiendo. Y no se nos ocurre otra explicación para ese silencio que el temor a que la mera mención del evento pudiera provocar que algún espectador decidiera cambiarse al canal privado que en esos momentos emitía el partido.
Menuda ética periodística la de los muy bien pagados informadores deportivos. Solo es noticia aquello de lo que 'tenemos', caben sujetos variados, los derechos de emisión.
Y eso en la pública.
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