Está próximo a finalizar el áspero culebrón en que se ha convertido la campaña presidencial de Estados Unidos. Y encima la presencia de Pedro Sánchez, aunque sea en la ciudad equivocada, no permite descartar el riesgo de trumpazo. Si al menos se hubiera llevado a Rufián para que preparara a su apoyada unas palabras finales.
Da para pensar la incapacidad de los partidos políticos para producir candidatos aceptables para una amplia mayoría. Lo pensamos ahora en clave americana donde millones de electores van a votar el disparate Trump símplemente porque no soportan a la sra. Clinton. Y menuda tragedia es que los republicanos no hayan sido capaces de evitar tan infumable candidato. Pero es que encomendaron el asunto a gentes como el tercer Bush.
También es muy significativo que la prensa haya hecho campaña prácticamente en bloque contra el republicano, por lo que aun sería mas estupefaciente que consiguiera ganar. De hecho, nuestra querida The New Yorker le ha dedicado nada menos que siete críticas portadas, seis de ellas en este 2016, convirtiéndole en el personaje mas representado en sus tapas después de su ficticio representante Eustace E. Tilley y de Obama (ver colección).
Como puede verse a continuación, tan solo una de ellas ha sido compartida con Hillary quien, en cambio, tan solo ha tenido una en exclusiva este año y otra el pasado, por supuesto ninguna de ellas crítica. Adicionalmente, también obtuvo una segunda cubierta en 2015 en la que se destacaba su papel de única mujer aspirante a la presidencia.
Pasamos a proponerles que traten de adivinar cual de todas esas tapas realizadas por Barry Blitt es la que se presume que ha molestado mas a Trump.
No olvidemos la del año pasado que es la adjunta reseña de su zambullida en la contienda por la candidatura republicana. Nuestra favorita, por cierto.
Antes de ir con la repuesta, vamos a repasar las de Hillary Clinton que ya ven como aparece bastante poco visible en una de las del año pasado. Las complementamos con otra del año 2000 en la que se la convertía en equitativa forofa de los dos grandes equipos de béisbol neoyorquinos. Buena representación de eso que aquí llaman ser un político de raza.
Hay que estar un poco al corriente de los entresijos de la política americana para escoger la portada de la mano como la mas ofensiva para Trump. Y no lo es por los detalles quirománticos, sino por los significativamente cortos dedos representados por Barry Blitt. Ellos son los que la convierten en una inequívoca alusión al magnate metido a político.
Y es que en esta enfangada campaña, el tamaño de los genitales del candidato republicano ha jugado un destacado papel. Menos sutilmente lo expresó en su portada el New York Post el 4 de marzo aprovechando que en un mitin encaró el asunto preguntando a la concurrencia si sus manos le parecían pequeñas.
El asunto arranca en los años 80 cuando la revista Spy empezó a decir que Donald Trump era “un tipo vulgar con los dedos cortos”. La portada que le dedicó esa publicación puede verse en el apunte "Lo que puede caernos encima (I)" a cuya segunda parte conduce el siguiente enlace (y un tercer apunte sobre portadas de ese candidato está aquí). Desde entonces, ese ha sido un tema sensible para el millonario que fue utilizado por su rival a la nominación republicana Marco Rubio para sugerir que sus atributos genitales también lo eran.
En un mitin celebrado en Virginia en el verano de 2015, Rubio, harto de que Trump se refiriese a el como "el pequeño Marco", se despachó diciendo que, efectivamente, su rival medía casi uno noventa, y por eso no entendía por qué tenía las manos de una persona de menos de uno sesenta. Una duda que remató con un demoledor "y ya sabéis lo que dicen de los hombres con manos pequeñas...pues podéis creerlo". Añadimos un enlace a una explicación mas detallada, en inglés, de aquella calentura de boca donde se incluye el video de la intervención.
Ya ven que no es Echenique el único apelador a la minga en el mundo de la política.
Apostilla en clave nacional: ¡Ay de esas asociaciones de padres antideberes que, trágicamente, se equivocaron de huelga! (enlace a nuestra opinión sobre el asunto)
Qué bien habría venido que hubieran instigado una de botellón.
Apostilla de la apostilla: coincidimos lo suficiente con lo que dice Santiago González en su artículo "El mar en la botella" como para desistir de escribir un apunte sobre la desgracia de Laura.
Aporta, además, D. Santiago algunos interesantes detalles, como esa hermana de de 15 años que estaba de fiesta en Barcelona, que nos confirman la temeridad de la posible denuncia al ayuntamiento.
Resulta aplicable mucho de lo dicho en el apunte de agosto "Reacciones irracionales ante el dolor".
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