No somos excesivamente partidarios del recurso a la arroba para denotar la dualidad de género, pero es que en lenguaje políticamente correcto el título del apunte de hoy sería un farragoso "Gordos y gordas y flacos y flacas". Y si lo hubiéramos titulado "gordas y flacas", que es lo más descriptivo de su contenido (8 pares de ellas frente a 4 de ellos), igual nos caía una colleja por no utilizar el género por defecto.
El caso es que veíamos el pasado lunes como James Gillray sacó humorístico partido en diversas ocasiones de la contraposición de gordos y flacos. Nos dejamos ya de arrobas tipográficas. Un cliché que resulta especialmente expresivo cuando se dota a los personajes de la misma vestimenta, como ese artista inglés hizo en el adjunto grabado titulado "Following the Fashion" (1794).
El texto del pie es el siguiente:
'Short-bodied gowns', a Neo-Classical trend in women's clothing styles
(left) 'St James's giving the Ton, a Soul without a Body';
(right) 'Cheapside aping the Mode, a Body without a Soul'
o sea:
Vestidos de talle corto, una tendencia neoclásica en la vestimenta femenina
(izda) St. James [el Londres atildado] marcando el tono, un alma sin cuerpo;
(dcha) Cheapside [una calle de la City, o sea, los nuevos ricos] "moneando" la moda, un cuerpo sin alma
El caricaturista inglés George Cruikshank también sacó partido de esa contraposición para ilustrar la ele de su alfabeto de 1839. Y anteriormente, en octubre de 1810, se había publicado la versión de Thomas Rowlandson en la que el redondo era el caballero.
Después de haber visto como reverencian los humoristas británicos, y algunos que no lo son, a los maestros de su profesión, es duro reconocer el olvido en el que aquí han caído muchos grandes creadores. Como es el caso del poco recordado pintor y caricaturista español emigrado a Francia Francisco Ortego (1833–1881) sobre quien pueden leer en Tebeosfera una documentada monografía realizada por José Orcajo.
Pero donde esa composición se hizo realmente popular fue en el cartel publicitario que realizó en 1871 para los chocolates Matías López. Una creatividad de la que hubo una versión posterior con una tercera pareja que, sin embargo, ya no lleva la firma de Ortego.
En este punto vamos a salirnos un poco del guión que nos marca el título de hoy para reseñar el trasunto patrio del concepto, pero basado en la estatura, que fueron Tip y Coll. Y es que estos, de conformidad con el cliché que repasamos, cuidaban más que sus antecesores norteamericanos la identidad de su indumentaria en forma de riguroso frac, aunque con un toque diferencial en los sombreros.
La comicidad de la contraposición de estaturas ha sido explotada por numerosas parejas de humoristas como en España también fue el caso del Dúo Sacapuntas. Pero esto ya es otro cliché, el que podemos llamar "mi pequeño alter ego", del que nos ocuparemos otro día. Les dejamos como aperitivo una de las muchas interpretaciones del mismo en forma de madre e hija que el ilustrador Al Parker llevó a la portada de la revista Ladie´s Home Journal.
Volvemos al cliché gordiflaco para constatar que la aplicación del mismo tiene como sujeto mayoritario a las mujeres. Así pudimos comprobarlo con algunas portadas incluidas en el apunte "Tuquoques fashionistas" (complementado con el titulado "Unos 'tuquoques fashionistas' más") que hoy traemos de nuevo: Peñarroya en Tío Vivo en 1961 e Ian Falconer, cargando más las tintas en el tipo que en el peso, en The New Yoker del 12 de setiembre de 2012.
Pero en esto, como suele decirse, la realidad supera la ficción. Y ello sin perjuicio de cual sea la versión que cada quien prefiera.
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