jueves, 24 de julio de 2014

Cuando las siglas son un obstáculo


La proliferación de las siglas a la que dedicamos un apunte por última vez en el pasado mes de febrero (Siglas al borde de la oficialidad lingüística) es un fenómeno imparable que, sin embargo, puede tener algunas consecuencias negativas. Así ocurre cuando entorpecen el conocimiento tal y como ponía de manifiesto el director general de la Fundación Línea Directa, Francisco Valencia, al presentar el estudio sobre la reducción de la siniestralidad en la carretera al que ya hicimos referencia en un reciente apunte que derivó por otros derroteros.

Retomamos hoy el análisis de ese informe para señalar que cuantifica en un 96%, o sea, casi todo el mundo, el porcentaje de conductores que no asocia con sus siglas los nuevos sistemas de seguridad disponibles para ser instalados en los automóviles. Tampoco nos lo ponen fácil los fabricantes que según nos dicen emplean hasta 67 siglas distintas para referirse a los cuatro estudiados:


“Frenado de Emergencia Autónomo” (la mas común es AEB por Autonomous Emergency Braking)
“Ayuda al Mantenimiento del Carril” (id LKA por Lane Keeping Assist)
“Detección de Fatiga” (id DDD por Driver Drowsiness Detection)
-"Monitorización de Ángulos Muertos” (id BSM por Blind Spot Monitoring).

Una particularidad del estudio al que estamos haciendo referencia es que mete en un mismo saco realidades muy diferentes puesto que, como puede verse en el gráfico que se acompaña, el potencial estimado de ahorro de víctimas convierte al AEB en el sistema que merecería ser potenciado con prioridad, máxime si se tiene en cuenta que entre todos incrementan significativamente el coste de un vehículo medio (el precio del mismo anda en España sobre 20.000 euros, así que mientras no bajen sustancialmente los de esas opciones tardaremos en ver esos sistemas en las gamas inferiores).



Aparte de la sospechosa igualdad de eficacia frente al número de accidentes (3%) de tres de los sistemas también hay que reseñar que la horquilla de entre 45 y 3.300 euros de los DDD bien merecía una nota al pie. Sentimos no poder darles mayores explicaciones de como se detecta la fatiga con 45 euros, pero en caso de ser mínimamente eficaz Tráfico debería ponerse manos a la obra con urgencia una vez que los autores del estudio, sorprendentemente, pasan de ello. ¿Esto no va de salvar vidas?

Lo que sí parece claro es que necesitamos que los chicos de marketing se estrujen un poco la mollera y busquen unos nombres comerciales atractivos porque parece que la seducción de las siglas de momento no da para mucho mas en el mundo del automóvil.

¿Qué tal "sueñómetro" para el DDD?


Ya pueden continuar con su curso intensivo a distancia de interpretación de balanzas fiscales. Es lo que tiene vivir en el país que, entre todos los del mundo, probablemente requiere mejor preparación para poder ser entendido.

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