Dimos inicio a esta trigésima serie el último día de octubre, una sabatina jornada en la que casi resultaba obligación emparejar dos de las muchas portadas que The New Yorker ha dedicado a las típicas celebraciones de Halloween. Y optamos por las versiones de "los asustadores asustados" [1] de Carter Goodrich (3/11/2008), en que los causantes del terror son unos disfraces representativos de los finalmente derrotados candidatos republicanos John McCain y Sarah Palin, y de Mark Ulriksen (5/11/2018), en cuya ilustración totulada “Boo!” es Donald Trump quien ejerce ese papel.
Aún disponíamos de una tercera versión, la de Robert Risko del año 1992 en que era el matrimonio Clinton, bien que con una poco reconocible Hillary, el que se encargaba de asustar, ya en un convencional reparto de papeles, a la entonces presidencial pareja Bush que los demócratas no tardarían en desalojar de la Casa Blanca.
Para nuestra tradicional celebración de Todos los Santos escogimos dos escenas de cementerio, las que tanto Rea Irvin (29/10/1949) como Chas Addams (8/7/1961) llenaron de espectros escapados de sus lugares de reposo.
Una tercera escena de cementerio ha podido verse en las portadas de la revista neoyorquina: la búsqueda de una desviada bola de golf representada por Whitney Darrow Jr (22/8/1959). Una creatividad que hace buena pareja con un tapa de Perry Barlow (11/6/1955) a la que ya dimos otra compañía en la 22ª septena.
El lunes formamos una segunda fantasmagórica pareja con ilustraciones de Mary Petty (22/1/1949) y Chass Addams (18/1953). Cabe destacar la afinidad formal del primero de esos espectros con el arte que decora la casa que habita. Una circunstancia que habilita a esa ilustración para formar también pareja con alguna artística ilustración como la de Richard Taylor del 9 de enero de 1937 (enlace a un apunte en el que aparece reseñada).
Aún hay una tercera espectral portada de Chas Addams, el concierto nocturno en un museo del 9/3/1987. Y una sexta fantasmagórica portada aparecida en The New Yorker es “Haunted House” (21/10/2013) de Mark Ulriksen. Una visión del Capitolio como casa encantada de la que salen los espíriritus del speaker republicano de la Cámara de Representantes John Boehne y del senador por Texas, también republicano, Ted Cruz. Una escenificación del bloqueo que provocó un cierre de la administración federal durante la presidencia de Obama (más detalles). La pareja de la electoral jornada del martes estuvo formada por las ilustraciones de Peter Arno (2/11/1940) y Arthur Getz (1/11/1952) en las que aparecen algunas de las señales antiguamente utilizadas contra la práctica de electioneering, la "persuasión" que fue habitual práctica de lo que podríamos denominar "piquetes informativos electorales".
Una portada que muestra el ejercicio de esa persuasión de última hora es la de la revista Liberty fechada el 9 de noviembre de 1940. Una ilustración de John Emery Clarke (1911-1990) sobre las elecciones del 5 de noviembre de 1940 en la que el demócrata Franklin Delano Roosevelt venció al republicano Wendell Willkie para convertirse en el primer y único presidente que ha dirigido el país durante un tercer mandato (y aún ganaría unas nuevas elecciones en 1944, pero solo pudo desempeñar el cargo durante unos pocos meses hasta morir el 12 de marzo de 1945).
Ese electoral martes tuiteamos una segunda pareja formada por la portada presentada el día anterior, “America in Line” de Barry Blitt (9/11/2020), que acompañamos con otra cola para votar, la de la única cubierta aportada a esta cabecera por Mark Alan Stamaty (9/11/1992).
Y nuevamente teníamos alguna otra opción, como la ilustración de Arthur Getz (2/11/1968) que a continuación presentamos emparejada con la única cola electoral que tenemos registrada en The Saturday Evening Post. La doble visión de Constantin Alajalov del 12 de noviembre de 1960 con la que daba cuenta de que aquellas elecciones celebradas el martes 8 eran las primeras en las que participaban Alaska y Hawái, que habían adquirido la condición de estados el año anterior.
La increíble reacción de Donald Trump declarándose vencedor cuanda aún había más de 20 millones de votos pendientes de escrutar nos llevó a recordar los muros que tanto gustan al presidente de Estados Unidos, esta vez erigidos entre los ciudadanos de su país: Bob Staake ('The Wall', 21/11/16) en la portada que The New Yorker utilizó para recibir la vitoria de 2016 y John Cuneo ('Walled In', 28/1/2019) con una referencia al enfrentamiento entre presidente y Congreso por la financiación de la construcción del muro fronterizo con México.
Hoy completamos septena con dos boxísticos cuadriláteros, uno de la ilustradora de origen húngaro Ilonka Karasz (8/3/1930), autora de nada menos que 185 portadas de la revista que nos ocupa, y otra de Erik Drooker (25/7/2016) con una metáfora del combate político que nos parece oportuna imagen para este momento. Pero quizá habría que pensar en reeditarla con una de esas modalidades de lucha en las que casi todo vale.
[1] El especial de Halloween de la francesa Spirou ha publicado hace unos días una notable pieza de esta categoría realizada por Arthur de Pins.
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