viernes, 18 de noviembre de 2016

Palabras de la posverdadera semana 46


La celebración en Marrakech de la climática conferencia llamada COP22, mira que todavía no se ha animado ningún wikipedista a crear un artículo en español, invitó a Fundéu a comenzar la semana con 14 claves de redacción sobre el cambio climático. A tiempo para que la prensa reseñe con propiedad las conclusiones de ese evento que se clausura hoy, pero no sin cierto retraso respecto al inicio, porque los representantes de los 196 países participantes llevan en Marruecos desde el día 7. En la era del correo electrónico, ¿no habría que llevarse las cosas mas trabajadas de casa?

Lo que no nos explican es por qué la duodécima reunión del Protocolo de Kyoto se abrevia como CMP 12 mientras que la primera del Acuerdo de París es CMA 1. Menuda sopa de letras resultan estas reuniones climáticas. Ya veremos que sale de ahí aparte de unas considerables facturas hoteleras.

Tras recordarnos, también el lunes, la correcta acentuación de la capital búlgara Sofía, los de Fundéu se aplicaron al día siguiente a dejar constancia de la ampliación de los significados de saga. Pero, sorprendentemente, sin hacer mención alguna al moderno uso para denotar un corte o bochorno que tanto éxito tiene entre el segmento mas joven de los hablantes.

En el ecuador semanal dejaron constancia de que el Drae ya recoge para sensible el significado ‘delicado, que por su naturaleza debe ser tratado con especial cuidado’ que nos ha colado el inglés. Una mas.

La bastante discutible elección que el Diccionario Oxford ha hecho de post-truth como "palabra del año", ¡hay que ver que madrugadores estos ingleses!, motivó un apunte recomendando adaptar ese anglicismo como posverdad. Lo definen como lo ‘relativo a las circunstancias en las que los hechos objetivos influyen menos a la hora de modelar la opinión pública que los llamamientos a la emoción y a la creencia personal’ traduciendo literalmente lo que dice el Oxford.

A nosotros se nos hace un innecesario eufemismo para eludir el uso de la palabra mentira. Y es que cada vez soportamos menos llamar a las cosas por su nombre. Por ejemplo, las explicaciones de Ramón Espinar, qué fueron para vd. ¿posverdad o mera falsedad? De las contabilidades de cargos del mozo hablaremos otro día. Ese brutal 2+1 = 2. Mas posverdad. Mientras la indignación domeñada trague, el como papá.

El suplemento Verne también le dedica una entrada a la elección del Diccionario Oxford en la que se aprovecha para comentar los otros nueve finalistas. Estaremos un poco, o bastante, hartos de ella, pero no cabe duda de que la palabra del año ha sido, en inglés y en español, el malhadado brexit. Pero ya no vende mentarla, aunque para no resultar absurdos del todo han colocado el poco oído brexiter como finalista. Lo suyo es vender diccionarios.

También nos ha sorprendido la ausencia de zyka en esa lista de finalistas. Al final, lo de siempre, como ya señalábamos en el apunte dedicado a comentar su decisión del año pasado (Dígalo con emojis), el problema es que no está muy claro a qué llama cada quien "palabra del año".

Ahora a ver por donde salen los de Fundéu en la elección del término español cuya comunicación suelen aplazar hasta el último día del año. Pueden entretener la espera recordando en nuestro apunte "Ya tenemos la palabra de 2015 y la primera candidata para 2016" la mas emocional que lingüística elección de 2015. Luego posverdadera. Y mira que al final vamos a terminar sacándole jugo al palabro.

El propio jueves publicaron los urgentes un segundo apunte con la recomendación de llamar deuda reestructurable a la que el inglés denomina deuda bail-in. No vemos que refleje bien lo traducido, máxime en un país que ha sufrido los eufemismos económicos en esa artera forma de bail-in que son las participaciones preferentes. Preferencia para no cobrar. Ahí sí que anduvo trágicamente coñón el oficiante del bautismo de la cosa. A ver si aprendemos que, en asuntos de dinero, eufemismos los menos.


Para terminar su semana nos recomendaron utilizar bluf y blof en vez del anglicismo bluff para hacer referencia a los montajes y fanfarronadas que muy oportunamente ilustran con una foto del pequeño Nicolás. Les habríamos prestado con gusto nuestra versión del personaje.

El Laboratorio del lenguaje del Diario Médico publicó el pasado sábado una entrada en la que se recordaba "El libro del convaleciente" que Jardiel Poncela publicó en 1937 como personal contribución al alivio de los sufrimientos de la guerra civil. Y hablando de Jardiel y posverdad, aprovechamos para recomendarles el apunte ¿Nos hace estúpidos la política? del blog de Manuel Conthe.

Lo médicos lingüistas contribuyeron el lunes al Día Mundial de la Diabetes con un apunte sobre la llamada diabetes mellitus. En el mismo llama la atención Fernando A. Navarro sobre la discordancia de género que se produce en español donde el sustantivo diabetes es femenino mientras que el adjetivo latino mellitus es masculino. Algo que no ocurre en inglés donde ambos términos tiene el mismo género.

Lo que vemos improbable es el triunfo de alguna de las propuestas que formula para enderezar el entuerto. Pero en estos tiempos en que todo se patrocina admitiríamos "diabetes melita" si el homófono fabricante alemán de cafeteras, que no homógrafo, se animara a contribuir con algunos dinerillos a combatir esa cada vez mas extendida enfermedad.

El tercer apunte de la semana de ese blog, el titulado dedo plesímetro, ya fue muy médico. Y referido, además, a técnicas que ni si quiera conocen los modernos graduados. Solo para viciosos del lenguaje.

Finalizamos con el interesante neologismo escogido por el Cervantes que ha sido vintage. Nos ha gustado como explica Dª Dolores Azorín el recorrido semántico que ha tenido ese anglicismo hasta adquirir un uso que cada vez excluye mas el definitorio rasgo ‘de excepcional calidad’. 

No estaría de mas recuperar el uso de retro, como bien postula Fundéu, para referirnos a lo que símplemente imita o evoca un tiempo pasado. Como, por ejemplo, ese presidente de comisión parlamentaria que se ha empecinado en colocar el PP.

¡Joder con las actitudes dialogantes posverdaderas!







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